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La necesidad de pensamiento sistémico en la dirección empresarial
Martes, Noviembre 13, 2012 - 14:23

Por Leonardo Pineda, director línea de investigación en Cambio Tecnológico e Innovación Estratégica, Universidad del Rosario, Colombia.

La empresa y los empresarios han sido, son y serán los principales impulsores de la innovación, por ello se la considera como la fuerza motriz que impulsa a las empresas hacia objetivos ambiciosos a largo plazo y la que conduce a la renovación de estructuras industriales y a la aparición de nuevos sectores productivos.

En este sentido, la empresa innovadora dispone de dos grandes competencias: aquellas de direccionamiento estratégico, esto es capacidad de visión a largo plazo, aptitud para determinar o incluso anticipar las tendencias del mercado; voluntad y capacidad de recopilar, tratar e integrar la información económica y tecnológica, es decir pensamiento sistémico; y las competencias
organizativas: gusto y control del riesgo, cooperación interna entre los diferentes departamentos funcionales y externa con la investigación y desarrollo, consultoría, los clientes y los proveedores; implicación de la empresa en el proceso de cambio e inversiones en recursos humanos, por medio del plan de innovación estratégica.

Según diversos análisis adelantados en empresas innovadoras, la innovación hace a una empresa más competitiva y el proceso de innovación transforma las capacidades internas de una empresa. La gran velocidad del cambio tecnológico y la rápida acumulación de nuevos conocimientos significa que las empresas que no sean capaces de incorporar nuevos conocimientos tienen un rezago fundamental en productividad y competitividad.

El plan de innovación estratégica, al definir el modo en que todas estas actividades se integran, se convierte así en un instrumento directivo estratégico de primera magnitud, capaz de contribuir substancialmente al éxito y al desarrollo de la empresa.

Al interior de la "nueva economía del conocimiento", se considera que la innovación juega un papel central en los distintos procesos económicos. A nivel macro, existe evidencia de que la innovación es el factor dominante de la competitividad internacional, y por tanto del crecimiento económico nacional, y la determinación de los patrones internacionales del comercio mundial. A nivel micro (al interior de las empresas) la I&D, cuyos resultados se traducen en innovación, es considerada como factor que mejora la capacidad de una empresa para absorber y aprovechar nuevos conocimientos de todo tipo, no sólo de tipo tecnológico, y así poder mejorar y mantener su posición competitiva.

Por tanto el "cambio organizacional" que trae consigo la sociedad del conocimiento, no es un evento aislado, sino que es dirigido por la necesidad de mejorar la competitividad del talento humano, y está ligado y tiene complementariedades con los cambios tecnológicos y la empresa del conocimiento, y por tanto del mercado. Ya estos aspectos llaman la atención por su intrincada complejidad, y ha llevado a varios autores a analizar lo que bien podríamos denominar las principales características de la nueva era de la economía y la empresa del conocimiento.

Las empresas deben incorporar el decálogo de la innovación estratégica en su direccionamiento estratégico, bajo el siguiente patrón.

Ideas creativas
Nuevos procesos
Nuevos productos
Organización para la innovación
Versatilidad empresarial
Adaptabilidad al entorno
Capacidad de innovación
Inteligencia competitiva
Open innovation-colaborativa
Nuevos modelos de negocios

Frente a este cambio tan profundo aparecen nuevas propiedades que caracterizan los nuevos negocios.

Primero está la convergencia: productos, empresas, tecnologías y negocios están en pleno proceso de integración. Negocios que se desarrollan en diferentes campos están combinándose en cluster empresariales donde cada uno de ellos participa de diferente manera y donde todos tienen que colaborar para el desarrollo del nuevo sector, al integrar la cadena de valor productivo.

Segundo, la interactividad: La era del tiempo real. Los hechos se comunican en el mismo tiempo en que se suceden. Las nuevas tecnologías aseguran la interconexión entre diferentes nodos de la red. Los eventos son vividos por todas las partes al mismo tiempo y todas las partes pueden desempeñar un rol activo en ese intercambio.

Tercero, la versatilidad: Es una característica propia de la nueva economía basada en el conocimiento. Las empresas deben desarrollar la capacidad de reinventarse a sí mismas y sobre todo mejorar para incrementar la capacidad de innovación estratégica. Es la clave para las empresas que transitan por el camino de los nuevos negocios. Es salir del círculo vicioso de la innovación en productos, procesos, servicios y modelos de negocios, para crear un ecosistema industrial donde el leif motiv sea la empresa como unidad estratégicamente innovadora, es decir alineada con su estrategia organizacional. 

Y, Cuarto está la personalización: En los nuevos mercados, los consumidores demandan productos ajustados a sus necesidades particulares. La estrategia es la personalización masiva, no los productos masivos. Hoy se demandan productos y servicios inteligentes.

La innovación estratégica trae consigo varios desafíos. Un primer desafío es identificar qué condiciones dinámicas son favorables a la innovación. ¿Es la innovación siempre asociada con saltos, rupturas o bifurcaciones, o puede proceder de las tendencias más regularmente? ¿Qué procesos explican la frecuente observación de los ciclos de innovación? ¿Es el cambio tecnológico fuente de innovación, o son las innovaciones las que generan dinámicas auto-organizadas de cambio tecnológico?

Un segundo reto es determinar si existe una aceleración de la innovación en la sociedad humana a través del tiempo, mediante la identificación de las medidas pertinentes de cambios sociales. Los llamados paradigmas de Thomas Kuhn.

Un tercer desafío es entender cómo la intención y la reflexión enmarcan la innovación en los sistemas sociales y cómo el efecto de retroalimentación del aprendizaje afecta al individuo y el cognitivo colectivo en el tiempo.

De todo lo anterior es claro que la innovación es un proceso complejo, dinámico y diversificado, con muchos componentes que interactúan entre sí al nivel racional y organizacional. La innovación, entendida como la aplicación exitosa de conocimientos o técnicas de nuevas formas o para
nuevos propósitos, tiene que ver con la organización de un negocio para explotar nuevas oportunidades rentablemente. 

La innovación es clave para todos los negocios, bien sea que estos usen o no alta tecnología. A su vez, la innovación requiere una actitud mental que siempre busca mejorar, responder
a las necesidades del cliente, que apunta a ir por delante del competidor y permanecer allí. En este sentido más que una opción, la innovación estratégica es hoy una necesidad imperiosa para garantizar la supervivencia en mercados globales turbulentos y con dinámicas cambiantes.

Autores

Leonardo Pineda