Kundera se unió al Partido Comunista, pero sólo permaneció un par de años: fue expulsado debido a sus "tendencias individualistas". A partir de entonces, el joven escritor trabajó como traductor y ensayista.
La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido, ha dicho el escritor checo Milan Kundera (1929), quien hoy cumple 85 años de edad, célebre por obras como la novela La insoportable levedad del ser o los relatos de El libro de los amores ridículos.
El autor que fue censurado en su país por sus textos plagados de ironía ha dado al mundo una importante obra conformada por novelas, ensayos, poesía, relatos y piezas de teatro, en la que ha dejado frases memorables en torno a temas como el poder, el amor, la intimidad o la razón.
Algunas de ellas han sido recopiladas por el sitio Proverbia.net, donde puede leerse por ejemplo: “Allí donde habla el corazón, es de mala educación que la razón lo contradiga” o “El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, sino en el deseo de dormir junto a alguien”.
Kundera nació el 1 de abril de 1929, en Brno, Bohemia, Checos lovaquia. Es hijo del musicólogo y rector de la Universidad local, Ludvik Kundera.
Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) trabajó como comerciante y músico de jazz. Posteriormente cursó estudios de musicología, cine, literatura y estética en la Universidad Carolina de Praga.
Luego de graduarse, en 1952, se desempeñó como profesor asistente, y, más tarde, dictó diversas conferencias sobre literatura universal en la Facultad de Cine de la Academia de Praga de las Artes Escénicas.
En 1948, Kundera se unió al Partido Comunista, pero, dos años después, fue expulsado debido a sus tendencias individualistas. A partir de entonces, el joven escritor trabajó como traductor y ensayista.
Los siguientes años publicó varias colecciones de poesía; pero ganó notoriedad hasta su colección de cuentos Amores risibles, libro al que le siguió La broma (1967).
Luego de la invasión soviética, el 21 de agosto de 1968, Kundera perdió su puesto como profesor y sus libros fueron prohibidos en las bibliotecas del país a lo largo de 1970, razón por la cual se trasladó a Francia, donde fungió como profesor visitante en la Universidad de Rennes. Luego de ser privado de la ciudadanía checa en 1979, en 1981 obtuvo la nacionalidad francesa.
Entre 1985 y 1987 revisó una traducción integral de su obra novelística al francés.
En 1986, Kundera publicó su primer ensayo escrito en francés, El arte de la novela, y dos años más tarde lanzó su primera novela en este idioma La inmortalidad, que le valió convertirse en un autor célebre de Gallimard.
Volvió a permitir la traducción de sus obras en Alemania, mientras que en Francia supervisó la transcripción checa de sus narraciones.
A principio del nuevo siglo, el autor público La ignorancia (2000), obra que hasta hace unos años sólo se había publicado en español.
La insoportable levedad del ser se publicó por primera vez en Checoslovaquia en 2006, 22 años después de haber sido editada en Francia, donde reside actualmente.
Esta novela narra una historia de amor con la represión de la Primavera de Praga como telón de fondo. El libro adquirió mayor popularidad en 1987, con la película de mismo nombre del director estadunidense Philip Kaufman, con Daniel Day- Lewis y Juliette Binoche en los papeles protagónicos.
La primera edición en checo, de 10 mil ejemplares, se agotó de inmediato. El interés en la obra fue sorprendente, ya que la relación del autor con su patria se consideraba deteriorada.
El motivo es un legendario “duelo de ensayos” con el escritor y más tarde presidente checo Vaclav Havel. En 1968, cuando aún era miembro del Partido Comunista, Kundera había escrito en su texto La suerte checa que su país iba a salir fortalecido de la represión del movimiento Primavera de Praga.
Havel utilizó estas frases en 1969: para él, “la visión kitsch” de Kundera de que los checos como “una nación inteligente que cae constantemente entre las muelas del molino de vecinos poderosos” era un “autoengaño demagógico”. Kundera reaccionó con un artículo en el que tachaba a Havel de “criticón con anteojos”.
En 2012, ganó el Premio Biblioteca Nacional de Francia 2012, dotado con 10 mil euros.