Una joven de 24 se suicidó en Japón tras laborar más de 60 horas semanales. El mal se ha convertido en un problema de salud pública en ese país.
El presidente de la agencia de publicidad más grande de Japón anunció esta semana su renuncia luego de que se confirmara que la muerte de una de sus trabajadoras se debió a una sobrecarga laboral. La mujer de 24 años entró a la empresa Dentsu poco tiempo después de haberse graduado de una de las universidades más prestigiosas de Tokio y en menos de cinco meses su jornada laboral se aumentó a tal punto que llegó a trabajar hasta 20 horas diarias.
Las extensas jornadas comenzaron a deprimir a la joven, Matsuri Takahashi, quien a través de sus redes sociales comenzó a publicar mensajes como “quiero morir” o “estoy física y mentalmente destrozada” y finalmente desencadenaron en un trágico episodio en el que la joven se lanzó desde el balcón del apartamento en que vivía, dejándole un mensaje a su madre: "Eres la mejor mamá del mundo. ¿Pero por qué todo debe ser tan difícil?".
Casos como este se repiten cotidianamente en Japón donde, debido a las necesidades económicas y el estilo de vida que ha demandado la sociedad después de la Segunda Guerra Mundial, el promedio de trabajo semanal ha llegado a ser hasta de 60 horas, cuando en la mayoría de los países de occidente por ley se exige que las jornadas laborales no superen las ocho horas, lo que representa 40 semanales.
Como consecuencia de las extenuantes jornadas se ha masificado en el país asiático el término Karoshi, que traducida del japonés significa muerte por exceso de trabajo y que en los últimos años ha tomado relevancia debido a que ha sido tan alto el número de muertes que ya es considerada una enfermedad pública.
Aunque no es una enfermedad con una sintomatología o una conducta específica, si la justicia nipona determina que la persona que murió trabajó en el último mes más de 100 horas extras se considera que fue a causa del Karoshi y por consiguiente la familia de la víctima recibe una indemnización por parte del Estado de hasta 20.000 dólares y hasta de un millón y medio por parte de la compañía donde laboraba.
Las causas pueden ser múltiples. Más allá del estrés y la depresión que puedan generar las extenuantes cargas de trabajo, todo parece indicar que las altas tasas de suicidio y las muertes repentinas por ataques cardiacos y apoplejías, se deben en su mayoría a largas jornadas en la oficina, más que a una cultura de producción masiva, según lo explicó Cary Cooper, un experto antiestrés de la Universidad de Lancaster a BBC.
La cuestión es que este tipo de casos ya no es un tema exclusivo de Japón, puesto que en países como India, Corea del Sur y Taiwan se están presentando muertes causadas por las excesivas horas de trabajo, de hecho en China mueren a diario alrededor de 1.600 personas a causa del guolaosi, como se conoce a la enfermedad por exceso de trabajo, en este último país.