En febrero se termina el plazo que tiene el gobierno para emitir el reglamento de uso medicinal de la planta.
No hay duda de que el cannabis volverá a ser protagonista en la discusión pública durante el primer trimestre del 2020. Los tiempos quedaron marcados desde que la Suprema Corte de Justicia dio un ultimátum al Legislativo para legislar el consumo de marihuana, incluido el de uso adulto recreativo. El plazo que le dio al Congreso vence el 30 de abril, y el periodo de sesiones inicia en febrero, así que los tiempos ya están muy cortos para apenitas culminar en safe el proceso.
Hace unos días salió un segundo predictamen emitido por la Comisión de Justicia del Senado para la reforma de ley; nos dicen que se basa sobre todo en seis de las tantas iniciativas recibidas en el Congreso. El punto es que, para los especialistas aún no está totalmente claro el punto medio, es decir, que esté bien balanceada la permisividad de su consumo con un bien acotado riesgo de adicción entre jóvenes y adolescentes. Lo extraño aquí es que siendo en cualquier caso un tema de salud, la Comisión de Salud de la Cámara Alta, al frente de Miguel Ángel Navarro, dejó la batuta por completo a la Comisión de Justicia que lleva Julio R. Menchaca. ¿Cuál habrá sido ahí la negociación?
Para uso medicinal, hay nuevo proyecto de reglamento
El que verdaderamente debería estar presionado es el Poder Ejecutivo: le quedan menos de dos meses para emitir el respectivo reglamento de uso medicinal de la marihuana; el plazo de 180 días que en su caso le impuso la Corte vence en febrero.
A la gente de José Novelo en la Cofepris el tema no le apuraba, con todo y el detonado mercado negro de productos con marihuana que se venden sin control y, por ende, con riesgo para la salud de la población. Incluso, ante la ausencia de autoridad sanitaria, la empresa CBD Life decidió por sus fueros colocar productos con cannabidiol en las 92 sucursales de la cadena de Farmacias Roma en Baja California. Y ni quien le dijera nada, pues le respaldan amparos obtenidos en juzgados precisamente por la tardanza de la Cofepris en emitir el reglamento pendiente desde el 2017.
En medio del caótico desorden por falta de reglas para el cannabis terapéutico, la Secretaría de Salud finalmente metió las manos y se puso a trabajar con la Cofepris, para de una vez por todas sacar el tan esperado reglamento. Coordinados con el equipo jurídico de Julio Scherer desde Presidencia de la República, finalmente, hace unos días empezó a circular un nuevo proyecto de reglamento para el uso medicinal. El problema, conforme especialistas de la Asociación Mexicana de Investigación en Cannabis que preside Gustavo Olaiz, es que viene con un tono demasiado excluyente en el ámbito de investigación y desarrollo. Está bien que la autoridad quiera estar muy vigilante y estricta, pero hay tantas restricciones al grado de que serán muy contados quienes en México puedan hacer investigación con el cannabis. En principio se menciona que sólo expertos en el tema podrán hacer investigación, cuando si a esas nos vamos los únicos expertos en marihuana están en las filas del narcotráfico. Aparte, está condicionado sólo a los registrados en el padrón del Sistema Nacional de Investigadores, lo que acota mucho más. ¿No lo lógico es que haya incentivos a la investigación en este ámbito? Si México hace bien las cosas, podría tener un papel estelar a nivel internacional en evidencia científica para infinidad de medicamentos y otros productos y podría impulsar una industria con alto potencial para el económico del país. Pero para hacerlo con cimientos firmes, todo esto empieza con un plan de investigación y desarrollo bien sustentado.