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La maldición de Silvia Gette, la argentina más poderosa de Colombia
Miércoles, Diciembre 21, 2016 - 08:40

Humilde bailarina llegó a la rectoría de prestigiosa universidad de Barranquilla. Enfrenta 40 años de cárcel por el presunto asesinato de su marido.

Entre escándalos, acusaciones de nexos con los paramilitares, sobornos, desfalcos y una vida de vedette se desarrolla la historia de la argentina Silvia Gette Ponce, quien actualmente está encarcelada por soborno.
 
Una bella argentina de imponente presencia y piernas largas, logró ser la mujer más importante de la costa caribeña colombiana. Se trata de Silvia Gette, la protagonista del nuevo libro del periodista Felipe Romero, “Gette, la herencia maldita”, Ediciones B.
 
La historia comienza en 1985 cuando Pepe Bronce, un reconocido bailarín argentino, descubre el talento que Silvia tenía bailando y decide incluirla en su compañía de ballet. Así arrancó la historia de la herencia maldita y la monopolización de Barranquilla. 
 
“Lo más difícil fue lograr encontrar a Pepe Bronce, fue complejo, pero lo ubiqué en Miami, Estados Unidos. Gracias a él logré documentar a esa Silvia antes de Colombia. La bailarina vedette. Él es quien la descubre y el responsable de que ella aterrice en Colombia”, aseguró Felipe Romero a El Espectador. 
 
Semidesnuda y bailando en medio de un escenario fue como conquistó al fundador y director de la Universidad Autónoma de Barranquilla, la más prestigiosa de la región. Poco a poco fue ganando su confianza. Comenzó con viajes ocasionales a Colombia y terminó radicándose en el país junto a su familia. Era tanto el amor de Ceballos por la bailarina que les arregló la vida a todos los miembros de la familia Gette Ponce. 
 
Pasaron de ser un hogar humilde de los barrios de Buenos Aires, Argentina, a ocupar los cargos más importantes de la Universidad Autónoma de Barranquilla. Ceballos, de 70 años, estaba decidido a cumplir todos los caprichos de la vedette con tal de que se quedara junto a él, y enceguecido por sus curvas, dejó de lado a su primera hija, María Paulina Ceballos.
 
Estos elementos fueron suficientes para que el periodista Felipe Romero decidiera escribir sobre Gette, “la historia de ella es fascinante desde todos los puntos de vista. Parece una novela de ficción pero basada en hechos reales. Hay una madrastra, una herencia, amores tormentosos, sicariatos, homicidios, paramilitares y cómo una vedette termina convertida en una de las personas más poderosas de Barranquilla”, afirmó Romero. 
 
Con las historias que van pasando en el camino de Gette al poder, el investigador pudo encontrar una conexión entre el paramilitarismo y la educación, un tema del que poco se había logrado documentar. En este caso la principal víctima fue la Universidad Autónoma del Caribe. 
 
Así fue como poco a poco empezó a construir su imperio y a ganar poder. De la vieja generación de la universidad sólo quedaba el recuerdo, Gette se había encargado de despedir a todo aquel que representara un bache en su camino. A nadie le generaba confianza las hazañas que hacía, en especial al ganadero Fernando Cepeda, esposo de María Paulina, quien le insistía que reclamara lo que le pertenecía. 
 
Pasó a ser la vicerrectora de la institución y estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para llegar a ocupar el cargo de rectora. Pero su principal obstáculo era Cepeda, quien no iba a descansar hasta que no derrumbara su castillo de naipes. Y quizás esa fue su sentencia de muerte. 
 
Al morir su esposo, Mario Ceballos, aparentemente por cirrosis, pasó a ocupar el puesto de rectora, lo que siempre había soñado. Trató de guardar luto durante un año. Sin embargo, su vida parecía un chiste de mal gusto. Poco a poco su castillo de naipes se fue derrumbando, pues Maria Paulina había pedido que a su padre le hicieran otra necropsia. En esta el resultado sería diferente: Mario Ceballos había muerto por envenenamiento por mercurio. Otra incógnita en el caso Gette.
 
A este caso se le sumaba otra investigación. Al parecer la vedette habría contratado al exparamilitar alias ‘Don Antonio’ y a sus hombres para que se encargaran de eliminar al ganadero. “Muchos de ellos están investigados por falso testimonio, porque en un momento declararon a favor de Silvia Gette y en contra de María Paulina. Ahora es al revés y se retractaron”, afirmó Romero. 
 
Hoy, 13 años después del homicidio, poco se sabe, parece que va a ser un caso más que queda en el olvido. Ella es la principal sospechosa pero la justicia sigue cojeando en su caso. Muy poco le preocupa la condena que está pagando por tratar de sobornar al exjefe paramilitar. 
 
Lo que realmente la desvela es el hecho de figurar para las autoridades como la presunta autora intelectual del crimen. De ser encontrada culpable podría pagar 40 años más de cárcel, no le alcanzaría la vida para pagarlos. 

Autores

El Espectador