Por Martín Maturano Trigo, médico salubrista, para La Razón.
Con la revolución democrática y cultural en Bolivia se proyectó una profunda transformación nacional en todos los ámbitos, sobre todo en lo social y en el área de Salud en especial. En las nueve Asambleas Pre Constituyentes de Salud realizadas en cada uno de los departamentos del país; y la Asamblea Pre Constituyente nacional de salud realizada en Sucre en 2006, con una masiva participación de delegados de todo el país, después de un amplio debate, se cimentó las líneas políticas, conceptuales y jurídicas, las cuales en su totalidad fueron incorporadas a la nueva Constitución Política de Estado Plurinacional de Bolivia, estableciendo a la salud como un Derecho Humano fundamental, cuyo garante es el Estado, que convierte a la salud en un bien público y en un Sistema Único, gratuito y universal y que incluye a la medicina tradicional.
De manera colectiva, a partir de las experiencias positivas en salud, se construye una política sanitaria en Bolivia como la Salud Familiar Comunitaria e Intercultural (Safci) con sus modelos de gestión participativa y modelo de atención. Siendo ésta una nueva forma de hacer y sentir la salud a través de cuatro bases fundamentales: la integralidad, la intersectorialidad, la participación social y la interculturalidad; con una estrategia central que es la promoción de la salud.
Al establecerse a Bolivia como un Estado Descentralizado y con Autonomías en la Constitución Política del Estado, la Ley marco de autonomías y descentralización Andrés Ibáñez, se instala a la salud como una competencia concurrente de los tres niveles del Estado.
Con este marco jurídico conceptual, político y competencial se ha realizado un esfuerzo desde el gobierno por cumplir esos mandatos, fortaleciendo la estructura del subsector público de salud, con la construcción de más de 1.000 nuevos establecimientos en todo el país. El haber duplicado el número de ítems de salud financiados por el Tesoro General de la Nación (TGN), que en 2005 eran alrededor de 13.000 ítems, a más de 27.000 “recursos humanos” en salud en toda Bolivia. El fortalecimiento del sistema de referencia y contra referencia con la dotación de aproximadamente 1.200 ambulancias, entre “ambulancias de transporte”, “ambulancias de tipo 2” y “ambulancias odontológicas” a todos los municipios de Bolivia.
Implementación de programas nacionales a través del apoyo de Brigada Médica Cubana, la misión solidaria Moto Méndez, la formación de especialistas en Salud Familiar Comunitaria Intercultural Safci, la creación del Año de Servicio Social Obligatorio, Proyecto Tele Salud para Bolivia, implementación del programa Mi Salud; la proyección del plan de hospitales para Bolivia con la construcción de más de 47 hospitales de Segundo, Tercer y Cuarto nivel.
La adecuación y unificación del Seguro Universal Materno Infantil SUMI y el Seguro de Salud para el Adulto Mayor SSPAM en la ley 475, que además incorpora a las personas con discapacidad, la puesta en vigencia de la Ley de Medicina Tradicional y Ancestral en Bolivia; sumado esto a los esfuerzos de los gobiernos departamentales y municipales por fortalecer el subsector público de salud: son esfuerzos que han contribuido a romper la barrera geográfica y cultural en salud.
Sin embargo, mientras no se conciba que el destinar recursos económicos a salud es una inversión y no un gasto, el mandato político, social y sueño de una Salud Gratuita Universal para todos los bolivianos, a través del sistema único o seguro universal de salud, aún espera.