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La ciencia de los pelirrojos: orígenes, biología y mitos del cabello cobrizo
Lunes, Septiembre 19, 2016 - 11:13

Mutaron genéticamente para poblar las tierras del norte y se han encontrado con la incomprensión del resto del mundo durante toda la historia. Ahora celebran su diferencia en festivales por todo el mundo y reivindican una mayor presencia en las redes sociales. Explicamos qué hay detrás de las pecas, la piel blanca y el pelo encarnado.

Agencia SINCOtro festival del verano que cuelga el rótulo de sold out. Si añadimos que el evento tiene lugar en el centro de Londres, el hecho se vuelve aún menos noticiable. Lo peculiar es que el cartel de este festival no incluye a los grupos más punteros del panorama indie, ni las propuestas cinéfilas más prometedoras del año: en esta fiesta hay pelirrojos.
 
Cientos de personas con el pelo carmesí entre los asistentes, organizadores, ponentes y artistas: músicos, actores, fotógrafos y escritores. Todos en la calle el sábado 17 de septiembre, celebrando una suerte de día del Orgullo Pelirrojo: Red Head Day UK. Y en este punto cabe preguntarse ¿qué sentido tiene echarse a las calles a reivindicar un color de pelo?
 
Aunque este año es el primero que se conmemora en la city, el germen surgió en Holanda hace aproximadamente una década: “Un fotógrafo publicó un anuncio solicitando personas pelirrojas para un casting y la asistencia fue masiva”, cuenta Omar Fornataro, fundador de Pelirrojos Club en Argentina.
 
“Nuestro color nos convierte en uno de los grupos minoritarios más dispersos en el mundo. Desde 2013 celebramos nuestro día, sincronizándonos con otros diez países hispanohablantes”.
 
El lema del festival es una declaración de intenciones: “La misión es simple: celebrar el pelo rojo, las pecas y todo aquello que hace a los pelirrojos diferentes”.
 
En definitiva, festejar la diferencia. Los pelirrojos son pocos. No se conocen las cifras exactas pero, salvo que estemos paseando por Edimburgo, no es muy probable que nos topemos con gente que ostente esta tonalidad de pelo natural.
 
La fascinación provocada por su aspecto no siempre ha sido positiva y la historia les ha sometido a las mismas penurias que a todo grupo o individuo que no se ha ajustado a la norma. Todavía hoy, en pleno siglo XXI, muchos niños sufren acoso escolar debido a su color de pelo o de piel: “Son blanco de bromas y burlas de todo tipo. Nuestra labor es desalentar cualquier discriminación, no solo la suscitada por el cabello rojo”, cuenta Fornataro.
 
 
Hace unos años, a colación de un capítulo de la serie de animación South Park, en el que se propone, de forma irónica, la creación del Día mundial de patear a un pelirrojo, 5.000 personas apoyaron, en las redes sociales, la implantación real de esta efeméride. Aunque en la red nunca se sabe qué es verdadera defensa y qué simple voyerismo, lamentablemente no son una excepción las personas con esta pigmentación que relatan haber sufrido en su vida episodios de bullying.
 
“Normalmente lo padecen niños que pertenecen a un grupo minoritario, que se muestran muy pasivos o nerviosos o que no tienen una buena autoestima” cuenta Rosario Linares, especialista en Acoso Escolar de El Prado Psicólogos. La experta asegura que eventos de visibilización desdramatizada como este festival “sirven de mucha ayuda porque conciencian a la sociedad sobre la diferencia”.
 
Como pasa con cada fenómeno incomprendido, la ignorancia les ha obligado a vérselas con la superstición. Muchos pelirrojos naturales cuentan cómo es una escena habitual que la gente se toque un botón cuando aparecen “para evitar la mala suerte”. Una costumbre heredada, se cree, de la época del Imperio romano.
 
También los egipcios los consideraban los fieros descendientes del dios Set; en la tradición judeocristiana, o al menos en sus representaciones artísticas se les asociaba con los personajes menos queridos de la biblia: Caín, Judas Iscariote o María Magdalena; y durante la Edad Media, las mujeres con cabellos rojos eran consideradas brujas y, como tales, condenadas a arder en la hoguera.
 
El final de esta época oscura no acabó con el odio al pelirrojo, o gingerism, y en el siglo XX Hitler quiso prohibir el matrimonio entre ellos, como medida para acabar con una fisionomía que le escamaba. Tras siglos de peligroso desconocimiento, ¿sabemos a día de hoy qué originó este exótico color de pelo?
 
Neandertales, radiación y vitamina D
 
La primera pregunta es más sencilla. “Nuestra cadena genética tiene de 50 a 70 genes involucrados en la pigmentación, pero solo uno de ellos es el responsable de que existan los pelirrojos: el MC1R. Cuatro o cinco variantes de este gen impiden al cuerpo la producción del tipo más común de melanina, la eumelanina, de color marrón oscuro. Las personas con estas mutaciones solo pueden fabricar la otra clase de melanina existente: la feomelanina, de color rojo”, explica a Sinc Conrado Martínez Cadenas, investigador en genética de la Universidad Jaume I (Castellón).
 
 
La segunda respuesta es menos contundente. “No se sabe bien cuándo apareció”, contesta Martínez Cadenas, dejando abierta la puerta a la conjetura. “Hay estudios que sitúan el origen hace 500.000 años, pero no se conoce con seguridad. Se han encontrado alguna de las mutaciones propias de los pelirrojos al secuenciar el genoma de los neandertales, la especie anterior al Homo sapiens, que vivió desde hace 500.000 años hasta que se extinguieron hace unos 40.000, y pobló, principalmente, zonas de Europa y Oriente Medio”, añade.
 
Hoy en día, donde más pelirrojos hay, con mucha diferencia, es en Irlanda, Escocia, Inglaterra, Holanda, norte de Alemania, Islandia, y Noruega. Se cree que el gen MC1R evolucionó para poblar las latitudes más septentrionales.
 
La ventaja principal de esta mutación es la capacidad de sintetizar vitamina D en lugares de muy poca incidencia de luz solar. “Esta vitamina es imprescindible en la formación de los huesos y se forma en las capas superficiales de la piel, al contacto con los rayos UV. Una piel clara, con menor producción de melanina y menor protección ante estos rayos, la fabricará con mayor facilidad que una piel oscura”.
 
Sin embargo, lo que en el paisaje nublado de Irlanda supone una ventaja, de seguir viviendo salvajemente sería una sentencia de muerte en el ecuador. “En las zonas cercanas al trópico la gente tiene que ser muy oscura para defenderse de la radiación solar, así que todos tienen la misma variante, la que produce mucha eumelanina. En África no existen las variantes pelirrojas del gen MC1R. De hecho, en Inglaterra, Noruega y Suecia el sistema sanitario prescribe suplementos de vitamina D a los niños que tienen un color de piel distinto del blanco”, afirma Martínez Cadenas.
 
Hasta el momento, podemos concluir que la piel de los pelirrojos es más delicada. Tanto es así que un estudio, publicado a principios de verano en Nature Communications, asegura que el riesgo que sufren de padecer melanoma (uno de los más agresivos y más raros cánceres de piel) es similar al que presentan otras personas tras dos décadas de exposición al sol.
 
El cáncer se produce por mutaciones en el ADN de las células epiteliales, dañadas por los rayos del sol que atraviesan la piel y rompen el genoma del núcleo. “El problema de los pelirrojos es que no producen eumelanina que les proteja de la radiación. Los rayos UV lesionan las células, estas tienen problemas para replicarse y, con el tiempo, pierden el control y se forma un tumor”, resume Martínez Cadenas.
 
 
Una mutación delicada
 
“Estudios en ratones prueban que la probabilidad de que los pelirrojos padezcan melanoma es independiente de su exposición a radiación UV: la producción de feomelanina sería en sí misma un factor de riesgo para el cáncer”, añade Ismael Galván, investigador del departamento de Ecología Evolutiva de la Estación Biológica de Doñana perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
 
Y dentro de su desprotección, ellos lo están aún más que ellas. Las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) son las responsables de que las mujeres produzcan más cantidad de melanina, lo que se traduce en un color ligeramente más oscuro en piel, pelo y ojos que los varones con la misma variedad genética.
 
“Esto se ve muy claro en las mujeres embarazadas, que se ponen más morenas de lo normal aunque no sea verano. La placenta genera estrógenos que hacen que las células de la piel produzcan más melanina. También provocan manchas, pecas, una línea negra vertical en el estómago y melasmas en la frente o en las mejillas”, explica Martínez Cadenas.
 
Y la misma mutación que en la dermis produce las pecas, en el sistema nervioso lleva a que estas personas sientan el dolor de un modo más acuciante. “El MC1R no es solamente el interruptor que hace que se produzca uno u otro pigmento, sino que está ligeramente involucrado en otras acciones del cuerpo. Aunque la diferencia no es muy grande, tienen el umbral del dolor más bajo  y su sangre tarda más en coagular”, continúa. Y eso no es todo: una investigación de la Universidad de Kentucky encontró relación entre esta mutación genética y la tendencia a desarrollar endometriosis.
 
Más fuerte que el rubio, más débil que el moreno
 
Por su pequeño número y quizá alimentados por esta aparente fragilidad que les da la genética, la idea de la extinción de los pelirrojos ha sido recurrente, más allá de aquella ocurrencia delirante del tercer Reich. En 2014, la revista National Geographic publicó un artículo del que se hicieron eco varios medios, en el que advertía de que un aumento de las temperaturas debido al cambio climático acabaría con la ventaja de la tez blanca de los pelirrojos en los países del norte. El genetista Adam Rutherford desmintió este peligro en el periódico británico The Guardian, donde atribuyó el error a la interpretación de ‘gen recesivo’.
 
Un gen recesivo es un gen no dominante, o lo que es lo mismo, necesita que ambas copias tengan la misma mutación para expresarse –somos seres diploides, es decir, tenemos una copia genética de cada uno de nuestros progenitores–. Según explica Martínez Cadenas, el gen sí que es recesivo frente al pelo moreno, pero dominante frente al rubio: “Se cree que en los países con más rubios, el número de pelirrojos es mayor porque se manifiesta cuando el otro progenitor es de pelo más claro y se esconde al combinarse con otro más oscuro”.
 
 
La mutación hipster
 
Entre las intrigas que suscita esta comunidad, hay un fenómeno bastante habitual: hombres morenos o rubios cuyas barbas son pelirrojas. “La misma genética hace que se exprese más una variante en unos tejidos que en otros. No se sabe por qué ni cuáles son estas variantes involucradas. Pasa también que las personas rubias suelen tener los pelos de la barba, las axilas, pubis o pecho mucho más oscuro que el pelo de la cabeza”, zanja el experto en genética.
 
Además, la paleta de colores que existe bajo el paraguas de pelirrojo es infinita. Cuantos más genes alterados en el árbol genealógico, menos cantidad de eumelanina y más de feomelanina, lo que da lugar a un rojo más vivo. Por ahora, los tonos de pelirrojo se dividen oficialmente en castaño rojizo, cobre, rubio fresa, jengibre y tiziano, “el que más se pide en la peluquería. La gente quiere tener el pelo de Juliane Moore, la pelirroja por excelencia”, cuenta Juan Bautista Cucarella, estilista de celebrities en el salón madrileño Le Coiffeur.
 
Todavía más pintoresca es la clasificación que propone Arthur Conan Doyle en su libro de las aventuras de Sherlock Holmes, La liga de los pelirrojos: “Jamás pensé que hubiera en el país tantos pelirrojos como los que habían acudido atraídos por aquel solo anuncio. Los había de todos los matices: rojo pajizo, limón, naranja, ladrillo, de perro setter, rojo hígado, rojo arcilla… pero […] no había muchos que presentaran la auténtica tonalidad rojo fuego”.
 
Los organizadores del misterioso club del relato debían coincidir con Cucarella cuando se pregunta: “¿A quién no le gusta el pelirrojo natural? En más de 25 años de profesión, nunca he visto a una persona pelirroja teñirse el pelo de otro color”.
 
Sin embargo, el pelo de este color no es el preferido por la mayor parte de la gente. Según María Capilla, de Meetic, en Europa las mujeres prefieren los morenos y los hombres, las rubias. Pelirrojos y pelirrojas se encuentran en séptima y quinta posición, respectivamente. Los irlandeses son los más atraídos por las pelirrojas y las españolas, las que mejor valoran a un hombre de cabello color fuego.
 
En 2016, parias del Whatsapp
 
La última batalla de los pelirrojos es virtual. Los emoticonos han pasado a formar parte de nuestra comunicación de un modo a veces tan potente como el abecedario. Para elaborar mensajes podemos elegir entre pequeños personajes rubios, morenos, negros y ¿pelirrojos? Pues no. Una petición de change.org con casi 19.000 firmas pretende elevar la queja a Apple para que deshaga este agravio. La discriminación en la era de internet es esto: quien no está en las redes, no existe.
 
Y si los pelirrojos son un misterio, cuánto más su mestizaje. Una de las exposiciones fotográficas del Red Head Day muestra como las mezclas de genes desdibujan los arquetipos raciales dando lugar a bellísimas combinaciones de personas que, simplemente por sus rasgos, son imposibles de ubicar en ningún mapa. Ventajas de un mundo globalizado.

Autores

Beatriz de Vera/ Agencia SINC