Investigación de la Sociedad Europea de Oncología mostró que al menos el 5% de los pacientes de cáncer en el sudeste asiático cayeron en la pobreza entre marzo de 2012 y septiembre de 2013.
Casos de ocho países del sudeste asiático fueron los analizados por investigadores de la Sociedad europea de Oncología, en un estudio que buscaba determinar la relación entre los costos del tratamiento contra el cáncer y la pobreza. Para ello, se utilizaron datos recolectados en Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Mianmar, las Filipinas, Tailandia y Vietnam.
La investigación buscaba determinar los niveles de catástrofe financiera (definida como la situación en que el gasto médico excedía el 30% de los ingresos anuales del hogar), dificultades económicas (la inhabilidad para cubrir los gastos del hogar) y empobrecimiento (vivir con menos de US$ 2 al día), así como la asociación entre la situación financiera y el riesgo de muerte.
El resultado más relevante fue que el cáncer determinó catástrofe financiera para casi la mitad de los pacientes que presentaban dificultades económicas al momento de ser diagnosticados. Más de 20% de los pacientes no acudían a sus horas médicas o no podían pagar por sus medicamentos. Los pacientes con obstáculos monetarios tenían un 80% más de probabilidades de morir 12 meses tras ser diagnosticados, en comparación con quienes presentan dificultades básicas.
El profesor Christoph Zielinsky, de la Universidad Médica de Vienna, Austria, manifestó que "el cáncer pone una carga económica significativa en los pacientes, incluso en países de ingresos altos o medios. No es una sopresa que los pacientes de países de ingresos bajos o medios tienen aún más dificultades tras ser diagnosticados. La detección temprana puede aliviar en algo esa carga, pero las personas siguen estando en una situación precaria y con riesgo de una catástrofe financiera".
El académico agregó que "el cáncer puede ser aún más terrible para las personas sin privilegios sociales y los costos del tratamiento son sólo una parte del problema. Los efectos secundarios, el desarrollo de la enfermedad y la inhabilidad de completar tareas básicas sin ayuda del entorno, que complican el trabajo, son problemas que pueden neutralizarse con programas sociales".
En el Sudeste Asiático, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1,7 millones de personas se diagnostican con cáncer cada año. La prevalencia de la mortalidad podría subir en un 45% desde ahora a 2030.