Javier Santiso es Profesor de Economía en ESADE Business School.
Hace poco, en Estados Unidos, los dos hombres más ricos del país, Bill Gates y Warren Buffett, han conseguido unir en torno a su iniciativa de donar por lo menos 50% de su fortuna a otros 40 millonarios más.
Entre ellos figuran personalidades como el actual alcalde de Nueva York y fundador de la multinacional Bloomberg, el dueño de CNN o los cofundadores de Oracle y Microsoft. Si todos ellos dieran la mitad de sus fortunas, como lo pretende la iniciativa The Giving Plegde (El Compromiso de Dar) se movilizarían casi US$ 700.000 millones.
¿Podríamos imaginar una iniciativa de este tipo en América Latina? ¿Cuál podría ser un proyecto movilizador?
Probablemente todos concordarán en que la educación es el gran imperativo. Sin embargo, no existe nada equivalente a un MIT latinoamericano. Podríamos entonces imaginar un proyecto catalizador de este tipo, para que se crearan, en varios de los países de la región, un MIT o un CalTech de excelencia mundial.
El presupuesto anual del MIT es de US$ 600 millones. Una de las claves de su modelo financiero, que le otorga recursos y autonomía, es su endowment, un fondo de inversión cuyos rendimientos alimentan el presupuesto anual. Totaliza unos US$ 8.000 millones (el de CalTech es de US$ 14.000 millones). El MIT alberga actualmente unos 4.500 profesores e investigadores, y dentro de sus ex alumnos (110.000 actualmente) hay nada menos que 25 Premios Nobel. Su contribución al mundo político, empresarial y a la innovación es igual de impresionante: desde el actual secretario general de la ONU o el presidente de la Reserva Federal, hasta los fundadores de Intel o de 3Com, todos son ex alumnos.
Podríamos entonces imaginar para ello un Giving Pledge mexicano, brasileño, argentino o chileno, para vertebrar un endowment y un MIT latino.
En la lista de Forbes de las personas más ricas del mundo están de hecho varios latinoamericanos. El primero de ellos, el mexicano Carlos Slim, encabeza incluso el ránking como el hombre más rico del mundo, según las métricas de Forbes (su fortuna se elevaría a más de US$ 53.500 millones). Una donación incluso parcial
suya podría contribuir a crear varios Mexico Institute of Technology dotados con recursos equivalentes o superiores al de MIT. Además podría a convencer otros multimillonarios mexicanos de seguirle, al igual que Gates y Buffett lo han hecho en Estados Unidos.
La lista de Forbes cuenta con otros ocho mexicanos en este selecto club, combinando unas fortunas de US$ 38.000 millones. Los brasileños, con 18 personas y familias en esta lista, están muy bien representados. Uno de ellos, Eike Batista, está incluso entre las 10 personas más ricas del mundo, con una fortuna estimada en US$ 27.000 millones. Las demás fortunas brasileñas acumulan un monto equivalente (US$ 29.000 millones). Es decir: si cada uno de estos sujetos donase la mitad de su fortuna, se podrían crear varios endowments.
También están presentes el empresario argentino Gregorio Pérez Companc y su familia (US$ 2.000 millones) y los colombianos Julio Mario Santo Domingo y Luis Carlos Sarmiento (ambas fortunas combinadas alcanzarían más de US$ 11.000 millones, según Forbes). Estos dos últimos, de unir sus fuerzas, con probablemente algunas otras fortunas del país, podrían crear un MIT en Colombia. Venezuela, con dos empresarios y sus familias incluidas (ambos totalizan cerca de US$ 8.000 millones) también podría aspirar a vertebrar una institución como la de MIT con un fondo equivalente.
La lista no se acabaría aquí. Chile, por su parte, tiene cuatro familias en la lista de oro de Forbes, totalizando entre todos más de US$ 26.000 millones, más que suficientes para impulsar un proyecto similar al de Boston en Santiago. En la lista faltan de hecho algunas fortunas que podrían venir a reforzar este primer núcleo. Este país presenta además la característica, única actualmente en el mundo, de que el actual presidente figura también en la lista de Forbes, pudiéndose aquí combinar capacidad financiera, talento y visión empresarial con voluntad política de primer nivel.
Esto obviamente nos parece irreal. Sin embargo, ¿por qué no podría convertirse algún día en realidad?
Al otro lado del mundo, en Arabia Saudí, en pleno desierto de la península árabe, está surgiendo de la nada la King Abdullah University o Science and Technology, una apuesta sin precedentes en esa región: una institución de punta, dotada con US$ 10.000 millones de endowment, es decir, superior al de MIT.
La vida también es sueño.