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La planificación hospitalaria ya no se basará principalmente en el número de camas
Jueves, Octubre 26, 2017 - 09:30

Por Ian W. Mac Arthur, Especialista Líder en protección social de la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.

La primera pregunta que las autoridades de salud suelen hacer sobre los hospitales es, “¿cuántas camas tiene?”. Tradicionalmente, este indicador ha sido una de las unidades de medida más icónicas de planificación sanitaria y uno de los recursos más emblemáticos en la psicología de los pacientes.

No obstante, la cama hospitalaria ya no será un punto de referencia tan significativo. Ello se debe a una confluencia de factores que se intensifican y han generado cambios en la organización de los sistemas sanitarios y en el rol de los hospitales dentro de los mismos.

Los hospitales enfrentan nuevos retos

El factor principal en medio de estas nuevas tendencias es la transición demográfica y epidemiológica— poblaciones más envejecidas y una mayor carga de enfermedades crónicas y pluripatología. Esto genera una creciente demanda de servicios en un contexto generalizado de restricción del financiamiento. Además, la presión sobre el gasto sanitario se intensifica debido a las altas tasas de inflación en el sector, las nuevas tecnologías de alto costo, y las ineficiencias de los sistemas orientados históricamente a prestar atención a condiciones agudas ante la ola de cronicidad.

Los propios pacientes han transformado, también, la manera en que funcionan los servicios de salud. Están cada vez mejor informados sobre salud, son más proactivos en el manejo de sus condiciones y tienen expectativas más altas acerca de la calidad de los servicios. Asimismo, las tecnologías de la información y comunicación permiten nuevas maneras de interacción entre el personal sanitario y los pacientes, así como de configuración espacial de servicios.

Para sobrevivir, adaptarse es obligatorio

Hay varias formas en que los hospitales están respondiendo a esta nueva realidad, entre las cuales destacan las siguientes:

– Articulación de los hospitales en redes integradas de servicios diversificados. Los avances en la tecnología médica asociados a los servicios ambulatorios de cirugía y tratamiento médico (en oncología, por ejemplo), la predominancia del paciente crónico, y el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (TIC) permiten trasladar servicios fuera del hospital, a través de la recuperación telemonitorizada y hospitalización a domicilio, consultas remotas, y telemedicina. Además, se están configurando servicios sanitarios complementarios, como los cuidados intermediarios de larga duración para pacientes subagudos, que buscan reducir el riesgo de infecciones adquiridas en los hospitales y utilizar de manera eficiente las camas. Para atender adecuadamente a los pacientes crónicos y con pluripatología, se requiere de mayor continuidad de los cuidados, multidisciplinariedad, integración con los servicios sociosanitarios y una atención primaria fortalecida.

– Especialización de la oferta. El modelo tradicional del hospital general con una cartera de servicios homogéneos ha resultado inviable en muchos países. Por ello, es cada vez más común encontrar hospitales con un enfoque particular en aras de incrementar los volúmenes de pacientes para optimizar la calidad y reducir costos unitarios. Este fenómeno, junto al éxodo de pacientes no agudos a servicios secundarios de salud, está derivando en hospitales que concentran una mayor proporción de casos complexos y que requieren intervenciones médico-quirúrgicas más sofisticadas. En consecuencia, en algunos países se observa una reducción en la cantidad de camas de pacientes agudos y también una estancia media más corta, asociada a la perfección de las tecnologías médicas.

– Nuevas relaciones de colaboración y contratación. Tradicionalmente los hospitales operaban de forma bastante autónoma; sin embargo, es más eficiente estructurar algunos servicios independientes que pueden servir a múltiples prestadores. El diagnóstico por imagen y laboratorio, por ejemplo, fueron los primeros en emplear este modelo, maximizando la productividad de la tecnología y del recurso humano de alto costo y limitado, que difícilmente podía ser absorbido por una sola entidad. Asimismo, diferentes prestadores están integrando servicios clínicos a través de la conformación de equipos únicos, el intercambio o rotación de profesionales y residentes, la adopción de protocolos en común, la contabilización conjunta de producción, y la utilización de TIC.

Las fuerzas de cambio están transformando al hospital convencional en un establecimiento aún más especializado dentro de una oferta de servicios entrelazados que hoy llegan hasta el domicilio del paciente. En esta nueva organización el indicador más conocido no debería estar vinculado a la cama hospitalaria, sino a la actividad productiva generada por la red de prestadores en que se encuentra articulado el hospital.

Para conocer más sobre este tema, visita la página del Diálogo Regional de Políticas de Salud, promovido por el Banco Interamericano de Desarrollo.

Autores

Ian W. Mac Arthur