Las inflamaciones agudas de amígdalas se curan sin complicaciones en un periodo de una a dos semanas, aunque la infección es contagiosa por un periodo determinado
SABINE MEUTER.-DPA. "¡Saque la lengua y diga A!". ¿Quién no se vio alguna vez en esta situación frente al médico? Sin embargo, por no perder tiempo, muchas veces uno mismo hace esta prueba delante del espejo del baño en busca de las causas del dolor de garganta. Pero si nota la garganta enrojecida y las amígdalas hinchadas, lo mejor es pedir una cita con el médico. Si además se presentan síntomas como fiebre y decaimiento, lo más probable es que se padezca una inflamación aguda de las amígdalas.
Las amígdalas, también llamadas médicamente tonsilas, se encuentran en el cuerpo humano casi a la entrada de las vías respiratorias y digestivas. Por lo general, cuando ingresan bacterias o virus al cuerpo por la boca o la nariz, son atajados por las amígdalas. Es decir que las amígdalas protegen al cuerpo de las enfermedades y entrenan al sistema inmunológico al inicio de la vida.
Si el cuerpo se encuentra debilitado -por resfríos o estrés tanto físico como psicológico-, existe e peligro de que este mecanismo de defensa no funcione bien. Es así como los agentes patógenos encuentran un terreno propicio para multiplicarse velozmente en los tejidos blandos de la garganta. En la mayoría de los casos, la enfermedad comienza con una infección viral que luego se vuelve bacteriana. Más allá de esto, también es posible que todo comience con una infección bacteriana. Entre los típicos agentes patógenos que la desatan están los estreptococos.
Cuando hay infección bacteriana, las amígdalas no sólo están inflamadas sino también recubiertas con puntos de pus. Este tipo de amigdalitis puede aparecer en personas de todas las edades, aunque los más afectados son los niños de hasta cinco años. Esto se debe a que, a esa edad, los mecanismos de defensa del organismo aún no son tan maduros como en el caso de los mayores.
Sin embargo, los adultos también pueden verse afectados por una amigdalitis. Uno de los principales factores de riesgo es el tabaquismo, que provoca inflamaciones en la zona de la boca y la garganta. Al parecer, la nicotina también desempeña un papel importante en el desarrollo de abscesos en las amígdalas. Los abscesos son acumulaciones encapsuladas de pus en los tejidos orgánicos. Para evitar complicaciones, lo ideal es ir drenando el pus. En los peores casos, es necesario retirar las amígdalas.
La mayoría de las veces, la inflamación de las amígdalas se soluciona sin problemas con una visita al médico, que recetará distintos preparados o antibióticos dependiendo para bajar la fiebre y el dolor. Algunos especialistas recomiendan colocar además un paño frío alrededor del cuello para quitar calor a la zona y aliviar el dolor. Para no irritar de más la garganta, también es importante consumir alimentos blandos y beber mucho líquido para eliminar los agentes patógenos. Lo ideal es tomar agua o tés de hierbas, dado que los jugos de frutas pueden resultar dolorosos debido a sus contenidos ácidos. También se recomiendan las gárgaras con té de salvia.
Por lo general, las inflamaciones agudas de amígdalas se curan sin complicaciones en un periodo de una a dos semanas, aunque la infección es contagiosa por un periodo determinado. Por eso, quienes sufren una amigdalitis deberían consultar con el médico cupando pueden regresar a los estudios o al trabajo.
Si no se trata y se arrastra a lo largo del tiempo, la amigdalitis puede volverse crónica. Dado que las amígdalas constantemente inflamadas son un foco de infecciones, esto puede terminar en inflamaciones más graves de corazón y riñones.
Eliminar quirúrgicamente las amígdalas dependerá de la frecuencia de las inflamaciones de amígdalas que requieren antibióticos en un periodo de 12 meses. Si en un año se desarrollaron más de tres inflamaciones agudas, puede evaluarse una operación. Si en un año se registran seis, una intervención quirúrgica es seguramente más efectiva que una terapia con antibióticos.
En niños y adolescentes es distinto: en su caso es más fácil encontrar amígdalas enormes que se pueden reducir en tamaño. Una operación los ayuda cuando tienen dificultades para tragar y respirar. Los niños más pequeños suelen respirar mucho mejor de noche después de una intervención así. En el caso de inflamaciones agudas, la eliminación parcial de las amígdalas también ha arrojado buenos resultados.
Además, los dolores posoperatorios son menores que en caso de una eliminación completa y se presentan menos complicaciones con hemorragias. Las hemorragias son uno de los mayores riesgos de las intervenciones cuando se eliminan por completo las amígdalas y pueden ser hasta riesgosas para la vida. Sacarse las amígdalas no es una operación simple ni de rutina, por eso es bueno asesorese bien antes de decidir este paso.