Se trata de un movimiento comenzado en Japón que ha conseguido alrededor de 15.000 firmas en una semana y se espera que lleguen a 25.000.
La iniciativa que ha sido bautizada como #KuToo —un juego de palabras entre “Kutsu” (zapato en japonés) y “Kutsuu” (dolor)—, surgió a partir de un tuit que posteó la actriz y modelo japonesa Yumi Ishkawa a finales de enero, para desahogarse del sufrimiento que le causaba llevar zapatos altos a diario. "Espero que algún día las mujeres podamos liberarnos de la costumbre de tener que llevar tacones al trabajo", escribió en la red social.
Aunque cada vez son más las empresas que dan libertad a sus empleados en cuanto a la etiqueta de vestuario, en Japón aún es común que las compañías y organismos públicos impongan códigos. Por lo general, los hombres deben llevar traje y corbata en tonos oscuros, y las mujeres falda y tacones.
El apoyo que recibió la actriz fue absoluto. Miles de retuits, mensajes de mujeres que relataban sus propias experiencias, y hasta fotos con las lesiones que el uso diario de tacones causa a los pies, alentaron a Ishkawa a reunir firmas a través de la web Change.org para pedir al Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de ese país, que prohíba a los empleadores exigir el uso de ciertos tipos de zapatos a las mujeres, “por su impacto en la productividad y en la salud de estas”.
Hasta ahora, el movimiento ha conseguido alrededor de 15.000 firmas en una semana y se espera que lleguen a 25.000.
La causa de Yumi Ishkawa ya tiene otros antecedentes en el mundo. En el 2011, la británica Nicola Thorp fue suspendida de su trabajo como recepcionista y sin derecho a pago, por negarse a utilizar tacones en horario laboral. "Cuando le pregunté a mi jefe si me podía poner zapatos planos me contestó '¿Qué clase de chica no puede usar tacones?', y siguió diciéndome que estaba siendo patética", aseguró la joven. Entre otras cosas, la compañía tambien pedía a sus trabajadoras "usar zapatos con tacones de entre 5 y 10 centímetros de altura en todo momento, maquillaje y volver a aplicarlo regularmente, y medias, pero no opacas".
Thorp comenzó su propia campaña para eliminar estas medidas. Consiguió 152.420 firmas y puso al Parlamento del Reino Unido a discutir el tema. El gobierno concluyó que las exigencias impuestas por la empresa fueron ilegales, dado que la Ley de Igualdad de 2010 impide discriminar contra las mujeres y "colectivos protegidos". También dijo que los códigos de vestimenta deben ser "razonables".
Diversos estudios han advertido sobre los daños que pueden causar el uso excesivo de zapatos altos. Una investigación publicada en el Journal of Experimental Biology, por ejemplo, arrojó que estos provocan cambios tanto en la estructura muscular como en los tendones de la parte baja de las piernas. Además, molestias como las ampollas, los juanetes, las uñas enterradas y la fatiga muscular, también han sido asociados a su uso.