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La Dama de Hierro de Vale
Martes, Febrero 28, 2012 - 17:29

Por Alfredo Behrens, economista y profesor de Liderazgo Intercultural en FIA, São Paulo.

El filme sobre Margaret Thatcher se enfoca en el ocaso de una líder política que, como muchos líderes, puede ser vista como víctima de sí misma.

Con un esfuerzo incansable, la señora Thatcher ingresó al Parlamento inglés a los 34 años, convirtiéndose en su más joven integrante. Forjó una imagen personal que quedó como metáfora de la Inglaterra protestante: redención sólo a través del trabajo duro y sin piedad. La percepción de su autenticidad derivaba de su coherencia: resultados antes que nada. Así fue que instó a los ingleses a que se regocijaran con el hundimiento del barco argentino Belgrano, aunque con este se hundieran más de 300 jóvenes conscriptos.

Margaret Thatcher personificó el estilo mesiánico del líder que no ofrece alternativas. Como Jesús ¡ella era el camino! Al punto de haber sugerido que Jesús no habría sido tan eficaz si hubiese creído en el consenso. De ahí la percepción de su dureza, que le valió el epíteto de "Dama de Hierro".

Con el tiempo ella fue enfatizando los rasgos de su personalidad que le trajeron más ventajas y tal vez disminuyendo el desarrollo de otros que podrían haberle asegurado una vida política más larga. Fue así que la Sra. Thatcher aplicó a sí misma su propia intransigencia. Hizo los mismo con la política exterior, tanto en sus relaciones con la comunidad europea como en su alianza transatlántica con Reagan o en defensa de Pinochet. Y fue así como finalmente fue reemplazada.

¿Podría Margaret Thatcher haber hecho una transición hacia una alternativa de liderazgo más flexible? Las transiciones son posibles. En Brasil, Lula no es el mismo de los años 80' o los 90', pero esa reinvención exige una personalidad más amplia, con menos énfasis en la intransigencia y más humildad para poder crear mayor empatía. Justo aquello que Margaret Thatcher no desarrolló, pues, en caso de hacerlo, habría terminado confundiendo a su electorado. De nuevo, justo lo contrario de Lula, quien al cambiar sólo amplió su base de apoyo.

Trabajar con métaforas políticas, como las que despierta Margaret Thatcher o el presidente Lula tiene la ventaja de que todos conocen esas personalidades mejor de lo que conocen la de Roger Agnelli, antiguo presidente de Vale, o la de su sucesor, Murilo Ferreira.

¿Podría haber cambiado Agnelli cuando cambiaron los vientos políticos? ¿Podría haber pagado los miles de millones en impuestos que el gobierno federal reclamaba y que Vale no reconocía? ¿Podría Agnelli haber desviado parte de la construcción de barcos en el exterior para calmar el alarido local?

Estas preguntas son relevantes porque parte del éxito de Vale se debe a que Agnelli era originario del área financiera y gestionó Vale como tal vez la señora Thatcher lo habría hecho: con los ojos en los resultados y sin otras distracciones.

Es común que las grandes mineras sean gestionadas por antiguos ingenieros de minas cuyo estilo predominante es hacer más de lo mismo. Sin embargo, Agnelli fue diferente, audaz, innovador y trajo mucho éxito financiero. Pero, como Margaret Thatcher, Agnelli no parece haber mostrado sensibilidad con el resto de su base de apoyo, entre los cuales están los accionistas gubernamentales que probaron ser mayoría.

Tal vez Agnelli no percibió que su foco en los resultados financieros era estrecho para un país que ya tiene un 85% de población urbana; la que reclama participar del valor de la compañía aunque sea construyendo navíos con menor eficiencia que si se hiciera en el exterior.

La idea no es para preguntarse si Roger o Murilo fueron las mejores cartas para Vale o para Brasil, sino abordar el problema del tipo de líder empresarial más adecuado a esos contextos. Así, un Agnelli más flexible habría tenido una carrera más larga en Vale o en cualquier otra empresa estatal.

La película sobre la Dama de Hierro puede ser sobre Margaret Thatcher, pero puede ser aprovechada para reflexionar sobre nuestros Thatchers locales, porque Brasil es un país grande y necesita desarrollar líderes adecuados al tamaño de sus negocios, cada vez más internacionales y más complejos.

Autores

Alfredo Behrens