El manejo del dinero -y las complejidades que acarrea- es la principal causa de problemas y de divorcios.
Cuando uno se enamora de otra persona, hay una gran cantidad de sentimientos que son difíciles de describir pero incluyen una mezcla de felicidad, entusiasmo, esperanza, alegría e inspiración. El amor en ocasiones es extremadamente intenso y, como pareja, nos hace sentir que somos invencibles y que el amor podrá con todo lo que se nos interponga en el camino.
Pero el verdadero amor es mucho más que ese sentimiento. Se basa en un conocimiento profundo de uno mismo pero también del otro. Implica no sólo admirar sus virtudes sino también conocer —y aceptar— sus defectos. Lo que hoy sentimos va evolucionando a medida que la realidad sucede y, para que una relación tenga éxito, es necesario aprender a vivir con la otra persona como es, sin intentar cambiarla.
Muchas veces la ilusión del enamoramiento nos ciega. Algunas veces no vemos defectos en el otro que son obvios para los demás, o bien les restamos importancia. Pensamos que “no son tan malos” o, peor aún, que el amor hará que la pareja cambie. Lo cual equivale a engañarnos a nosotros mismos: muy pocas veces sucede.
El sentimiento de enamoramiento va cambiando, evoluciona a medida que la realidad sucede y la pareja empieza a experimentar una vida como tal, en conjunto. Desafortunadamente, en esos momentos muchos se dan cuenta de que en realidad no conocían muchos aspectos de su pareja, algunos tan básicos como los hijos (si quieren tenerlos o no, cuántos hijos, etcétera).
Pero también está el tema del dinero que, desafortunadamente y según estadísticas, es la principal causa de problemas y de divorcios.
Me he encontrado a muchísimas parejas que después de casarse se dieron cuenta de que el otro estaba sumamente endeudado, era comprador compulsivo o sumamente desordenado en el gasto, porque jamás habían hablado de dinero, de cuánto poseía —o debía— cada quién. Tampoco se habían puesto de acuerdo en cómo manejarían esos aspectos como pareja.
Nos guste o no, el dinero es algo necesario que nos acompaña en nuestra vida. Todos los días y en cada momento tomamos decisiones financieras: desde que decidimos comprarnos un café a medio día hasta las cosas que no pensamos, como el pago del transporte que utilizamos siempre para ir a trabajar. Por eso hablar de dinero y ponernos de acuerdo sobre estos temas es crucial para que una pareja pueda sobrevivir.
Desafortunadamente, me he encontrado frecuentemente con parejas en donde cada uno tiene conceptos fundamentalmente distintos acerca del dinero. Uno es ahorrativo y el otro despilfarrador. Uno utiliza el crédito para financiarse y el otro odia desde lo más profundo de su ser sentir que debe dinero a alguien más. Aspectos que deberían haber sabido y tomado en cuenta antes de tomar la decisión de comenzar una vida juntos.
No tapemos el sol con un dedo. Conocer a nuestra pareja implica saber cómo maneja hoy su dinero. Qué piensa acerca de las deudas. Si le gusta ahorrar, si cuando se siente mal lo primero que hace es irse al centro comercial a comprar unos zapatos nuevos, si tiene seguro de gastos médicos mayores; una infinidad de preguntas que debemos hacer.
Es importante aprender a hablar abiertamente de dinero con el otro, porque vivir juntos implica hacer planes en conjunto, muchos de los cuales se tendrán eventualmente que pagar, porque así es como funciona el mundo. Es un aspecto fundamental y descuidarlo puede ser un gran error.