Pasar al contenido principal

ES / EN

La calculada bandera del cambio
Jueves, Enero 21, 2010 - 12:30

Hace bastante tiempo, Piñera entendió que para ser presidente de Chile no se puede improvisar ni dejarse guiar por el olfato. Por lo mismo, optó por la profesionalización: todo fue medido, evaluado y calculado.

El domingo pasado, el abanderado de la derecha, Sebastián Piñera, logró aquello que llevaba 20 años tratando dealcanzar: la presidencia de Chile. Desde que ingresó a la actividad pública,hacia fines de los 80, Piñera no dejó nunca de mirar fijamente en dirección aLa Moneda: no podemos decir que le faltó perseverancia. Su triunfo fuehistórico, ya que en Chile la derecha no llegaba al poder por vía democrática desde 1958, un fenómeno que puede explicarse por las siguientes razones:

En primer lugar, Piñera logró unir a la oposición. No era una tarea fácil,pues la derecha chilena tiene cierta compulsión por la antropofagia y, además,el presidente electo era muy resistido por varios dirigentes de su sector.Luego de ser derrotado hace cuatro años por la actual presidenta. Michelle Bachelet, Piñera tomó distancia, nose involucró en conflictos y realizó un fino trabajo de persuasión políticapara imponerse como candidato opositor. Si lo logró, fue porque tuvo elliderazgo necesario, y ése es sin duda un mérito significativo.

El segundo motivo tiene que ver con su campaña. Hace bastante tiempo,Piñera entendió que para ser presidente no se puede improvisar ni dejarse guiarpor el olfato. Por lo mismo, optó por la profesionalización: todo fue medido,evaluado y calculado. Ninguna palabra fue dejada al azar, ningún gesto fuecasual: todos los movimientos de Piñera estuvieron respaldados por datos duros.Por cierto, esto le quitó espontaneidad y riesgo, pero a cambio redujo almínimo los errores.

Aunque parezca contradictorio, la campaña fue impecable ypredecible a la vez, y si Piñera pudo darse ese lujo fue también porque laConcertación acumuló una cantidad inaudita de errores no forzados.

Por último, Piñera entendió bien que a los chilenos les interesaba mucho másel futuro que el pasado, y por lo mismo no gastó su tiempo en discusionesestériles. El presidente electo supo tocar bien esa tecla y no cayó en latrampa que le quiso tender la izquierda. Abrazó así la siempre atractivabandera del cambio. Es cierto que no profundizó mucho en su contenido, pero esole permitió convocar a figuras venidas de horizontes bien diversos, cuestiónque la derecha chilena nunca había logrado.

Por otro lado, logró que la campañano girara en torno a su doble condición de candidato y empresario, a tal puntoque el día de la elección no había vendido todas sus empresas.

Así, Piñera fuesorteando las dificultades y avanzando en su propósito. Ahora que lo logró,sólo cabe esperar que despeje las dudas y realice un gobierno a la altura de loque ofreció.