El presidente de la Asociación Boliviana de Aseguradoras (ABA) proyecta los cambios que ocurrirán en el sistema asegurador nacional con la aprobación de un reglamento que permitirá la regulación de clínicas, centros médicos, universidades y empresas nacionales y extranjeras que ofrecen seguros prepago en Bolivia.
El 9 de octubre, la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS) emitió la Resolución Administrativa 1363, que aprueba el reglamento para Entidades Prepago de Salud, una asignatura pendiente para el desarrollo de ese mercado luego de la aprobación de la Ley 1883 de Seguros, promulgada en junio de 1998. La norma aún no es de conocimiento público y su contenido promete causar una revolución en el sistema asegurador nacional, en especial en el sistema prepago, conformado hoy por clínicas, universidades y otras empresas nacionales y extranjeras. Estos negocios ofrecen directa o indirectamente prestaciones destinadas a la atención o tratamiento de la salud de las personas por un pago anticipado, servicios que durante el periodo del contrato pueden ser utilizados o no por el cliente.
— ¿A qué apunta esta resolución emitida por la APS?
— La Ley 1883 menciona que el sector asegurador de Bolivia se ordena en seguros de personas, generales, de fianzas y de prepago. Así que lo que se ha normado, y estaba pendiente desde hace 20 años, es el sistema prepago de salud. Hasta el 9 de octubre de este año, cuando se generó esta resolución, el sector no tenía un reglamento para el prepago, todo el sistema prepago de salud en Bolivia era informal. Por lo tanto, las compañías aseguradoras ven con beneplácito que por fin se haya formalizado todo ese sistema, que también generaba una competencia desleal a las compañías y representaba un potencial problema para el Estado y para los asegurados. Sin embargo, creemos que la norma se puede mejorar, porque todavía existen algunas cosas que el sector mismo va a ir perfeccionando en el tiempo. Lo importante es que (la regulación) ya está en marcha y que las compañías de seguros y las empresas prepago podemos competir en condiciones —podemos decir— similares en el mercado formal (...). Ahora tenemos un marco definido que nos deja tranquilos a los usuarios, a los accionistas y al Estado.
— ¿Por qué las compañías de seguros enfrentaban una competencia desleal por parte de las empresas prepago?
— Porque había más exigencias económicas, financieras, técnicas y operacionales para las compañías de seguros que para las empresas de prepago. En lo económico, nosotros, por ejemplo, necesitamos tener un capital mínimo para operar, ellos no. También declaramos ante un ente fiscal todos nuestros ingresos y egresos. En seguros, igual que en toda entidad financiera, el capital, los recursos patrimoniales y las reservas son muy importantes para cualquier usuario que va a ser indemnizado en un servicio. Las prepago no llevan a reserva sus ingresos, nosotros sí. Y eso es importante porque el llevar los ingresos y siniestros a reserva significa que los accionistas tienen que tener mucho más capital y eso significa mayor protección para los usuarios en caso de cualquier inconveniente (...). En un momento dado, si una clínica entra en default (incapacidad de cumplir con las obligaciones financieras), no hay cómo respaldar los servicios que ya le vendió al usuario y esa es una de las desventajas que tenía el sistema prepago antes de la normativa (...). Por otro lado, nuestros contratos de seguros son supervisados por el Estado y los productos que vendemos han sido aprobados por la APS. Los contratos de las prepago, en cambio, no se registran en ninguna entidad del Estado y pueden cambiarse a favor de esas empresas y, muchas veces, en detrimento del usuario. Una tercera diferenciación es que cuando nosotros damos un servicio esa cobertura de seguro responde a parámetros técnicos, a cálculos actuariales y matemáticos que nos permiten llegar a un precio. En cambio, las prepago, si lo hacían, nunca justificaron ante ninguna entidad cómo respaldaban sus precios y la probabilidad de ocurrencia de sus servicios, algo que nosotros sí hacemos.
— ¿Cuál es el plazo para que las empresas prepago se adecuen al nuevo reglamento?
— Son 120 días a partir de la promulgación de la norma, o sea que hasta enero del próximo año el sistema prepago debería tener ya sus primeras empresas reguladas por la Autoridad de Pensiones.
— ¿Cuando habla de las prepago a qué empresas se refiere?
— Las más conocidas, las que tienen mayor cantidad de usuarios son las clínicas. Hay también empresas que no son clínicas y que ni siquiera son bolivianas con un capital por debajo de los $us 20.000, empresas argentinas, ecuatorianas y mexicanas que están en Bolivia ofreciendo este tipo de productos, inclusive a través de la banca, y que están generando una confusión completa. También hay firmas nacionales relacionadas con la clínica, como centros médicos odontológicos que ofrecen planes de salud. Todas estas empresas deben regularizar su situación. Si —por ejemplo— el dueño de uno de estos centros odontológicos cierra su consultorio y se va del país, qué pasaría con el asegurado que contrató el servicio prepago por dos años: eso es lo que estamos protegiendo con esta norma.
— ¿También hay universidades...?
— Sí, yo conozco un par de universidades en el eje troncal que ofrecen seguros a través de los ingresos que les cobran a sus estudiantes. Cuando se cumpla el plazo de adecuación, en enero, vamos a pedir a la autoridad del sector que publique la lista de empresas prepago que han regularizado su situación y en ese momento nosotros como ABA haremos pública la lista de las empresas que consideramos que aún no se adecuaron a la norma. No sacamos la lista ahora porque no es momento de generar conflicto, sino más bien soluciones. No quisiéramos generarles a estas empresas un problema con sus usuarios, una corrida, esa no es la intención de la norma ni del sector asegurador. Por ahora es mejor que el ente regulador haga su trabajo, la APS les ha dado 120 días para regularizarse, después de lo cual podrá intervenir con fuerza pública cualquier empresa no regulada, cerrarla, clausurarla. En ese momento el sector asegurador va a solicitar a la APS la intervención que corresponda.
— ¿Cuál será el impacto de esta normativa en el crecimiento del rubro asegurador y en los servicios para el usuario?
— Con esta normativa, de hecho va a haber un crecimiento en el sector. A las empresas formales (17) se van a sumar ocho o 10 instituciones o clínicas (prepago) que no estaban reguladas. Y la Asociación tiene las puertas abiertas para recibirlas, para lo cual tenemos que adecuar nuestros estatutos y reglamentos. Así, cuando miremos las cifras de la APS, el sector asegurador va a crecer el número de entidades y en cantidad de primas declaradas. Lo positivo para el usuario: hoy por hoy, muy pocos de los usuarios del sistema bancario, telefónico y de seguros tienen el cuidado de leer todas las condiciones de los contratos que firman, por lo que es necesario que —en este caso— la APS norme esos documentos y los revise, para proteger al asegurado, y hacer que esos contratos se cumplan y para que haya un equilibrio en el beneficio para aseguradoras y asegurados. Otra ventaja es que la supervisión protegerá al usuario en caso de quiebra, de un mal servicio que esté dando una prepago.
— Mientras se vayan adecuando a la norma, ¿las prepago van a poder realizar alianzas con las compañías del sector para continuar con sus operaciones?
— Por supuesto. Yo creo que lo que se va a generar son oportunidades de negocios, de incorporación societaria, de fusiones o adquisiciones, ya sea de compañías de seguros a las prepago y viceversa. Eso es lo que ocurre en cualquier mercado que comienza a regularse y cuando no existen los capitales o la tecnología para poder sostener las operaciones. El sector regulado significa para las clínicas y las prepago un manejo distinto de su negocio, hay un know how (conocimiento técnico y administrativo), un capital, una tecnología que ellos también tienen que desarrollar, eso genera una oportunidad tanto para el sector asegurador como para el sistema prepago a fin de impulsar alianzas estratégicas. En realidad, todas las compañías del sector tienen el capital, la tecnología, los recursos y ellos poseen toda la parte de producción de servicios, la clínica, la infraestructura, los equipos, los médicos y eso va a ser también beneficioso para el usuario, porque van a poder juntarse el que comercializa y administra riesgos con el que produce el servicio. Esta es una nueva oportunidad y una nueva forma de hacer negocios en Bolivia. Estoy seguro de que muchas compañías de seguros ya han comenzado a conversar con clínicas o empresas prepago para poder dar el servicio, eso es un hecho.