Las tiendas de Harajuku, el barrio más "fashion" y uno de los más extravagantes de Tokio, han tomado buena nota de lo que demanda este nuevo cliente, que recorre sus calles en busca de un nuevo elemento con el que poder personalizar su kimono.
Los convencionalismos y formalidades a la hora de vestir el kimono no amedrentan a los jóvenes japoneses, que cada vez con más frecuencia reinventan su estilismo vistiendo el traje tradicional nipón acompañado de accesorios occidentales.
Verlos combinando esta indumentaria con elementos contemporáneos de la moda como bolsos, deportivas o sombreros es cada vez más habitual, una práctica que hace tiempo habría resultado impactante, pero que está cobrando fuerza entre las nuevas generaciones.
Las tiendas de Harajuku, el barrio más "fashion" y uno de los más extravagantes de Tokio, han tomado buena nota de lo que demanda este nuevo cliente, que recorre sus calles en busca de un nuevo elemento con el que poder personalizar su kimono.
Sustituir el tradicional "obijime" para sujetar el "obi" (fajín) por un lazo o utilizar el kimono sobre una parka ya no parece una idea inapropiada, e incluso los grandes almacenes han visto el filón en este cambio de tendencia y proponen nuevas maneras de vestir el kimono.
Abierta en octubre de 2013, Hanamusubi es una tienda que se ubica en los grandes almacenes Mitsukoshi, el establecimiento de Japón con más tradición en el negocio de los kimonos.
Allí ahora se ofrecen kimonos listos para vestir por 40.000 yenes (US$368 o 286 euros), rompiendo con el concepto popular de que son caros.
Además, venden broches hechos con "washi" (papel japonés) y otros abalorios para adornar el kimono, un gesto considerado tradicionalmente un tabú.
Esta idea responde al deseo de introducir una nueva cultura del kimono a la vez que se preservan sus encantos tradicionales, para atraer a los jóvenes y animar a la gente a lucirlo sin preocuparse por el qué dirán.
Esta prenda ha permanecido inalterable a pesar de los cambios en la moda, y la que otrora fuera la vestimenta del día a día para los nipones ha relegado su uso a festivales, bodas u ocasiones como el "seijinshiki" (ceremonia de la mayoría de edad que celebran al cumplir 20 años) y las fiestas de graduación.
La transformación del estilismo del kimono demuestra que estos convencionalismos que hacen hincapié en los modales y la etiqueta coexisten hoy con enfoques innovadores, como apunta la socióloga Stephanie Assmann en su artículo "Between Tradition and Innovation: The Reinvention of the Kimono in Japanese Consumer Culture" (2008).
Assman concluye que el uso de esta prenda "se ha convertido en un símbolo comunicativo para transmitir una actitud individual hacia las convenciones sociales y la identidad nacional".
Una de las formas más innovadoras de reinventar el kimono es crear acontecimientos sociales en las que vestirlo, como el Kimono Jack, un evento promovido por amantes de esta prenda que invita a vestirla en lugares públicos sin preocuparse por los códigos de etiqueta.
La iniciativa, puesta en marcha en Kioto por Mihiro Akagi en 2010, se celebra ya en 16 ciudades del archipiélago nipón y ha trascendido sus fronteras, llegando a países como Australia, Reino Unido y Holanda, que encuentran en las redes sociales un efectivo poder de convocatoria y difusión.
Akagi, de 39 años, considera que esta revitalización es "necesaria para preservar la transmisión del uso del kimono".
Una prenda considerada en muchos casos símbolo de identidad nacional, que cayó en desuso con la llegada de la modernización y la aceleración del ritmo de vida en Japón, pero que los jóvenes están recuperando con un toque muy personal.
* Crónica EFE