Entre 2009 y 2011, mucha gente llegó como parte de una empresa al país asumiendo posiciones de liderazgo. A continuación, directivos y especialistas de empresas de Headhunting y Outplacement analizan el escenario de los ejecutivos expatriados en Chile.
Dado el escenario económico de Chile hace un par de años y su atractivo potencial para inversiones, rápidamente se convirtió en un destino codiciado para profesionales, sobre todo europeos y latinoamericanos. Esto acompañado de la escasez de capital humano local.
“Entre 2009 y 2011, Chile pasaba por un crecimiento muy fuerte y no había gente suficiente o entrenada para asumir posiciones de liderazgo. En el camino, entonces, las empresas multinacionales trajeron gente de otros países, a través de programas de expatriación”, dice Murilo Arruda, director de DNA Human Capital, quien agrega que bajo este sistema, donde una compañía destina por un tiempo determinado a un trabajador de su planta a otro país, “mucha gente llegó a Chile asumiendo posiciones de liderazgo, como presidentes, vicepresidentes, directores y gerentes”.
De acuerdo con Agustina Bellido, líder de Talento en Mercer Chile, “la expatriación genera muchísimo gasto para la empresa. Se buscan personas de alto nivel para formar parte del plan de expatriación, que no dura más de cinco años para luego devolverlos al país de origen”.
Sin embargo, este sistema que hace unos dos años era un buen negocio – porque las empresas estaban creciendo y en consecuencia aumentaban sus ventas y equipo– en el último año se comenzó a evaluar. Dada la desaceleración, las compañías comenzaron a revisar sus políticas de expatriación y gastos, reordenando algunos temas de recursos humanos y desarrollando talento local.
“Con el bajo crecimiento del país, las empresas ya no crecen en volumen de facturación y estructura, y no tiene sentido mantener a esas personas que cobraban el doble”, dice Arruda. A esto se suma el aumento de desempleo, que deja a un número disponible de profesionales en el mercado que pueden hacer las mismas laborales por la mitad del sueldo.
Arruda dice que al menos en DNA Human Capital han notado un aumento en el número de expatriados que toca a su puerta y desde Caldwell Partners, su managing partner, Eduardo Antunovic, dice que debido a la economía de Chile, “han habido despedidos, entre 2014 y 2015 han salido varios ejecutivos, más de lo que se indica”.
Arruda complementa que “el 80% de los currículos que ha recibido en los últimos seis meses pertenece a expatriados, en su mayoría argentinos, españoles y brasileños, con rentas entre los 4 y 10 millones de pesos chilenos. Mientras tanto, Pedro Lacerda, gerente general de Hays Chile, complementa que “existe una redución de expatriados en Minería y Construcción, principalmente, de 40% y 50%, por una corrección de mercado. La mayoría de los expatriados que han salido son de Australia, Canadá y Sudáfrica”.
Desde DNA Outplacement, su director German Picó, dice que “tengo empresas que han comprado pequetes para expatriados que han sido desvinculados y extranjeros que contrataron el programa de forma independiente”.
Para Bellido, el asunto pasa por un tema de ciclos. “En Chile estamos en un lugar en que la estadía de las compañías está más maduro y, a su vez, el talento está más profesionalizado en algunas áreas, lo que hace que se cambien las políticas de expatriación y ya no se necesite traer a un expatriado”.
Los que se quedan
Aunque las empresas se comprometen casi por obligación a devolver al expatriado a su país de origen luego de terminar su periodo, no siempre vuelven. Mientras algunos deciden quedarse tras ser despedidos, otros incluso tienen intención de permanecer en Chile antes de ser trasladados a otros destinos.
Suelen ser los latinoamericanos quienes barajan esta idea, sobre todo aquellos que provienen de países con situaciones menos alentadoras, como Argentina y Colombia, junto a españoles, aunque este último país está mejorando.
Y aunque la mayoría, según Lacerda, regresa a sus países de origen, entre los restantes existen dos grupos, los que intentan ser reubicados en otras actividades de la economía chilena y una minoría, que se queda con un contrato local, perdiendo varios de los beneficios que tenían.
Del 80% de expatriados mencionado por Arruda que han enviado currículos a la consultora, el 70% quiere seguir viviendo en Chile. El directivo, además, asegura que a algunos de los ejecutivos extranjeros que se quedan se le dificulta encontrar empleo porque no flexibilizan sus condiciones ni bajan sus rentas, y los procesos de selcción ofrecen un sueldo desalineado con lo que busca el candidato. Pese a esto, tan pronto se adecúan a la realidad local, los expatriados parecen ser bien recibidos. De acuerdo con Picó, de DNA Outplacement, existen ventajas y desventajas para ellos en las entrevistas, pero hay empresas que buscan extranjeros y cada firma tiene una necesidad. Dentro de los cinco y seis meses, los expatriados estarían encontrando trabajo.
Para Teresa Youlton, directora asociada de Page Executive, los expatriados se han reinsertado bien, porque muchas empresas valoran la experiencia internacional y a otras les importa que tengan conocimientos en el mercado local. Entonces, en medida que un extranjero haya estado más tiempo en Chile, más fácil será su reinsertación.
Chile, un buen lugar para vivir
Que los expatriados decidan quedarse no parece extraño, porque pese al desempleo y a la desaceleración, los ejecutivos extranjeros sienten que tienen las puertas abiertas.
A varios ejecutivos de consultoras de headhunting les llama la atención que varios de los expatriados decidan quedarse en Chile. Youlton dice que los extranjeros se proyectan con sus familias en el país y por eso deciden sacrificar renta.
El factor seguridad sería uno de los más valorados, sobre todo cuando se hace la comparación con los países vecinos. De acuerdo con Antunovic, “Chile se ha vuelto un destino para quedarse, por la calidad de vida, los sueldos y, además, porque están contratando más que hace 10 años”.
Todo esto y más fue lo que conquistó a la colombiana Yulieth Muñoz, quien fue trasladada a Panamá por ocho meses para trabajar en un proyecto, luego de cinco años en Chile como gerente de logística en Philips Chile. “Ganaba muchísimo dinero pero no era lo que buscaba. Además, el clima y las condiciones de trabajo son muy diferentes a Chile”. De vuelta en el país desde este año, Muñoz dice que aprecia la calidad de vida, pese a la contaminación, porque “es tranquilo y profesionalmente me ha ido muy bien. En Chile son abiertos y de los menos machistas”.
Pero también se suman otros elementos, como la idiosincracia y las oportunidades de mercado. Lacerda dice que Chile es un mercado que permite ser emprendedor, porque existen algunos sectores más inmaduros.
¿El concepto expatriado está en retirada?
Tanto Pedro Lacerda como Eduardo Antunovic coinciden en que el concepto de expatriado a nivel global se está diluyendo, sin embargo, es Lacerda quien asegura que dentro de cinco años este concepto desaparecerá. “Hoy se empieza a tener en el mercado laboral lo que se conoce como globalización de talento”, dice Lacerda, quien agrega que se empezará a hablar de management globalizado o de gente con carrera internacional, pero no del concepto de expatriado, que tiene condiciones muy distintas del resto de ejecutivos. “Esto provocará que la gente sea contratada con contratos locales y naturalmente con beneficioso por sobre un gerente normal, por ejemplo”, asegura.
Sin embargo, para Bellido, de Mercer Chile, el concepto de expatriación no morirá mientras haya escasez de talento en alguna parte. En especial si se debe llevar gente a lugares donde la situación política y social esté peor que en su país de origen, aunque opina que la expatriación en América Latina seguramente se empiece a modificar.