Consejos para quienes vayan a visitar este lugar ubicado en el norte de Chile.
La tierra del desierto de Atacama fue elegida como la más similar al planeta Marte, por lo seca. Y no sólo posee récord en la falta de hidratación, también lo hace en antigüedad: el desierto de Atacama tiene 10 millones de años y eso lo convierte en el más antiguo del planeta. Pero lo que en teoría puede resultar tan extremo y no apto para el ser humano, es todo lo contrario en los hechos. Atacama es un lugar de lo más hospitalario, sobre todo en las medias estaciones, en las que la temperatura oscila entre 20 y 25 grados centígrados durante el día y baja unos 10 grados por la noche.
El cielo de Atacama siempre es azul y genera un maravilloso contraste con el color arena de todo lo que se encuentra a nivel del piso, incluido el paisaje urbano. Por la noche es posible tener una panorámica de 360 grados de estrellas, tantas que es posible pasarse horas admirando el paisaje nocturno, lo que es imposible en una ciudad, donde sólo se tiene una vista parcial con mucha suerte. Y en el horizonte los volcanes, siempre presentes y en vigilia, imponentes, impactantes. Pero además de la imagen desértica en Atacama se ven nieves en las cumbres que alimentan valles, oasis y lagunas de sal, espectáculos de la naturaleza que no se espera encontrar en un paraje de esas características.
A San Pedro de Atacama se ingresa por el aeropuerto de Calama, una de las principales ciudades mineras de Chile. Está a una hora y media en auto del pueblo de San Pedro, por lo que se puede alquilar en el aeropuerto y los hoteles poseen servicio de traslados con camioneta.
A Calama se llega desde Santiago en vuelo directo con la aerolínea LAN. Es importante que el día que se llega a San Pedro se tome la precaución de descansar, tal vez dar una vuelta por el pueblito pero con tranquilidad, ya que el cuerpo debe ir acostumbrándose a los más de 2000 metros de altura a los que se encuentra. Es recomendable tomar con calma la cuestión gastronómica ese día: comer liviano y tomar mucho líquido es lo ideal. Ir desconectando la cabeza de la ciudad también es bueno, y una de las maneras es sentarse un buen rato a mirar las estrellas, ahí ya se empieza a conectar con la magia del lugar.
San Pedro
Es un pueblo de unos 5000 habitantes, la mayoría dedicados a brindar los servicios necesarios para que turistas de todas partes del mundo vengan a disfrutar de lugar a pleno.
La calle "Caracoles" es peatonal y es la principal arteria, por donde se accede tanto a negocios de artesanías, gastronómicos, agencias de viajes, casas de cambio y todo lo necesario para el turista. Es una calle angosta, de tierra y todas las edificaciones respetan ese material, lo que brinda una uniformidad cromática que deleita y asombra.
En el final de la calle Caracoles se llega a la Plaza de Armas, donde también está la iglesia, la gendarmería, el mercado artesanal, la universidad, el museo, más lugares donde comer o tomarse un café y demás edificios públicos.
El itinerario
El primer día es bueno comenzarlo con la visita a la laguna Cejar. El volcán Licancabur, con sus 5900 metros de altura, es el "guardián" de San Pedro; guarda parte de la historia del mundo, y la laguna que se alimenta de sus nieves eternas, la Cejar, a su vez alimenta a los flamencos rosados que parecen bajados de una nave nodriza en ese lugar.
La laguna Chaxa está en la zona más baja del salar, a 2300 metros de altura, donde se concentra la mayor cantidad de minerales. El salar de Atacama está considerado una de las reservas mundiales de litio, mineral necesario para la producción de baterías para autos y dispositivos electrónicos.
En camino se puede visitar el pueblito de Toconao, donde percibir la hibridación de la cultura atacamenña originaria (todavía quedan algunos pobladores que hablan la lengua original "Kunza"), con todos los elementos de la colonización española, como sucede en muchos países de Latinoamérica.
Cerca, se extiende la Laguna Piedra, famosa por su concentración de sal, pues dicen que es mayor que en el Mar Muerto pero con menos 'prensa', donde todo cuerpo flota. En la tarde la recomendación es desplazarse hacia el Valle de la Luna, enclavado en plena Cordillera de la Sal, como una escultura gigante (parece tallada por un artista) que se lleva todas las miradas. Cuevas misteriosas, túneles entre rocas y formaciones naturales como las famosas "Tres Marías" y "Pacman" son algunos de los atractivos de este lugar mágico.
El final del día se lo reserva al mirador de Cari, luego de atravesar el Valle de la Paciencia, para admirar un atardecer de 360 grados que es difícil describir con palabras. Un picnic mirando ese atardecer es un momento único en la vida.
Valle y Géiseres: el broche de oro
Con un tramo por carretera y otro adentrándose en la naturaleza, escondido y poco visitado todavía, se encuentra uno de los secretos mejor guardados de la zona: el Valle de los 7 colores. Encontrar los 7 colores reflejados en rocas gigantescas, caminar entre ellas y sentir la inmensidad de la naturaleza es una gran experiencia. Un lugar muy bello donde hacer un descanso después de una buena caminata de unos 40 minutos, por ello se recomienda llevar una mochila con algunos víveres.
El broche de oro en Atacama se lo lleva la visita a Los Géiseres del Tatio, no sólo por su belleza sino porque se recomienda hacerla al final de la estadía, cuando el cuerpo ya se acostumbró a la altura (se debe llegar a los 4000 mts). Ese día comenzará muy temprano, aproximadamente a las 5 am, hora en que lo ideal es ir preparando el cuerpo con todo lo que se pueda ingerir de té de coca. El viaje es de unas dos horas, cuyos tramos finales son un poco 'revueltos' a partir de que se empieza a subir la montaña.
Lo ideal es llegar a la cumbre cuando todavía no amaneció, para apreciar las fumarolas, un humo blanco intenso que sale como enfurecido de adentro de la tierra. En el momento que empieza a salir el sol los humos se van extinguiendo, ya que la temperatura sube y se termina el contraste entre el calor intenso que sale de la tierra y el frío bajo cero de la superficie. De hecho, hay que ir muy abrigado, preparado para un frío intenso.
La temperatura sube unos cuántos grados conforme avanza la mañana, por eso es recomendable llevar ropa abrigada pero que se pueda ir retirando. Y no sólo las fumarolas se llevan la atención en el lugar, también lo hace El Pozón, una piscina natural de agua caliente donde quien se anima se mete y experimenta una hermosa sensación, además de las propiedades terapéuticas de sus minerales.
El paseo amerita un buen picnic para reponer energía, y el entorno lo vale. Al regreso se pasa por el pueblito de Machuca, donde viven 10 habitantes y en el que se pueden degustar unas deliciosas empanadas de carne de llama o queso de cabra hechas en el momento.
Otras atracciones
Valle de la Luna
Recorrer la zona y admirar la belleza.
Lagunas Cejar y Piedras
La excursión dura medio día y es ideal hacerla entre las 9 y las 13hs. Se puede ir en combi o salir un poco antes y recorrer los 20 kms que la separan del pueblo en bicicleta. Luego del avistaje en Cejar darse un chapuzón y flotar en las aguas de la laguna Piedras.
Laguna Chaxa
Ver el atardecer en el imponente salar mientras el sol cae tras la laguna y sus vistosos flamencos.