El mundo antiguo aparece entre escombros y restos arqueológicos en esta ciudad del Imperio romano.
Éfeso suele presentarse como el museo al aire libre más impresionante del mundo. Y reúne cartas credenciales para afirmar que efectivamente es así. Para quienes disfrutan de la historia antigua es un destino turístico fundamental y casi único. Aquí se encuentran las joyas arqueológicas más impresionantes de uno de los centros culturales y económicos más importantes del Antiguo Occidente.
Situada entre los montes de Bulbul y Panayir, en el mar Egeo, esta ciudad fundada en el siglo xiii aC fue de enorme relevancia y deseada por diferentes pueblos. Fue una zona con un gran significado religioso, cultural y comercial. Lo que hoy se aprecia en Éfeso fue descubierto por los trabajos y las excavaciones llevadas adelante por arqueólogos ingleses en el siglo xix. De hecho, muchas de las piezas y objetos encontrados están hoy en día en el Museo Británico de Londres. Ese trabajo ha hecho de Éfeso una de las zonas arqueológicas mejor conservadas del mundo.
Presenta un clima mediterráneo, que lleva a que en verano el calor sea importante y con muy poca lluvia. Los inviernos son suaves, con temperaturas que casi nunca bajan de los 5 °C, y muy lluviosos. Por estar cerca de la costa, la mejor época para visitar la región es entre junio y setiembre, pese al calor.
Respecto a la ciudad, se sabe que en la época romana fueron tiempos de esplendor para Éfeso. De esa etapa datan la mayoría de las grandes construcciones que pueden apreciarse hoy. Si bien luego vendría la decadencia, lo que quedó la hace un lugar único e inolvidable. Porque visitar Éfeso es encontrar una parte muy importante de la historia de la humanidad. Una de las atracciones principales de esta ciudad es la Biblioteca de Celso, que en su momento fue construida para contener miles y miles de pergaminos, así como para albergar los restos de Tiberio. Fue levantada en el siglo ii dC y es una de las imágenes más icónicas –y fotografiadas– de Éfeso. Se llevó adelante gracias a la idea de un cónsul romano, quien quiso así honrar la memoria de su padre. Uno de los aspectos más impresionantes de la biblioteca es su gran estado de conservación. Resulta una experiencia impactante observarla y saber que han pasado 19 siglos desde su construcción. Algunas invasiones y terremotos la afectaron, pero sin embargo se realizó un gran trabajo de reconstrucción y restauración como muestra su fachada.
Otro de los atractivos es el templo de Adriano, considerado uno de los mejor conservados. En su interior hay una estatua de Medusa y varias representaciones mitológicas. Los frisos originales se encuentran en el Museo de Éfeso, otro de los lugares recomendados para visitar, que alberga piezas arqueológicas de gran valor. Si por algo se conoce Éfeso es por ser el lugar donde se encuentra la casa de la Virgen María, en el monte Paynir; en ella vivió sus últimos días y se considera lugar de culto y peregrinación. Dice la historia que el apóstol Juan llevó a la Virgen María a ese lugar luego de la crucifixión de Cristo, cuando huyó de Jerusalén.
El templo de Artemisa es una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. En él se veneraba a la Señora de Éfeso. Fue el mayor templo de la antigüedad, con 120 columnas, de las que sobrevivió tan sola una. Es una visita imprescindible, aunque un incendio lo destruyó casi por completo en el siglo iv. Durante más de mil años fue uno de los principales centros religiosos, políticos y económicos de la ciudad.
La vida en la ciudad
Para entender la vida cotidiana de los habitantes de estas tierras, durante diferentes períodos, hay varios sitios de visita obligatoria. Uno de ellos es el teatro, con una capacidad para 25 mil espectadores, en el que se realizaban espectáculos circenses. El ágora era un sitio emblemático y de enorme importancia en toda ciudad de la antigüedad. También debe visitarse la basílica romana del siglo i. Las termas romanas, las letrinas públicas y el estadio son monumentos arqueológicos fundamentales.
No tan popular como el de Adriano es el templo de Domiciano, realizado en honor al emperador del siglo i. La fuente de Trajano, las puertas de Magnesia y de Heracles, y hasta el burdel, son vestigios de la vida cotidiana de Éfeso, así como las casas-terraza, un clásico en el que se pueden ver los lugares donde vivían las personas más poderosas.
En los alrededores se puede encontrar otros sitios interesantes de visitar, como la basílica de San Juan de Éfeso, del siglo vi, donde que se dice que Juan escribió su evangelio. También se encuentra la mezquita de Isa Bey, construcción del siglo xiv. A las ruinas de Éfeso se puede acceder a través de la Puerta de Magnesia. Desde allí puede comenzarse una visita a las termas de Vario y el ágora del Estado, que nos lleva al Odeón por un camino de columnas.
En el Odeón se reunían los administradores y senadores de la ciudad. Su forma es la de un anfiteatro, con una capacidad para 1.500 personas. Fue construido en el siglo ii dC y era lugar de encuentro y exhibición de espectáculos. Su estado de conservación es regular, pero permite contemplar las 23 gradas que lo conformaban.
Desde allí se llega al ágora Inferior y también a la vía de Arcadino o vía del Puerto, con su antigua Bolsa de Cereales que se convirtió, en el siglo iv, en la primera iglesia en el mundo dedicada a la Virgen María. Otra de las visitas obligadas es Pritaneo, o el ayuntamiento de Éfeso. Fue construido en el siglo iii aC y su aspecto actual es del iii dC. Aún pueden verse las columnas de Artemisa, donde se dice que ardía el fuego sagrado de la ciudad. En su interior están las salas donde se reunían los senadores, que están decoradas con dos grandes estatuas de Artemisa Polimastros.
En promedio, la visita a los monumentos de Éfeso cuesta el equivalente a unos € 9 aproximadamente, aunque los precios de la entrada a la Casa de la Virgen María y a la Basílica de San Juan son menores. Debe tenerse en cuenta que solo se aceptan liras turcas.
Los Curetos
La vía de los Curetos es una de las principales arterias de Éfeso y, por eso mismo, uno de los recorridos preferidos por los turistas. Los curetos eran los sacerdotes encargados de alimentar con leña el fuego del Pritaneo. Esa vía nos lleva a la plaza de Domiciano, y desde allí se accede a varios sitios emblemáticos, como la fuente de Trajano o las Casas de la Ladera hasta los baños Escolastiquia, el templo de Adriano y las letrinas. La vía concluye en la Puerta de Adriano, la célebre Biblioteca de Celso, la Stoa de Nerón, la Casa del Amor y el ágora Inferior.