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La desprolija restauración de Tuntakamón que escandaliza a Egipto
Miércoles, Enero 28, 2015 - 15:19

Algo inquietante está pasando en el ámbito de la arqueologia en un país que vive de su rico pasado y del turismo relacionado a esa actividad.

Como siempre se ha visto en la historia, hasta en las mejores familias se tejen historias vergonzosas. Cuando la voluntariosa vecina española Cecilia Giménez se ofreció para restaurar el Cristo de Borja (pintura de casi un siglo hecha por Elías García) nadie pareció reparar en que la anciana no tenía ninguna experiencia artística o arqueológica.

El resultado rondó lo ridículo, con una deformación infantil de la incografía original que dio material para sarcasmos, diciéndose que una cosa tan vergonzosa como la vista ahí no pasaría en un ambiente profesional y especializado.

Pues bien. Acá va una historia desmiente lo que se dijo esa vez. En el Museo Egipcio de El Cairo esta semana fue separada de su puesto Ilham Abdelrahmán, máxima responsable de los trabajos de restauración del emblemático lugar. La razón: un impensado arreglo a la mismísima máscara de Tutankamón.

Los hechos están cubiertos de versiones incompletas y encontradas, que hablan de que algo muy inquietante está pasando en el ámbito de la arqueologia en un país como Egipto que vive de su rico pasado y del turismo relacionado a esa actividad.

La cosa es simple: la barbilla de la clásica y valiosísima máscara se desprendió. Las razones de eso fueron parcialmente explicadas por el ministro de Antigüedades, Mamduh al Damati, en una concurrida conferencia de prensa.

Ante lo ocurrido, al Damati detalla que se procedió a pegar la pieza de una manera y con un procedimiento que más de alguien se acordó de la voluntariosa anciana española del Cristo de Borja.

Las imágenes son elocuentes en mostrar que el trabajo distaba de ser elegante, por decir lo menos. De todas formas, trabajadores descontentos con lo ocurrido se encargaron de dar a conocer lo sucedido entre la opinión pública egipcia, todo lo cual desencadenó la destitución de Abdelrahmán.

Pero eso no es todo. También sectores ligados a los trabajadores del museo han señalado que la máscara de Tutankamón que se expone en el museo es una mera imitación del original, ya que éste habría sido robada durante los disturbios que siguieron a la revolución del 25 de enero de 2011.

Ahmad Sharaf, director del Departamento de Museos, ha negado con vehemencia las denuncias, haciendo hincapié en que sólo hay una máscara y en que es la original.

Por todo ello es que el ministro al Damati intentó esta semana descomprimir el ambiente en una rueda de prensa multitudinaria.

Además de sostener que la cuestión del arreglo ha sido en gran parte "exagerada por los medios de comunicación", el secretario de Estado subrayó que la restauración "es perfectamente reversible".

La perilla del joven faraón, que gobernó en el siglo XIV antes de Cristo, se desprendió y para unirla se utilizó resina "epoxy". Las fotos son claras en mostrar que hasta para los ojos de cualquier persona la restauración había sido un fracaso y que la resina era fácilmente observable.

En realidad, la barba se encuentra adherida a la máscara sólo desde 1944, poco más de dos décadas después de que la tumba del joven faraón de importancia menor en la historia egipcia, pero rodeado de gran fascinación mediática, fuera descubierta en el Valle de los Reyes (Luxor) por el británico Howard Carter.

Ahora, un comité de expertos se hace responsable de los nuevos trabajos de conservación para intentar devolver a la máscara su aspecto original clásico.

 

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