Por Gabriel Rovayo, director general en ESAI Business School, Universidad Espíritu Santo. Presidente de Codefe, partner de EFQM-Bruselas.
A diario, se habla mucho de sueños, de aspiraciones, de metas… pero muchas veces dejamos de lado lo que realmente funciona para realizar esos sueños y objetivos.
En el caso del emprendimiento decidirse a dar el primer paso es lo que hará que todo empiece a funcionar. Tener una, dos o mil ideas de negocios geniales no basta para hacer realidad el emprendimiento ni para hacerlo triunfar.
Según un interesante artículo de Harvard Business Review: “No malgaste su vida decidiendo. Si quiere perseguir sus sueños, hágalo ya”, escrito por Mark Chussil, una de las peores trabas que tienen los emprendedores para realmente ser uno, es la indecisión, el miedo a decidirse a triunfar. Según este autor, “usted se pasa la vida tomando decisiones. Mientras tanto, las cosas cambian. Sus valores cambian. Sus sueños cambian. Lo que le rompía el corazón o le maravillaba a los cuatro años no tiene sentido a los 40. Lo que le rompa el corazón o le maraville a los 40 no tiene sentido a los 20. Y llegará un día en el que estaría dispuesto a cambiar todo lo que le quede por tener lo que tiene ahora mismo.” Estas premisas son válidas, tanto a la hora de emprender, como para la toma de decisiones en cualquier aspecto de la vida.
Pero ya que estamos enfocados en el emprendimiento, mencionaré algo que Chussil destaca en su artículo, porque me parece absolutamente pertinente a la hora de conseguir lo que soñamos. Mucha gente con grandes sueños de emprendimiento y buenísimas ideas se quedan atrapados entre el querer y el tener que. Y entre los tengo que más frecuentes está el de generar ingreso fijos. Otro, el de ser parte de una empresa ya establecida y posicionada. Y como dice el autor, todo eso es producto de “suposiciones, creencias y hábitos, no equivocados pero tampoco obligatorios que yo deba obedecer estrictamente.”
Sonará a texto de autoayuda, pero lo cierto es que emprender va más allá de preparar eficientemente, un plan de negocios, la misión y visión de la empresa, los canales de comercialización o la estrategia de marketing. Emprender significa tener las herramientas teóricas adecuadas, pero, sobre todo, las herramientas mentales, entre las que se destacan el optimismo, la tolerancia al fracaso y a la frustración y una fe en sí mismo a toda prueba.
Y en lo que respecta al optimismo, no se trata de pensar que todo es o será color de rosa. Sino en creer en lo que queremos impulsar. Como dice Andy Molisnky: “Sin la capacidad de ejecutar una idea, de convertirla en una organización viva y viable, se está condenado al fracaso. Y para muchos emprendedores que son pensadores más que hacedores, esta es una idea terrorífica”. De allí que ser optimista a la hora de dar el paso al emprendimiento es fundamental.
¿Cómo pueden los emprendedores centrados en ideas convertirse en ejecutores y aprender a recaudar dinero, cerrar ventas, contratar a trabajadores? ¿Cómo pueden lograrlo especialmente cuando les obligue a salir de sus zonas de confort personal y profesional?
- Precisamente de esa manera, dejando la zona de confort para acercarse a lo incierto, pero con riesgos calculados. No se trata de dejarlo todo y lanzarse sin paracaídas. Se trata de ser arriesgado, ni suicida. Una idea de negocio será exitosa si antes ha pasado por un proceso de prueba e investigación. Buscar un nicho de mercado descuidado, desatendido, ávido de un producto que llene sus expectativas. De eso se trata dejar de caminar por el camino conocido y tomar otra ruta.
- Pero, sobre todo, ser valiente y admitir los retos. Es muy humano que nos disguste reconocer nuestras vulnerabilidades y errores, pero para mejorar lo tenemos que hacer. Cada uno de los emprendedores de éxito reconocen la importancia de estas tareas difíciles pero necesarias. ¡De atreverse! También admitieron, en muchos casos, que eran cosas que habían estado evitando o posponiendo y dejando a un lado sus sueños.
- Algo también importante es la automotivación. ¿Cómo se consigue eso? Principalmente interiorizando propósito y misión del proyecto. Eso, sin duda, dará la motivación y el valor necesario para dar el salto. Al respecto, la CEO de Clara Labs, Maran Nelson, dice: "Lo más importante fondos es creer de manera muy fundamental en lo que uno hace. Saber que es bueno. Hay que saber que lo que haces es bueno y que debe existir en el mundo".
- Finalmente parece ser, por conversaciones con emprendedores, que en la vida, en los emprendimientos, en los negocios, en la profesión, lo importante es encontrar un camino propio. Es cierto que no existe una estrategia infalible para triunfar en un emprendimiento, sin embargo, el tener un propósito propio en mente hace que sea menos complicado enfrentar los momentos difíciles pero necesarios. Si una persona traza su propio camino, siempre sabrá por dónde es la vía de regreso, en caso de tener que desandar lo recorrido.
*Por Gabriel Rovayo, director general en ESAI Business School, Universidad Espíritu Santo. Presidente de Codefe, partner de EFQM-Bruselas*