El deseado ron Premium colombiano se destila en Barranquilla en una empresa familiar. Con tres años en el mercado es el ron más premiado en la historia del país.
La Hechicera quiere decir Colombia. Es una metáfora en botella que celebra al país latinoamericano y su magia.
Hasta hace unos meses este sugestivo nombre era una suerte de rumor, un secreto bien guardado, arropado por datos sueltos capturados en el siempre efectivo voz a voz: “es un ron increíble, es de Barranquilla. Quienes lo han probado dicen que no hay algo parecido. Lo guardo para ocasiones especiales…”, se dice.
Miguel Riascos, cofundador y director de la marca, descifra el misterio: una iniciativa familiar que él, como parte de la tercera generación de su familia, emprendió con su hermana Laura. Para ser más precisos, la bebida nació en la única empresa de familia que produce ron en Colombia, en tanto que las demás son estatales.
El ímpetu emprendedor de los hermanos Riascos y la certeza de tener en sus barricas una bebida única, los llevó a trabajar para tener el suyo propio.
“Mi hermana y yo compartíamos la ambición de crear una marca con determinadas condiciones, para ir más allá de vender ron terminado a otras marcas o ron maquilado a clientes en el exterior. Queríamos un ron súper premium, para descubrir a Colombia de otra manera. También porque después de 20 años de hacer ron, guardábamos en barricas unos rones maravillosos que ya tenían que ver la luz del día. Y tercero, porque vimos que el mercado de ron en el mundo y en Colombia estaba migrando al consumo premium. Era nuestra oportunidad”, apunta Miguel, con un acento que por momentos parece haber olvidado el costeño.
Si bien los colombianos, agrega, somos buenos consumidores de ron, nunca hemos participado en el mercado premium internacional, y esta es una categoría que ha cambiado. “El consumidor tiene un gusto más refinado, sabe cuál es el ron de Nicaragua, de Panamá, de Guatemala. Hay deseo de descubrir y explorar. Colombia no lo había hecho ni se había movido con seguridad en el mercado internacional de este tipo de rones”.
La empresa de los Riascos se dedicaba al negocio agrícola, pero a finales de la década de los 80 el cultivo de banano, dice Miguel, se volvió un tema complejo y, ante varias dificultades familiares, se propusieron buscar alternativas. El fin de la Guerra Fría les hizo mirar hacia Cuba, pues buscaban trabajar con ron, café o tabaco, en tanto creían que los años del comunismo estaban por finalizar. Tomaron una decisión.
“Mi papá Miguel Riascos Noguera se enamoró del ron. Igual, ya estaba enamorado de Cuba, pues allí pasó su luna de miel. Hizo decenas de viajes en el 93 y logró un acuerdo con autoridades cubanas: invertíamos dinero y ellos nos enviaban a una elite de maestros roneros para enseñarnos cómo hacer un ron fantástico en el Caribe”, revela.
Así, los acompañaron más de ocho maestros durante los 10 años que trabajaron con el Gobierno cubano, y al final, se quedaron dos.
El propósito de crear un ron propio estaba planteado. Luego, coincidieron con Martamaría Carrillo en 2011 en Londres. Experta en mercadeo y branding y con sensibilidad para generar marcas emocionales, era la persona que faltaba para impulsar la idea de los hermanos.
“Empezamos a poner ideas en el papel y a moldear el concepto de marca. Pensamos que el proceso llevaría tres meses, pero empezamos a encontrar tantos elementos apasionantes de la identidad colombiana y que queríamos incorporar a la marca para promoverla a nivel mundial, que todo se extendió y nos tomó un poco más de un año crear la marca antes de lanzarla”, recuerda Miguel.
La marca estuvo lista a finales de 2012 y se programó un lanzamiento en una casona en Londres. Sabían que necesitaban pasar esa prueba, por el mercado internacional y por el colombiano, al que definen como orgulloso de lo suyo y a la vez escéptico. Orgullo que aumenta en niveles de pasión e interés, cuando un producto despierta elogio de la comunidad internacional.
“Londres es el mercado más exigente de bebidas alcohólicas a nivel mundial. Allá están grandes bares y restaurantes, los principales medios de la industria, publicaciones y líderes de opinión. Y se entregan buena parte de los premios para la cadena de licores. Impone tendencias y es punto de referencia”.
Colombia es muchas cosas. ¿Cómo resaltar una sola? Por eso, añade Miguel, la botella es un homenaje al país, para reafirmar que, como el ron, el país es complejo y apasionante, difícil de definir, pero cautivador una vez se conoce y recorre.
Venido de una tierra cálida y acogedora, La Hechicera deshace el misterio y celebra la alquimia de creación del único ron premium colombiano.