Booklick nace hace casi tres años por colombianos que buscaban crear un "Netflix" de textos con un pago de $7 mensuales.
La idea se les ocurrió cuando aún eran estudiantes. Federico Platin, Daniel Garzón y Julio Alviz, los tres administradores de los Andes y el tercero también literato, estaban en sexto semestre cuando empezaron a barajar cuáles eran los principales problemas que tenían los universitarios.
Entre lo que más les quedó sonando fue el acceso al contenido, pues en promedio, explican, un estudiante debe consultar entre 20 y 30 libros al mes, pero sólo tiene $4 diarios para repartirlos entre transporte, alimentación, textos y diversión. La plata para fotocopias simplemente no alcanzaba.
Cuenta Platin que, en ese entonces, hace casi ya dos años y medio fue cuando surgió la idea de crear un “Netflix” de libros académicos. Una aplicación donde los estudiantes pudieran encontrar en un solo lugar los principales textos que piden en todas las carreras, desde las ingenierías hasta las ciencias sociales. En febrero de 2016, con el lanzamiento oficial de Booklick, lograron aterrizar este sueño.
Booklick, al igual que cualquier otra app, se puede descargar en Play Store o App Store gratis. Una vez la persona crea una cuenta, tiene acceso a 617 libros. Si paga $7 mensuales para adquirir la membresía Premium, la cifra aumenta a 1.667 textos, entre los que se encuentran biblias de los ingenieros y matemáticos, como el Cálculo de Stewart o libros sagrados para los abogados, como los códigos de Leggis.
Sin embargo, llegar a los 1.510 usuarios que tienen hoy tuvo sus obstáculos: lograr cambiar la forma como piensan gigantes editoriales como Cengage y generar una aplicación a “prueba de piratería”.
Lo primero lo lograron con dos estrategias. Con cifras en mano se reunieron con las editoriales de varias universidades colombianas, como la Javeriana, el Rosario, los Andes y la Nacional, para convencerlos de que tener los libros en la aplicación les garantizaba un mejor destino. Así como lo cuentan hoy, en ese momento les explicaron que en cada universidad se sacan entre 40 y 50 mil fotocopias al día, pero que de esta cifra ni los autores ni las editoriales ganaban nada. Claro, esto sin contar con que habría una reducción de papel que ayudaría al medioambiente.
Además, para tentar a editoriales más grandes, como Celsus, Leggis, Cengage y Wolters Kluwer, se aliaron con la Cámara Colombiana del Libro, que les ayudó a vender el proyecto. “Fue difícil hacer que los editores se metieran al modelo, porque están acostumbrados a un altísimo margen por pocas unidades”, comenta Garzón. Pero con el tiempo, una a una fueron cediendo.
Mientras vencían esta prueba también se tuvieron que enfrentar al reto tecnológico: el de crear una aplicación que fuera lo suficientemente confiable y segura para que las editoriales no temieran que les “piratearan” los textos. Para esto llamaron a José David Bravo, un viejo amigo del club de pesca de Platin, quien es dueño de una de las empresas más grandes de hosting y seguridad informática del país, Colombia Hosting. Él les ayudó a crear la aplicación.
Ya con las cartas puestas sobre la mesa, Booklick empezó a funcionar. Pero más allá de ser un “anaquel virtual” de libros, lo que sus creadores buscan es que se convierta en una comunidad académica. La aplicación, que se puede abrir en el computador, el celular o las tabletas, permite que las personas subrayen, tomen notas o incluso compartan sus resúmenes con otras personas. “Es un toque de colaboración académica”, comenta Platin.
Por esto la idea a futuro es que los usuarios puedan seguir “listas” de libros, como sucede con Spotify. Por ejemplo, que un estudiante pueda seguir a su profesor de cálculo, ver qué libros leyó, incluyendo los subrayados o notas que hace sobre los textos, así como tener acceso a los talleres programados para la clase que haya subido a la aplicación.
Es más, bajo una alianza que hicieron con el Icetex, pronto las personas que tienen crédito con esta institución o que son beneficiarios del programa “Ser Pilo Paga” podrán pagar sólo la mitad de la mensualidad para tener la membresía Premium. A la final, Booklick es un ejemplo de algo que se viene anunciando desde hace ya algún tiempo: las tecnologías, cuando están bien pensadas, sirven para democratizar la educación.
FOTO: PEXELS.COM