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La importancia de la salud mental en el cáncer
Jueves, Agosto 3, 2017 - 11:00

Especialistas recalcan que no es aconsejable limitar las expresiones de tristeza del paciente.  

Muchos temen a esta enfermedad más que a ninguna. Pero con el diagnóstico en la mano, solo queda darle pelea. Fortalecer la salud mental puede ser decisivo para derrotarla.

Pese a que la ciencia ha avanzado tremendamente, el miedo persiste y debe ser enfrentado con decisión, como lo hacen miles de personas cada año, sabiendo que es la única forma de ganar la batalla por la vida.  

Pero el miedo no es la única emoción que invade a las personas con cáncer. En muchos casos aparecerán la ansiedad, la depresión e ideas irracionales que pueden jugar en contra del tratamiento, advierte Fernando Lamas, psicólogo y psicoterapeuta del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas de Perú (INEN). 

Para el experto, no es suficiente ser fuerte físicamente para derrotar esta enfermedad. Es necesario también ser fuerte emocionalmente.  

“Cuando los pacientes se enteran que tienen cáncer, es como una bomba. La primera imagen que les llega es la idea de muerte. Pasan por sus mentes la familia, el futuro, la desesperanza, la angustia. Empiezan a desarrollar una serie de problemas emocionales, afectivos. Es fundamental que nadie pase por esto sintiéndose solo, porque lo llevará al abatimiento”, enfatizó.      

El experto comenta que es tanto el miedo por el cáncer, que algunos pacientes desarrollan fantasías alrededor de la enfermedad. 

“La más frecuente es ‘me voy a morir en poco tiempo’, que en la mayoría de los casos es inexacto, porque hoy más que nunca el cáncer ha dejado de ser una enfermedad sinónimo de muerte. Cada vez hay más tratamientos, más accesibles a las mayorías y, finalmente, todo dependerá del estado de la enfermedad y de cómo el paciente responda al tratamiento”, reflexionó.  

La culpa es otra de las amenazas a las que se enfrentan los pacientes con cáncer.  

“Piensan que lo tienen porque comieron mucho, porque fueron malos, porque les pegaban a sus hijos, porque fueron infieles. Ven la enfermedad como un castigo divino. Tenemos que explicarles con calidez que en la mayoría de los casos el cáncer se desarrolla como un accidente, porque no hay una edad en que sea más común. El INEN tiene internados hasta niños de dos meses”, comentó.  

Trastorno de adaptación

Los tratamientos contra el cáncer son bastante fuertes y los pacientes deben saberlo desde un inicio, refiere Lamas, para que no los abandonen apenas se sientan un poco mejor. “La real importancia del acompañamiento en salud mental es que los psicólogos o psiquiatras nos convertimos en aliados del paciente para que cumplan con sus controles, asistan a las consultas y tomen su medicación en el momento preciso”, detalló.

El experto sostuvo que es fundamental que la familia entienda que no hay palabras mágicas frente al cáncer y que no es aconsejable limitar las expresiones de tristeza del paciente.  

“Siempre tenemos que asentarnos en la realidad y ella nos dice que la persona sí tiene una enfermedad, pero la realidad también nos dice que existe un tratamiento que ayudará a superarla. Es normal que, después de conocer el diagnóstico, las personas desarrollen un trastorno adaptativo, que es el tiempo que le toma a mi aparato psíquico para adaptarme a esta nueva condición y aparezca la tristeza”, detalló.  

Sin embargo, advirtió, si pasados dos o tres meses la persona continúa triste la mayor parte del tiempo, deja de comer, no duerme bien, empieza a revelar trastornos psicológicos clínicos, como la ansiedad y la depresión, se debe buscar ayuda profesional.  

Déjenlos llorar


La unidad de salud mental del INEN trabaja con psicólogos y médicos psiquiatras. Estos últimos ofrecerán un tratamiento con psicofármacos en los casos más severos de depresión, ansiedad o síntomas psicóticos como alucinaciones, delirios y trastornos de la personalidad.

Algunos pacientes llegan al tratamiento con estos problemas y otros los desarrollan ante la llegada del cáncer.

 A veces las familias, con la mejor de las intenciones, le dicen al paciente ‘no te preocupes’, ‘todo va a estar bien’, ‘no llores, tienes que ser fuerte’, pero no saben que llorar les hará bien.  “La tristeza es una emoción adaptativa que nos permite dar señales de que necesitamos amor, ayuda. Las personas que no piden ayuda ni demuestran lo mucho que están sufriendo, podrían estar desarrollando un trastorno depresivo”, alertó.  

Cuando no hay opción para lograr consejería profesional, ayuda mucho buscarse un buen amigo, aconsejó. El buen pronóstico del caso pasa también porque el paciente tenga una red social que pueda contenerlo y acompañarlo en el proceso.

“Muchas veces cuando se ha pasado de manera exitosa todo el proceso de cáncer, resulta que los pacientes están mejor socialmente, tienen nuevos amigos y nuevas historias que contar. En lugar de preguntar por qué me dio el cáncer, hay que preguntarse para qué me dio, porque esa pregunta nos permite reflexionar sobre mi vida y hacer cambios para el futuro”, sostuvo el experto.

Mucho estrés

Cuando el paciente es un niño, los padres deben tomar muchas decisiones en el proceso y es así como se llenan de estrés, porque pierden un poco la autonomía y el control sobre sus hijos, y eso se complica cuando hay otros hijos en casa que demandan cuidado.

El cáncer en la adolescencia priva a los jóvenes de la ansiada libertad y eso puede traer conflictos en la familia que se pueden resolver con paciencia y mucha comunicación.

Si los padres sienten que no pueden con tantas emociones, deben buscar ayuda profesional.

Irse con más tranquilidad

Ante un cáncer muy avanzado y en que solo resta darle calidad de vida al paciente, el experto recomienda concentrarnos en la trascendencia de la persona.

En esos casos debemos trabajar qué cosas quisiera construir, con quién quisiera reconciliarse, cómo le gustaría irse o que lo recordaran y hacer una especie de reflexión de las cosas buenas que ha hecho en su vida, que le hayan dado sentido.  

“Finalmente, todos somos seres finitos. Cuando uno evita hablar de esto que tanto nos asusta, como la muerte, se genera mayor desesperación. Una vez que la persona acepta eso, puede irse con mucha más tranquilidad”, sostuvo Lamas. 

Autores

Andina