Los departamentos de Recursos Humanos de las empresas están recurriendo a actividades como el paintball o el airsoft para reforzar el liderazgo, fomentar la labor grupal y evaluar el comportamiento de sus miembros, en entornos diferentes al de la oficina.
El ambiente dinámico y competitivo en el que se mueve el mundo empresarial requiere una adaptación continua. Para ello, muchos departamentos de Recursos Humanos idean constantemente actividades fuera del entorno laboral -donde no impera la rutina del día a día- para detectar líderes o estrategas en los equipos de trabajo, o bien conocer mejor a los empleados y analizar sus comportamientos en ambientes diferentes al de la oficina.
Así, empresas grandes y pequeñas se suman a las actividades outdoor para fomentar desde la formación en coaching, con distintas técnicas de trabajo en equipo y liderazgo, hasta el team building, en el que se privilegia la cohesión grupal, la comunicación y el buen clima laboral.
"Muchas veces, por las rutinas y roles repetitivos en las empresas, se pierde el compromiso y el aprecio entre jefes y colaboradores. Por ello, actividades fuera de dicho contexto pueden servir para recrear o fortalecer la colaboración, el trabajo en equipo y el liderazgo", dice Eduardo Abarzúa, PhD y director del Magíster en Gestión de Personas de la Universidad Alberto Hurtado.
Una de las actividades más solicitadas por las compañías es la construcción y consolidación de equipos de trabajo, mediante técnicas deportivas de aventura en plena naturaleza, las que según Carlos Pizarro -director de Producción de la empresa española Absolute- "es uno de los pilares básicos de los programas de team building".
El paintball es el juego preferido para este propósito. Los miembros del equipo argentino de paintball Bravo 5, explican que "en nuestros juegos de entrenamiento realizamos a través del paintball una experiencia sumamente enriquecedora: el intercambio de roles. Aquellos que son los encargados de tomar las deciciones en el ámbito empresarial pasan a ser quienes las reciben en el equipo de paintball, y quienes reciben órdenes en la empresa tienen la responsabilidad de darlas dentro del equipo de paintball".
Según los integrantes de Bravo 5, este entrenamiento único permite -dentro del ámbito de un juego para adultos con alto contenido de jerarquías y responsabilidad- realizar una experiencia enriquecedora que muestra claramente lo díficil que es estar en la posición de mando, y lo importante que son todos los puestos dentro de un equipo de trabajo.
El objetivo de estos juegos es, en definitiva, reforzar la labor grupal y evaluar el comportamiento de sus miembros en actividades diferentes; reforzar la toma de decisiones y la asunción de responsabilidades en el grupo; y aprender nuevas estrategias para liderar y conducir un equipo de trabajo, a combinar las distintas aportaciones de sus miembros, motivarles y lograr una mayor implicación con la empresa.
Al igual que el paintball, el airsoft es otro juego de estrategia militar en el que se realiza una simulación táctica de combate en canchas al aire libre, donde cada miembro del equipo debe asumir un rol. "Además del trabajo grupal, esta actividad permite desarrollar la planificación de tareas, la gestión del tiempo, demostrar habilidades directivas y capacidad de estrategia", explica Alex Silva, coordinador de Logística y Operación del equipo de Airsoft KillHouse games.
Valiosa información. A juicio de Eduardo Abarzúa, estas vías analógicas y experienciales son, en general, las más aconsejables para observar y auto-observarse y tener procesos de toma de conciencia significativa sobre el propio aprendizaje laboral y profesional. "Es la auténtica toma de conciencia lo que permite abrirse al cambio y ser receptivo a nuevas modalidades de comportamiento y en particular de ejercer el liderazgo", dice.
Según el experto, en procesos de observación y medición del liderazgo y el trabajo en equipo, ya sea para selección y/o capacitación,las actividades de simulación o lúdicas entregan mucha información sobre las reales disposiciones y capacidades de las personas. Es por ello que, en procesos de assessment de competencias, se prefieren actividades de ese tipo en vez de aquellas más formales o tradicionales.
Para Carmen Gloria Segovia, coach y directora ejecutiva de Reinventa, "los juegos de estrategia permiten definir procesos y roles en un ambiente lúdico, lo cual es muy positivo para fomentar cambios de actitud ya que podríamos decir que un efecto mínimo que provoca el juego es el fortalecimiento de la imaginación y, por tanto, la oportunidad de enfrentar situaciones desde una perspectiva diferente, lo que nos lleva a concluir que sí es efectivo para un cambio de mentalidad".
Pero, además de las actividades de estrategia militar para detectar roles de liderazgo, existen otras que se pueden utilizar para estos mismos propósitos, como por ejemplo el rafting, que refuerza la colaboración y coordinación. Realizar una vendimia y etiquetar un vino del equipo de trabajo para reforzar la identidad; construir mediaguas para reforzar la identidad de equipo y el compromiso con la empresa; o preparar una obra de teatro como equipo para expresar un diagnóstico y reforzar la integración y conocimiento interpersonal, son otras de las opciones que recomiendan los especialistas.
Riesgos y precauciones. Pese a todas estas alternativas útiles para los departamentos de RR.HH., los académicos anotan una precaución: el liderazgo y el trabajo en equipo en las empresas está condicionado por el diseño del trabajo y la estructura organizacional. "Ningún juego cambiará de manera permanente una realidad que puede originarse en un diseño que limita la colaboración y la autonomía. Por lo mismo, todo cambio que aspire a ser permanente no puede sólo centrarse en actividades lúdicas fuera del trabajo, sino combinarse con una mirada crítica a los propios estilos y también respecto de los contextos organizacionales que generan dichas interacciones y sus requerimientos de cambio", dice el académico de la UAH.
Abarzúa precisa que si la actividad es sólo un momento alegre, de alta expresión emocional y encuentro, su impacto durará poco y los empleados la podrían percibir como manipulación, generándose desconfianza y escepticismo sobre el real interés por mejorar el trabajo en equipo y el liderazgo.
En esto coincide Carmen Gloria Segovia, quien advierte que como efecto menos positivo, estaría en contra el hecho de promover cambios en contextos alejados de la cotidianeidad. "El ser humano tiende a actuar de modo diferente en diferentes situaciones sociales, por lo cual estas actividades restarían eficacia en la modificación efectiva del comportamiento cotidiano", afirma.
Para provocar cambios reales a nivel de liderazgo, los expertos hablan de la necesidad de que se produzca una transformación de las programaciones mentales arraigadas, que limitan la visión de la persona y su consecuente conducta manifestada en hábitos.
Generalmente, según Segovia, los hábitos se encuentran enraizados y no va a ser suficiente una actividad alejada del día a día. "Para ello, se hace necesario un entrenamiento in situ, donde se trabaja en forma gradual la modificación de creencias y comportamientos, que lleven finalmente a un liderazgo transformador" dice.
Con todo, empleados, empresarios y expertos en Recursos Humanos, coinciden en que estas actividades ejercerán un efecto positivo en el desarrollo de habilidades de liderazgo, y en especial en relación al trabajo en equipo.