Su cultura, valores y la filosofía que profesan como el Kaizen y el Ikigai los ha impulsado.

Japón tuvo que reconstruirse a sí mismo tras la devastación que sufriera luego de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, nadie esperaba que lo hiciera en el tiempo y la forma en la que lo hizo. Por muchos es llamado el milagro japonés. Parte de ello es consecuencia de su cultura, valores y la filosofía que profesan como el Kaizen y el Ikigai.

Para 1965 Japón ya había reconstruido su economía y se había convertido en una de las naciones industrializadas más importantes.

¿Cuál es el secreto de esto? El Kaizen es un ingrediente clave. Tiene como objetivo mejorar la productividad y la competencia. El vocablo se divide en “Kai” o “cambio” y “Zen” o “bueno”, y se refiere a una mejora en pequeños pasos. Además, esto no se circunscribe sólo a las personas, también puede aplicarse dentro de los negocios.

Aquellas empresas que han introducido este concepto japonés se benefician con una mayor rentabilidad, motivación, productividad y competitividad y una mejor formación.

Parte de los principios de esta filosofía japonesa es mejorar al minimizar los errores y reducir los tiempos. Además, con el Kaizen nunca se acaba, pues siempre hay algo que mejorar. Este es un proceso que va pasito a pasito con objetivos a corto plazo.

Algunas empresas que son participes de ella son Honda, Sony y Hitachi pero en el occidente también hay compañías que ya lo aplican como Walt Disney, entre otras.

Una segunda filosofía japonesa es el Ikigai. Japón es el país donde su población vive más, alrededor de 83 años, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.

El Ikigai, aunque se basa en la felicidad, no se centra en ella completamente. Tiene que ver con identificar cuál es tu papel en la vida, cuál es la motivación y pasión que te hace levantar de la cama día a día y con lo que aportas al mundo.

Con el Ikagai nunca es tarde para replantearte cuál es tu papel en el mundo, qué es aquello que te mueve y qué te hace feliz.

Esto les permite mirar hacia el futuro y determinar los pasos que deben seguir. Hay algunas preguntas que te ayudarán a encontrar tu Ikagai:

- ¿Qué te apasiona?
- ¿Qué sabes hacer?
- ¿Qué necesita el mundo de ti?
- ¿En qué eres bueno?

Incluso tu Ikagai puede convertirse en una empresa. Por ejemplo, alguien que tenga como pasión bailar y posea los conocimientos, puede emprender un negocio donde enseñe y le aporte al mundo parte de su arte. ¿Tú sabes cuál es tu Ikagai?