Dirigida por el español Mario de la Torre, "La primavera rosa en México" explora el peligroso día a día de las personas LGBTI en el país norteamericano.
La difícil situación de las personas LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales) en México fue recogida para el cine por Mario de la Torre, oriundo de Almonte (Huelva, España).
Su documental "La primavera rosa en México", parte de una serie documental que recorre la realidad de la homofobia y la transfobia en diferentes países del mundo, ha sido reconocida internacionalmente. De hecho, estuvo nominado al Goya en la categoría de mejor corto documental.
DW entrevistó al director y guionista, quien espera que su obra pueda convertirse en un altavoz para denunciar las violaciones de derechos humanos que sufre este colectivo en territorio mexicano, así como en otras regiones de Latinoamérica y el planeta.
- ¿Qué significa para usted la nominación de "La primavera rosa en México" a unos premios de cine del calibre de los Goya?
- Supone el reconocimiento a varios años de trabajo, a una trayectoria que inició en el año 2013 cuando comenzamos el proyecto con "La primavera rosa en Túnez". De ahí saltamos a Rusia y luego a México y Brasil. El reconocimiento de uno de los capítulos de esta serie documental es una recompensa al trabajo de todos estos años.
- ¿Qué lo lleva a elegir México, habiendo tantos países en el mundo donde la situación de las personas LGBTI es, cuando menos, preocupante?
- Una de las razones es que este país ocupa el segundo lugar en el ranking de personas asesinadas por su orientación sexual o identidad de género. Esto ya era un indicador clave. Pero, además de eso, la cercanía cultural con España también nos animaba a tratar la realidad de este país norteamericano, así como sus vinculaciones con Estados Unidos.
- ¿Qué lo sorprendió de las personas que ponen voz al activismo mexicano en su documental?
- En términos positivos, sin duda la entrega de personas que de forma completamente altruista deciden alzar la voz un día a pesar de que esta decisión les pueda acarrear consecuencias muy negativas, incluso el asesinato.
- ¿Cuáles fueron las mayores dificultades a la hora de reflejar el día a día de las personas LGBTI en México?
- Lo más difícil fue en lo personal y emocional, ya que estuvimos tratando con familiares de personas asesinadas, que habían sido activistas o que ni siquiera habían tenido tiempo para ello porque los habían asesinado antes por ser homosexual, trans o intergénero. El caso más grave es el de las mujeres transexuales: en el 68 por ciento de los casos, sus cadáveres no son reconocidos por los familiares. Constatar en el propio terreno esta dura realidad, el hecho de que ni siquiera tus propios padres se hagan cargo de tu cadáver porque sienten vergüenza, detrás de la que se encuentra una presión social muy grande, es bastante duro. Uno se imagina que la gente puede llegar a ser muy intolerante, pero cuando se llega a estos niveles de inhumanidad, son situaciones muy difíciles.
- Una de las cuestiones a las que vuelven una y otra vez los personajes es lo que los activistas llaman la interseccionalidad. ¿Por qué es importante reforzar esta idea?
- Para mí la discriminación hacia las personas LGBTI es consecuencia del machismo imperante en las sociedades. Se feminiza a los homosexuales con el fin de ridiculizarlos, de hacerlos más débiles, de presentarlos como personas carentes de derechos por no compartir ciertos valores de hombría. Lo mismo con el caso de las lesbianas, a las que se ningunea por el hecho de ser mujeres y que en muchos países sufren las llamadas "violaciones correctivas", que no dejan de ser una manifestación de esos valores patriarcales imperantes. Por lo tanto, el machismo siempre está presente.
Además, en países como México la situación se complica mucho más, porque no solo se trata de que tengas una orientación sexual o identidad de género, sino que también depende del estatus social que tengas. Si vives en una situación acomodada, será más fácil que se te respete. Pero si eres pobre, o negro, o afeminado, pues se suman una serie de discriminaciones que al final van a pesar como una losa sobre tu propia vida.
- ¿Cuál es su percepción de la respuesta de las autoridades del país a las amenazas más que reales que afrontan las personas LGBTI en México? La visión de los protagonistas no es precisamente positiva.
- La visión que tienen los mexicanos, y la que nosotros tenemos a raíz de haber grabado el documental, es de desolación. Esto es así porque, a pesar de la gran cantidad de crímenes que se cometen a diario contra la población LGBTI, una gran mayoría queda impune. Además, a raíz de la aprobación del matrimonio igualitario por la Corte del Tribunal Supremo de la Ciudad de México, decenas de activistas en todo el país fueron desaparecidos, y muchos de ellos asesinados. Esto muestra que hay una reacción de ciertos sectores frente a la normalización de la diversidad sexual y de género que contribuye a que el miedo permanezca.
- Usted asistió a la glamurosa ceremonia de los Goya. Pero ellos y ellas se quedan allí. ¿Cómo se siente al respecto?
- Nosotros los llevamos siempre por delante. Este documental es para ellos. Y todo el reconocimiento que se lleve, no solo en España, irá en beneficio de la población LGBTI mexicana. Nosotros actuamos únicamente como un altavoz de sus demandas, de sus preocupaciones y de sus anhelos. Instancias como esta nos permiten volver a denunciar lo que está sucediendo en México y que para la gran mayoría de la población mundial es absolutamente desconocido.
- ¿Le quedan historias por contar en México u otras partes de América Latina?
- Por supuesto. Cada región de América Latina es un auténtico microcosmos. Y nosotros solo pudimos rodar en la capital, lo cual no tiene nada que ver con lo que puede ocurrir en Acapulco o en el norte del país. En una cárcel en la que estuvimos conocimos a una chica trans salvadoreña. Intentar descubrir por qué esa chica huyó de El Salvador, cómo llegó a México, por qué la encarcelaron, es una historia muy emocionante, sobre todo porque revela la serie de discriminaciones que persiguen a las personas LGBTI. Claro que quedan historias por contar y siempre que haya disposición por todos estaré dispuesto a indagar en ellas.