Pese a ser una disciplina tradicionalmente asiática, el 'sepak takraw' confía en multiplicar en los próximos años el número de adeptos en Europa y América. Puerto Rico y Colombia se encuentran ya entre los países que abrieron sus puertas a un deporte que desterró su condición de raro para colgarse la etiqueta de emergente.
Alejados de los focos que sí acaparan el futbolista Cristiano Ronaldo, la estrella de la NBA LeBron James, el jardinero de los Marlins de Miami Giancarlo Stanton o el boxeador Floyd Mayweather, miles de personas reivindican la práctica de disciplinas atípicas como el kayak-polo, los bolos sobre asfalto o el 'sepak takraw', un deporte "raro" que combina fútbol y voleibol y que es muy popular en el sudeste asiático.
Malasia, Tailandia, Singapur y China se disputan, de hecho, el origen de esta disciplina en la que seis jugadores, repartidos en dos equipos a ambos lados de una red situada a 1,52 metros de altura, exhiben habilidades propias de las artes marciales, grandes saltos y patadas acrobáticas. El objetivo es enviar, de lado a lado y con un máximo de tres pases entre los integrantes de un mismo equipo, una pequeña pelota de fibra entretejida que no puede ser tocada con las manos.
Pese a ser una disciplina tradicionalmente asiática, el 'sepak takraw' confía en multiplicar en los próximos años el número de adeptos en Europa y América. Puerto Rico y Colombia se encuentran ya entre los países que abrieron sus puertas a un deporte que desterró su condición de raro para colgarse la etiqueta de emergente.
Conquistar nuevos territorios es también el deseo de quienes desafían cada fin de semana las carreteras de los condados de Armagh y Cork (Irlanda), de donde es originario el juego de bolos sobre asfalto. Mick Barry y Joe McVeigh fueron algunos de los artífices de la consolidación de un deporte que los encumbró como leyendas a pesar de que sus hazañas escaparon de las portadas de periódicos, revistas y telediarios.
Quien sí siguió los pasos de Barry y McVeigh fue Stephen Wallington, que se erigió en el indiscutible número uno de bolos sobre asfalto en los Estados Unidos, donde esta práctica era y sigue siendo mediáticamente poco reconocida.
Deportes minoritarios, creciendo en popularidad
El fenómeno de las minorías deportivas se extiende por varios países, como en España, donde el korfball una mezcla de baloncesto y voleibol-, el blokart vela en tierra- o el kayak-polo crecen en popularidad día a día, según se desprende de un estudio elaborado por la Fundación Marcet.
Así, ya no resulta extraño encontrar a una decena de personas en una de las piscinas del Parque Deportivo Puerta de Hierro de Madrid compitiendo sobre una piragua individual de tres metros por introducir una pelota en la portería del equipo rival o a amantes de la vela ligera terrestre dejándose llevar por el viento en Binissalem (Mallorca), Chiclana (Cádiz), Pla de Santa María (Tarragona) o Villanueva de la Cañada (Madrid).
Ni siquiera el fútbol, considerado el deporte rey, se escapa a la ingeniosa imaginación de quienes evolucionan las tradiciones en su gusto por lo raro. Buzos coreanos, por ejemplo, desafiaron la amenaza de los tiburones para reclamar la atención de numerosas cámaras de televisión en un duelo subacuático celebrado en Seúl.
También el rugby ve cambiado a menudo el césped -su superficie de juego habitual- por el agua por quienes se atreven a practicar la disciplina en condiciones de bajo consumo de oxígeno para retar su velocidad, movilidad, fuerza y resistencia.
Sea raro, minoritario o mayoritario, los expertos coinciden en defender la práctica deportiva como herramienta para la formación en valores de los más jóvenes. La educación deportiva, aseguran, es indispensable.
* Reportajes EFE