El nuevo Ministro de Salud de Colombia se refiere a los desafíos de su nuevo cargo y los cambios que necesita el país.
Hace ocho años, el sistema de salud colombiano era un paciente en cuidados intensivos al borde del colapso. El exministro Alejandro Gaviria concentró sus esfuerzos en estabilizar las venas rotas por las que se estaban desangrando las finanzas e intentó dejar un sistema fuera de peligro. Juan Pablo Uribe, nuevo ministro de Salud y Protección Social, sabe muy bien que la tarea aún es delicada.
Con su experiencia en salud pública, prevención de enfermedades, gerencia hospitalaria y finanzas, este médico antioqueño le contó a El Espectador que “quiere darle salud al sistema de salud”. Para empezar, dice que es tiempo de cambiar el lenguaje de “confrontación” y “batallas” por uno de trabajo en equipo y equilibrio.
-¿Cómo fue el aterrizaje en el Ministerio?
-Llegué con la fortuna de haber estado en el sector toda la vida desde distintos ángulos y de haber trabajado con el ministro Gaviria y su equipo con mucha intensidad y mucha generosidad en un tiempo breve.
-Hace poco dijo que el déficit del sistema para el próximo año puede ser de $3 billones (US$ 1.000 millones) y, si se acumulan las deudas de años anteriores, puede ascender a $10 billones (más de US$ 3.000 millones). ¿Cuál es el antídoto para ese problema?
-Primero, hay que aclarar las cifras. Tenemos un desequilibrio operativo y uno estructural acumulado. En los presupuestos de cierre para el 2018 y para el 2019 podemos anticipar un déficit cercano a los $3,5 billones (US$ 1.171 millones) en distintas líneas presupuestales. La más importante tiene que ver con los recobros No POS que tiene que financiar la nación a través de la Adres. Además, hay unas deudas acumuladas de la Adres con las EPS, de los departamentos con las IPS, de las EPS con las IPS y de estas últimas con los proveedores. Las cifras varían, pero superan los $10 billones (más de US$ 3.000 millones). Los antídotos son varios: una primera medida de choque tiene que ver con inyectarle liquidez al sistema, con un esfuerzo presupuestal para el cierre de este año y el año entrante. Otro, encontrar mecanismos para darle valor a esa deuda e irla reconociendo. No hemos estructurado eso todavía. Es un trabajo con el Ministerio de Hacienda y donde podemos empezar por recobros No POS, que es lo que el Adres les debe a las EPS.
-La experiencia ha demostrado que es muy difícil llegar al Congreso con reformas. La de la salud del anterior Gobierno quedó a mitad de camino. ¿Hay alguna que usted quiera adelantar?
-Queremos tomarnos dos o tres meses para terminar de estructurar aquellas reformas que deben pasar por el Legislativo y las que deben integrarse al Plan Nacional de Desarrollo. Nuestro sistema tiene unas fortalezas muy grandes, pero tiene unos dilemas que no ha podido resolver. Algunos de ellos van a requerir reformas de ley, pero otros los vamos a poder mover a través de decretos y resoluciones. Por ejemplo, hay que seguir avanzando en la delimitación del derecho a la salud en Colombia. En el tema de las exclusiones y la ley estatutaria hay que encontrar una forma de acotar estos recobros del No POS que siguen comprometiendo el POS. Es decir, los servicios extraordinarios para individuos no deben comprometer los servicios esenciales para todos.
-Una de las batallas perdidas del anterior ministro fue impulsar un impuesto a las bebidas azucaradas. El actual presidente fue un férreo opositor a esa medida. ¿Cree que vale la pena dar esa pelea de nuevo?
-Creo que el sector no debería ser un sector de batallas. Quiero cambiar esas expresiones semánticas. Para este sector es de gran interés, y de responsabilidad, la creciente incidencia de enfermedades crónicas no transmisibles en nuestra población. Las enfermedades asociadas a la obesidad, como la hipertensión, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, son muy importantes. Lo que queremos hacer es armar una política integral contra la obesidad y el sedentarismo que debe combinar distintas herramientas: una de ellas podría ser un impuesto a las gaseosas y bebidas azucaradas, pero hay muchas otras estrategias que deben incorporarse para buscar estilos de vida saludables.
-Eso está conectado con otra intensa discusión: la de la comida chatarra. Siempre va a haber mucha oposición y “lobby” por parte de algunas industrias, porque esas medidas de salud afectan sus ventas. ¿Cómo se puede trabajar mejor con los gremios?
-Primero, la responsabilidad del Ministerio es buscar el bien público en la salud. Segundo, en casi todos los temas de salud debe haber una concertación y una evolución hacia una mejor salud pública que también se afianza en la industria. Sin ella tendríamos una profunda debilidad en salud pública. Un ejemplo es la industria farmacéutica y las vacunas. ¿Qué haríamos sin desarrollos innovadores en vacunas? La industria de los alimentos debe continuar la evolución, entre otras cosas porque los consumidores quieren comida más sana y alternativas más adecuadas para sus preferencias de consumo, donde calidad de vida y salud pesan más. Hay otros instrumentos para mejorar: la educación y escogencia alimentaria. Vamos a trabajar en ellas.
-Hay un reto difícil de resolver: lograr un modelo de prevención y de atención primaria. Pareciera que estamos muy lejos de lograrlo. ¿Cómo avanzar en ese sentido?
-Es cierto que estamos haciendo muy poca prevención y promoción. Estamos invirtiendo muy poco en ello. Así que lo primero es mirar los recursos que tenemos disponibles. Hay dos fondos interesantes para evaluar su efectividad en la contribución de una mejor promoción y prevención de la enfermedad. Uno es la fracción de la UPC que todos los meses pagamos para promoción y prevención. La pregunta es qué estamos haciendo con esos recursos, que pueden sumar $500.000 millones (US$ 167 millones) al año. ¿Cómo logramos que estén alineados en las prioridades de salud pública y se traduzcan en intervenciones efectivas que mejoren el estado de salud de la población? La idea es entender cómo se están aplicando esos recursos y vigilar que tenemos un acuerdo sobre la efectividad de su uso.
Lo segundo tiene que ver con los territorios. Los departamentos y los municipios tienen recursos para PIP y los deben contratar en los programas de intervenciones colectivas, PIC. ¿Qué hemos encontrado en estos 15 días, luego de ir a seis sitios distintos de Colombia? Que se están subejecutando esos recursos. Entonces hacemos poca promoción y prevención, tenemos pocos recursos para hacerlo, y los que tenemos no los estamos ejecutando. Lo segundo es que cuando se ejecutan, se ejecutan sin efectividad.
-Muchas instituciones de salud han sido capturadas por grupos políticos. Durante estos años se hizo algún intento de recuperar el Invima, el Instituto Nacional de Salud (INS). ¿Cómo mantener el control?
-He encontrado un INS muy fuerte. Es una fortaleza que debemos preservar, y seguir creciendo. Con el Invima tenemos una conversación pendiente. En el hospital público colombiano hemos encontrado una situación crítica. En 15 días he visto que están en condiciones que son dolorosas para la prestación de servicios. Hay que revisitarlo para que no sea fuente de politiquería y clientelismo, para que tenga un compromiso misional a largo plazo con su comunidad. Si no resolvemos el tema de gobierno de los hospitales públicos, van a seguir intervenidos o postrados como los encontramos ahora. La situación es crítica.
-¿Cómo se podría intervenir ese gobierno?
-Espero que a la vuelta de tres meses podamos sentar las bases para recuperarlo. En el pasado se ha tratado, pero no puedo desconocer que es un problema recurrente y tenemos que encontrar fórmulas nuevas para resolverlo. Necesitamos también una Superintendencia de Salud de primer orden, no de tercera categoría. Que sea creíble, legítima y confiable y que intervenga cuando debe intervenir.
-Cambiemos de tema. Una de las constantes quejas de los médicos es la poca oferta de posgrados. ¿Tiene algún remedio preparado?
-La pregunta me lleva a pensar en los desequilibrios del sistema de salud. Por un lado nos hacen falta médicos generales y médicos de familia, y por otro faltan especialistas. La respuesta es que necesitamos los dos. Pero necesitamos un balance. Queremos revisar los programas de formación con el Ministerio de Educación. Tenemos también el reto de reglamentar la Ley de Residentes. La pregunta me remite a otro tema: en los equipos de salud, los médicos son muy importantes, pero no son los únicos profesionales. La enfermera es fundamental, al lado de los pacientes, en el desempeño de las IPS. Hemos hablado muy poco de la enfermería. Quisiéramos revisar cómo fortalecer la enfermería en Colombia. Muchas veces es más difícil conseguir una enfermera especializada en cuidados intensivos, para urgencias, para quirófano, que conseguir incluso un médico especialista.
-El año pasado, en lo que se llamó el Consenso de Montería, se pactaron 103 cambios en la educación médica. ¿Qué prioridad tienen esas reformas en su agenda?
-He tratado de organizar la llegada a este sector con cinco líneas de trabajo. La visión a largo plazo, calidad, salud pública, sostenibilidad financiera y talento humano, su capacitación y desarrollo, que es un tema en el que Colombia ha hecho poco.
-Los movimientos antivacunas parecen estar cobrando mucha fuerza últimamente. En Europa se dispararon los casos de sarampión; en Colombia se vinieron abajo los programas para enfrentar el papiloma. ¿Cómo enfrentar ese reto tan complejo?
-Como salubrista y como papá de hijas vacunadas, creo profundamente en las vacunas y creo que es responsabilidad del Ministerio mantener coberturas efectivas en su programa ampliado de inmunizaciones. Este reto en la salud pública moderna es una oportunidad para reducir enfermedad y muerte. Es un tema muy importante con la migración de venezolanos. Estamos recibiendo cientos de miles de familias que llegan a nuestro territorio, muchas de ellas sin coberturas apropiadas de vacunación. Ya hemos visto casos de enfermedades que teníamos muy controladas, como el sarampión, brotes muy localizados que nos obligan a intervenir de manera extraordinaria y a estrechar la vigilancia epidemiológica.
-Su antecesor era muy activo en redes sociales, que de alguna manera se convirtieron en una forma de gobierno y de interacción con la sociedad. ¿Cómo está en ese tema?
-Muy mal. No sé qué es una red social (risas). El ministro Gaviria, que fue muy generoso en el empalme, me dio un consejo: que no tuviera Twitter. Y yo le voy a hacer caso. Obviamente, el Ministerio mantendrá una comunicación muy activa en redes a nivel institucional.
-Usted viene del sector hospitalario. ¿Cómo cree que los otros sectores que han sido antagonistas de los hospitales reciben este nombramiento?
-Hay que preguntarles a ellos, pero espero que lo reciban con benevolencia. No me gusta que me encasillen como una persona del mundo hospitalario. Tengo la fortuna de conocer ese mundo muy bien. Pero vengo de trabajar en salud pública toda la vida. He estado muchos más años cerca al financiamiento de los sistemas de salud. Me siento muy cómodo entendiendo los dolores y los intereses de todas las partes de un sistema de salud. Lo que es importante es que acabemos con estas divisiones que fracturan un sistema que debe trabajar de manera articulada y coordinada. Si no logramos encontrar esa unidad de sistema, esto no va a funcionar bien.
-Usted ha dicho que es amigo de la regulación de precios de medicamentos. ¿Tiene alguna medida en mente para darle continuidad a ese proyecto?
-En todos los sistemas de salud es muy importante mantener la capacidad de regular los precios de los medicamentos para dos objetivos: acceso de la población a medicamentos prioritarios y sostenibilidad financiera. Lo otro es que la metodología genera unos retos importantes y es fundamental que el Ministerio la pueda controlar. Quiero tener la certeza de que estamos entendiendo bien esta regulación. Quisiera que estas políticas sean concertadas con las partes hasta donde pueda haber concertación. Prefiero una industria sentada a la mesa tratando de ser parte de la solución que una industria que siente que el rector del sistema está en su contra.
-¿Si lo dejáramos elegir un titular para esta entrevista cuál sería?
-No va a coincidir. Ustedes van a poner el que quieren (risas). He tratado de resumir lo que he encontrado en estos 15 días en dos ideas: procurar devolverle salud a la salud y alcanzar el equilibrio. Esas son las dos frases que mueven hoy mis decisiones.