Así se evidenció en la última conferencia de la OMS dedicada al tema en Suiza.
En plena octava reunión de la Conferencia de las Partes (COP8) del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco se evidenció un nuevo rumbo en esta lucha; el centro de la discusión ya no es el cigarrillo.
En esta cumbre que reúne por una semana en esta ciudad a representantes de 181 países, y no sólo autoridades, sino también ONGs, organizaciones intergubernamentales e internacionales de la sociedad civil, se hizo ver que el tabaquismo ya no es el tema central, por lo menos no el hábito convencional de fumar. Ni siquiera el cigarrillo electrónico, que por cierto está siendo prohibido por varios países.
Los que se abren camino ahora son los llamados vapeadores o aquellos dispositivos de tabaco calentado (que como no hacen combustión se supone no emiten humo, sino vapor o aerosol) suministradores de nicotina. Es la nueva tendencia: un mundo sin humo, con tabaco pero sin humo.
Se promueven como la última novedad, pero realmente no son productos nuevos. La industria los ha tratado de impulsar desde hace décadas. Pero como dice Erick Ochoa, de la Federación Interamericana del Corazón presente aquí en la COP8, justo ahora encontraron espacio en el mercado porque conjuntan dos adicciones: la adicción al tabaco con la adicción a la tecnología; una comorbilidad...
Gianella Severini, asesora legal para América Latina de TobaccoFreeKids, una de las organizaciones más activas en el combate del tabaquismo en niños y jóvenes, nos comenta que hay confusión entre el sector de la salud pública en torno a estos dispositivos porque en principio debe delimitarse bien dentro de la gran variedad de ellos.
Están los nuevos productos de tabaco calentado, entre éstos el conocido como IQOS de Philip Morris, introducido hasta ahora en más de 40 países. En América Latina están autorizados en República Dominicana, Colombia y Guatemala, y ya se están vendiendo. En Chile y en México han registrado su marca, pero aún no tienen la venia de la autoridad sanitaria.
Cada una de las principales tabacaleras tienen sus respectivas versiones, incluida British American Tobacco (BAT) y GTA. Estas argumentan que son “de riesgo reducido”, menos perjudiciales frente a los cigarros tradicionales porque en los nuevos no hay combustión. Lo cierto es que la certeza sobre su inocuidad se dará cuando haya evidencia independiente o imparcial que no sea de la misma industria.
Para TobaccoFreeKids son perjudiciales: la diferencia es que “en vez de caer del décimo piso, me caigo del quinto piso”, y habría que ver el daño en el tiempo al organismo.
Por otro lado, están los cigarrillos electrónicos o Sistemas Electrónicos Administradores de Nicotina (SEAN), pero éstos pueden ser con o sin nicotina. Son dos mundos diferentes y no es sencillo identificarlos.
Los cigarrillos electrónicos están desde hace más de 10 años en el mercado, los de tabaco calentado quisieron ingresarlos igual hace 10 años, pero no tuvieron éxito y en 2013-2014 los relanzaron más tecnologizados. Todas las tabacaleras se han ido dando cuenta que es el nuevo negocio.
Sobre los cigarrillos electrónicos hay más información porque llevan más tiempo en el mercado, y se han podido hacer estudios independientes de la industria, de ahí que en varios países, incluido México, los han prohibido.
El problema es que en torno a los dispositivos de tabaco calentado aún está por saberse bien a bien.
En el evento aquí en Ginebra, activistas, que no fueron aceptados a entrar como participantes en la COP8, se mantuvieron afuera buscando interceptar a las autoridades de los países para hacerles ver que dichos dispositivos pueden ser una opción para quien desea dejar de fumar. Lo cierto, nos dice Gianella, en algunos países como Italia donde se se promueven abiertamente, claramente su publicidad está dirigida a público joven, al segmento de inicio. Y ahí está el riesgo.