La Inteligencia Artificial aplicada al Machine Learning podrá predecir la depresión en los pacientes, desvelar los síntomas más ocultos y establecer el mejor tratamiento personalizado.
-“No te preocupes, seguramente tengas un mal día, mañana será mejor”. Respiras tranquilo pensando que será pasajero, que mañana desaparecerá esta sensación. Pero lo cierto es que al día siguiente te levantas sintiendo lo mismo, y así se suceden los días, sin demasiada esperanza. Y casi sin darte cuenta, te encuentras inmerso de lleno en una espiral depresiva de la que no ves salida. La mente parece convertirse en tu peor enemigo.
La verdad que siempre ha rodeado a la depresión es su difícil diagnóstico. Siempre ha existido una línea difusa que separa la depresión de lo que no lo es. Según la OMS, la depresión es una de las enfermedades más frecuentes en todo el mundo. Este trastorno mental afecta a más de 300 millones de personas. En el peor de los casos, puede llevar incluso al suicidio. De hecho, cada año se suicidan cerca de 800.000 personas depresivas y se coloca como la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.
Para poder combatirla eficazmente, y al igual que sucede en otros trastornos, los especialistas médicos establecen unos patrones con síntomas comunes. Pero ni los síntomas ni los tratamientos funcionan igual para cada paciente, ya que, como se dice coloquialmente, cada persona es un mundo. Ante esta situación compleja, aparece la Inteligencia Artificial con el reto de personalizar tanto los diagnósticos como los tratamientos de los pacientes. La innovación tecnológica se pone al servicio de nuestra salud mental.
El Machine Learning que descubre lo invisible
Actualmente, investigadores de todo el mundo especializados en esta tecnología han descubierto las capacidades que encierra el aprendizaje automático para desarrollar técnicas de detención de síntomas depresivos invisibles al ojo humano. De hecho, a existen tecnologías capaces de paliar los síntomas depresivos. Un equipo de científicos del University College London ha descubierto cómo la realidad virtual puede convertirse precisamente en la mejor arma para combatir la depresión.
Las oportunidades que ofrece la Inteligencia artificial aplicada al ML son esperanzadoras incluso a la hora de predecir la probabilidad de sufrir una depresión en el futuro. Un estudio publicado en Psychiatry Research ha demostrado que es posible identificar qué pacientes serían depresivos a través de imágenes obtenidas por resonancia magnética, y su posterior análisis mediante máquinas sujetas al aprendizaje automático. Al descubrir las diferencias entre los dos grupos también se determinó, con un 75% de acierto, la gravedad de la depresión entre los pacientes. Esta técnica también se ha utilizado en otras investigaciones. De hecho, The New Yorker publicó otro ensayo sobre el uso de esta técnica de análisis basada en imágenes médicas con resultados muy positivos.
Pero como adelantábamos antes, la IA no solo es capaz de predecir si vas a tener o no depresión, sino que detecta este trastorno incluso en los casos más invisibles. En este contexto, los investigadores de la Facultad de Medicina Weill Cornell (EE.UU.) emplearon otra técnica basada en el aprendizaje automático, en este caso aplicada a la recolección de datos obtenidos de un cerebro en reposo. Los especialistas fueron capaces de analizar los datos sobre el estado del cerebro de los 52 pacientes que sufrían de depresión, en comparación con la información acumulada sobre 42 pacientes sanos. De hecho, han llegado a otro nivel. Superada la fase de detección de los síntomas, los científicos han podido calificar la depresión bajo cuatro subtipos ligados a factores como la ansiedad, el estrés y la falta de placer. Desde BlogThinkBig.com también nos hacemos eco de la importancia del Big Data con la psiquiatría. Debido a que la depresión es una enfermedad muy inestable, la recopilación de datos casi al minuto permite saber el estado de ánimo de la persona afectada en cada momento y así mejorar su terapia. La red social Facebook ha afirmado recientemente que podrá hacer algo similar con los datos de sus usuarios para combatir la depresión, aunque se cuestiona si realmente será eficaz su intervención.
El primer paso ya está dado. Gracias a la tecnología se ha detectado hasta la depresión más oculta. Pero ahora cabe preguntarse, ¿cuál es el tratamiento más adecuado y efectivo para cada paciente? La Universidad de Emory en EE.UU. ha llevado a cabo otro estudio que también usa el análisis de las imágenes de resonancia magnética para establecer unos patrones de actividad cerebral cuando el paciente está en tratamiento. Del lado de la obtención de patrones, la Universidad de Nueva York publicó un estudio reciente, que en este caso utiliza patrones vocales entre posibles pacientes depresivos. Y es que, no hay duda de que las TIC cada vez están más cerca de luchar eficazmente contra este trastorno, ya no solo detectándolo sino tratando a quienes la padecen. Dentro de esta área de rehabilitación también se han desarrollado investigaciones para que la depresión en un paciente no llegue al extremo de autolesionarse o acabar con su vida. Para ello, la Universidad de Florida ha construido un software con tecnología Machine Learning que analiza las historias médicas de los pacientes depresivos y establece una probabilidad sobre pensamientos suicidas.
La depresión tecnológica
Al igual que la tecnología se proyecta esperanzadora para mejorar nuestra vida, otras veces es causante de generar malos hábitos que incluso puede desembocar en depresión. Surge así una depresión ligada a la adicción tecnología que parece exigirnos el 100% de nosotros y de nuestro tiempo. No hay que negar las evidentes ventajas y facilidades que nos ofrece la tecnología, unos factores que nos hace propensos a ser adictos a ella. De hecho, desde el BlogThinkBIg.com recientemente os desvelamos los resultados del último estudio de Redes Sociales de IAB. Cerca de 19 millones de usuarios españoles, tanto ellos como ellas, y con una edad promedio de 38 años, se pasan una media de cuatro horas al día enredados en redes sociales. Un grupo de científicos de la Universidad de Leeds llegaron a establecer una relación con los adictos tecnológicos y la depresión. De las 1.300 personas encuestadas, el 1,2% reconoció ser adicto y a su vez sufrir depresión. De hecho, aquellos individuos que solo son adictos tenían una probabilidad cinco veces mayor de sufrir depresión. Aun así, la tecnología como tal, ajena a como se trata por nuestra parte, es una disciplina que avanza y se esfuerza para provocar beneficios en nosotros. Nuevas prótesis, diagnósticos, implantes, son algunos de los productos y métodos tecnológicos sujetos a una constante innovación que persigue mejorar nuestro día a día.
La IA es un campo que no deja de sorprendernos, haciéndonos reflexionar sobre lo que es capaz de ofrecernos en el futuro. Por el momento su aplicación a la psiquiatría deja unos resultados muy prometedores. Bienvenidos a la inteligencia que puede y se propone hacernos felices.