El cantautor argentino ha estado recorriendo algunos países de la región junto a su banda The Nada y al dibujante Liniers, quien en vivo retrata sus melodías. Johansen se refiere a sus shows, procesos creativos, analiza ciertos aspectos de la música y también bromea. Un ingrediente infaltable no sólo en sus conciertos.
Una sonrisa es parte de su atuendo cuando se sube al escenario. Una sonrisa y su guitarra lo acompañan. El cantautor argentino Kevin Johansen ha aprendido a hacer del humor un elemento fundamental en sus shows, transformándose en el otro integrante silencioso dentro de su banda, The Nada.
"Gracias a Liniers conocí la risa como aplauso y uno como cantante hace un chiste y la gente se ríe y después a tocar lo que uno sabe, pero con Liniers he conocido olas de aplausos, de risas quiero decir", confesó esbozando una sonrisa el músico a los medios de prensa haciendo referencia al dibujante también argentino, Ricardo Siri, quien lo suele acompañar en algunos de sus conciertos, dibujando en vivo sus canciones.
Además, juntos sacarán el DVD de un concierto grabado en México del último trabajo de Johansen, "Bi" (2012), y un libro por Editorial La Flor. "El trabajo nuestro del año pasado en México es una señal de haber crecido un poco, cual enredadera en Latinoamérica, empezando acá (Chile) hace diez años; fue la punta de salir de la Argentina, ir a Uruguay, Chile, países de nuestro querido Cono Sur, para ir subiendo realmente como una enredadera, fue un trabajo muy orgánico, y empezar entre comillas a conquistar países", detalló el artista nacido en Alaska, quien ha estado en una gira por varios países de la región.
En el escenario, Kevin Johansen interactúa con el público y lo que busca es desordenar un poco la escena, que la gente se relaje, se ría y disfrute de su música. "A mi me gusta, personalmente, desacralizar el escenario, esa cosa del cantante que da cátedras y que dice la vida es así. Creo que me cansaría hasta de mi mismo, dar cátedras, me parece más rico compartir, conectar con la gente", reveló el compostior de los discos "The Nada", "Sur o no sur", "City zen" y "Logo".
Dentro de esta lógica, es usual que en alguna canción invite al público a subir al escenario para que canten y bailen con él, o bien, el baja y se entremezcla, acompañado de su guitarra, con los presentes mientras canta varias de sus creaciones.
Y en este proceso también le da créditos a Liniers, con quien tiene, además de una amistad, una afinidad artística. "Creo que en ese sentido Liniers ayudó mucho a desacralizar eso y de conectar con el ambiente, como que la gente también se relaja, le viene como un relax, a disfrutar, emocionarse desde la canción y desde lo visual, que aparte son absolutamente complementarios, porque yo hago algo que no se puede tocar, es intangible, y él hace algo que no se puede oír y yo algo que no se puede ver, son equivalentes, cosas complementarias".
Para Johansen, esta relación es un hallazgo que no es del todo extraño, según el mismo explicó. "Encontramos algo único, una forma especial de mostrarla. Él con sus pinceles, sus papeles y su mesa de dibujante al lado del guitarrista, el cantante y la banda. Con Liniers nos sorprendemos realmente, que hasta el día de hoy nos pinchamos, como dice él. No inventamos, o sí inventamos, algo, siempre han habido colaboraciones de ilustradores o artistas plásticos con músicos, desde 'Submarino Amarillo', animaciones, hasta 'The Wall', pasando por diferentes etapas de discos, en que muchas colaboraciones artistas han habido", reveló. Sin embargo, en ese mismo momento Liniers, quien está a su lado, agrega con tono medio burlón, "ven cómo disimuladamente se acaba de comparar con Pink Floyd". Risas.
Y es que esa es la relación que tiene la dupla tanto arriba como bajo el escenario. Cuando las cámaras apuntan y los ojos se fijan en ellos, la complicidad brota siendo el humor el puente ideal.
La estructura de la música
Johansen se hace llamar un desgenerado. Esto, porque en sus composiciones suele jugar con los géneros musicales, entre mezclando diversos estilos. Por eso, suele mezclar diferentes música latina, como la cumbia, rock moderno, funk y el pop.
"Esto pasa por el disfrute de la composición de canciones, creo que cualquier compositor de canciones disfruta de la música toda. Podés tener una excepción, te puede gustar el heavy metal e ir por ahí. Creo que el mayor halago es cuando viene un metalero y me dice tal canción tuya me hizo llorar, me emocionó, es increíble. Cuando se le da a un metalero es un logro", confesó.
Sin embargo, el artista afirmó que le gusta toda la música y su estructura. "Puedo apreciar un bossa nova, un tema flock, en inglés, etc, mi filtro pasa por ahí, qué puedo crear en base a una cueca, a ver cómo es la estructura, la línea de bajo, el ritmo, la estructura general de ese género y qué puedo aportar yo creativamente sobre un género que ya está cristalizado, logrado. Eso me interesa mucho. Por eso en el disco 'Logo', el anterior a 'Bi', un poco fuí a jugar con los géneros, desde 'Susan Surrender', una cosa muy country o 'Anoche soñé contigo', algo de música punchi punchi, jugaba con cada género por ese lado, pero después trato de ser lo más libre posible y -realmente- sorprenderme con las emociones".
Al momento de referirse a otros géneros, el trasandino hizo una referencia al reggaetón. "Siempre uno va encontrando cosas nuevas y siempre es interesante ver el tema de los géneros más caldeados, como el reggaetón, a todos les gusta hablar mal del reggaetón o de (Ricardo) Arjona, como que a la gente le divierte hablar mal, le han dado tanto, pero la verdad es que me parece que los géneros que son vilipendiados, maltratados, hay algo con eso, algo está pasando y están en proceso de transformación; pasó con el tango, con el jazz, con el son cubano, no estoy comparando el reggaeton con esos géneros, pero quiero decir que cuando pasa algo con algún genero que empieza hablar mal, o cuando habla mal de un artista, hay que ver por qué".
Con respecto a su proceso creativo, Johansen confidenció que se deja sorprender y que en algún minuto entra en una especie de procesamiento, "inducido no sé por qué". No obstante, una vez que tiene la idea, se relaja y esa parte es más lenta, tomándose su tiempo para concretar una canción.
"Puedes estar tarareando con un ritmo muy claro y de a poco va apareciendo una idea de letra en paralelo. Después soy muy vago con respecto a terminar la canción porque digo ya está la idea, en algún momento la voy a agarrar y va a estar ok, pero ya sé de qué se trata la película, quienes son los actores y ya sé de qué va el guión, el argumento, y eso es algo fundamental para una canción así que arranco por ahí", expresa el cantautor, quien confiesa ser de una generación que idealizó mucho las producciones venidas de Estados Unidos y Europa. Él pretende aportar por cambiar esa mirada. Por lo menos, es lo que él y sus canciones dicen.
* Fotografía Mauricio Donoso
