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La vieja China da paso a la nueva "Xina"
Miércoles, Octubre 26, 2022 - 15:41

El nuevo equipo dirigente del Partido Comunista chino fue designado. Xi Jinping está rodeándose de cuadros leales en la agrupación. El culto a la personalidad del mandatario se intensifica en China, opina Dang Yuan.

¡Habemus Xi!

No era ningún secreto que Xi Jinping aspiraba a un tercer mandato como secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en su congreso número 20. Al hacerlo, el mandatario de 69 años incumplió el límite de edad anterior de 68 y el de 10 años de mandato que había regido desde la muerte de Mao Zedong. Y la composición del recién elegido Comité Permanente del Politburó, el círculo de poder del PCCh, tampoco sorprende en realidad.

El liderazgo en el PCCh siempre ha significado continuidad. El partido pensaba a largo plazo en su política de personal y hasta ahora era conocido por designar a las siguientes generaciones de líderes del Politburó en una etapa muy temprana, confiándoles rápidamente importantes tareas estatales. En la mayoría de los casos, se solía incorporar al comité a políticos que no tenían más de 58 años.

Pero el político más joven del nuevo Comité Permanente ya tiene 60 años. No se puede hablar de un relevo generacional, si tomamos el término literalmente. El resto no son mucho más jóvenes.

Tres de los siete miembros se mantienen en el órgano, aunque asumirán nuevas funciones en el aparato estatal, y cuatro fueron ascendidos. Solamente se produjo un cambio de sillas en el carrusel de personal. Y no queda claro realmente quién tomará el timón del PCCh en el próximo congreso del partido dentro de cinco años y determinará los destinos de China.

En el Comité Permanente, el secretario general claramente no necesitó hacer concesiones en las designaciones para la más alta dirección. Pudo llevar sus seguidores más leales al comité. Hasta ahora, el ente siempre había sido el sitio para la equilibrar los intereses dentro del partido y repartir el poder entre las distintas facciones.

Según los observadores, hay muchas dentro del Partido Comunista Chino. En el nuevo Comité Permanente, sin embargo, ahora rige la lealtad incondicional.

El mejor ejemplo, junto a la expulsión de Hu Jintao antes de la votación, lo proporciona Li Qiang, el nuevo número dos del partido, que será elegido formalmente primer ministro en marzo de 2023.

Li fue anteriormente líder del PCCh en la metrópolis financiera china de Shanghái. Cuando se volvió a paralizar la vida pública en la ciudad por dos meses en primavera debido al creciente número de infecciones por coronavirus, fue objeto de fuertes críticas, tanto a escala nacional como internacional, pero se ganó la confianza de Xi porque implementó sin piedad su estrategia de "cero covid-19".

Además, existen dudas sobre las capacidades políticas de Li. Fue jefe del partido y gobernador de las regiones económicamente más pujantes, Shanghái, Zhejiang y Jiangsu, en el delta del río Yangtze.

Pero a diferencia de los anteriores primeros ministros, no tiene experiencia alguna en el gobierno central. Nada de esto sirvió como contraargumento para hacer desistir a Xi.

Se impuso y consiguió mantener a Li, a pesar de la oposición interna.

La pleitesía que rinde a una única persona el máximo órgano de toma de decisiones del partido degenerará en un culto a la personalidad de Xi en todo el país. En la vida política, el juramento de lealtad a Xi se ha vuelto indispensable. El cambio en la Comisión Permanente es solo una formalidad, vino nuevo en odres viejos.

Para entender al "reino del medio" habrá que entender a Xi.

El redactor de DW autor de este artículo de opinión escribe bajo el seudónimo Dang Yuan para protección de su familia en China.

Autores

Deutsche Welle