Un estudio basado en una encuesta de gasto médico encontró que el medicamento subió en contraste a todos los demás que regulan azúcar en la sangre, que bajaron su costo.
Cluster Salud. La diabetes es una de las enfermedades en las que se concentra el esfuerzo de la innovación en la medicina actual, y con una constante: la insulina. Los pacientes con esta condición siguen necesitando inyecciones de insulina a diario para mantener sus niveles de glucosa en los niveles adecuados. El problema es que el costo de este medicamento ha aumentado.
Un cálculo que es refrendado por un estudio publicado en Journal of the American Medical Association, donde se encontró que el valor de la insulina en dólares ha aumentado, mientras que el resto de los medicamentos para la diabetes se han mantenido en el mismo precio o incluso han bajado. Desde 2010, el gasto de una persona en insulina es más alto que lo que debe gastar en todos los demás medicamentos para la enfermedad.
El estudio fue realizado por un equipo de la Universidad de Melbourne en Australia y la Universidad de Michigan. Utilizando datos de la encuesta del Panel de Gasto Médico, el grupo estimó el gasto constante en dólares entre 2002 y 2013 de los pacientes, y se estima que el costo total de la insulina pasó de US$ 231 al año a US$ 736 al año para cada paciente, en dólares del 2013.
Cada ml del medicamento pasó de costar US$ 4,34 a US$ 12,92. Esto se suma a que el uso anual se elevó de 171 ml a 206 ml por la prescripción médica. El aumento en la prescripción, de acuerdo a los investigadores, puede responder al aumento en los índices de obesidad y sobrepeso, que aumento la cantidad de insulina que necesita el cuerpo.
Mientras tanto, el gasto por persona en todos los otros medicamentos necesarios para quienes padecen la enfermedad bajaron de US$ 600 en 2002, a US$ 502 en 2013.
De acuerdo a los investigadores, es poco probable que baje el precio de la insulina por la competencia de los genéricos en este mercado, un alza que para el doctor William Herman, coautor del estudio de la Universidad de Michigan, es alarmante.
Herman agrega que las insulinas más caras corresponden a las preparaciones más nuevas, que poseen algunos beneficios extra, pero que se debería cuestionar si son realmente necesarias y quién debe utilizarlas realmente.