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“La voz de los 80”: el primer disco de Los Prisioneros que continúa siendo incómodo, treinta años después...
Sábado, Diciembre 13, 2014 - 16:01

Pasado tanto tiempo, el inquieto trabajo musical sigue vigente hablando a la conciencia de Chile e, incluso, de América Latina hoy. Este sábado, el LP cumple tres décadas.

Por más que hoy en Chile sean muchos los que se autocalifican como “viudos” de Los Prisioneros,  el exitoso y desaparecido trío rockero local, lo cierto es que en los seis años en que se jugó su carrera (1984/ 1990, con cuatro potentes discos) se trató siempre de un grupo incómodo para todos los sectores.

Para la dictadura, por cierto, con ese nombre era imposible que no sufriera actos de censura y acoso. Pero para la oposición de entonces, para los artistas de entonces, para los medios de entonces, estos veinteañeros provenientes de un populoso sector de Santiago eran demasiado independientes como para sumarlos a sus filas.

Las canciones del trío si bien constituían una fotografía más real de lo que estaba pasando en las ochenteras calles chilenas que lo exhibido por la televisión, los diarios o las revistas –mayormente oficialistas- tampoco eran funcionales para quienes criticaban el orden establecido.

Las letras de Los Prisioneros tienen la gracia de que, criticando lo que pasaba en el Chile de esos años, iban al fondo de un tipo de actitud que se estaba fragüando. Lo que en los 90 explotó con la figura de los “jaguares de Sudamérica”.

“En las garras de la comercialización/ murió toda la buena intención”, decían en el primer track de su primer disco, que este sábado cumple treinta años. “La voz de los 80” es hoy recordado como un verdadero hito en la historia de la música popular y rockera en Chile.

Es difícil imaginar el éxito de un disco como ese, en todo caso, sin tener la experiencia del tiempo en el que se edita. 

Chile a mediados de los 80 es una sociedad casi de características provincianas, en un mundo bajo la asfixiante Guerra Fría. Sin internet, sin redes sociales, sin ringtones, el país es controlado por la dictadura.

Sin acceso a los medios de comunicación, sin agencias de relaciones públicas, sin cultura de marketing, sin capitales, un trío de jóvenes educados en colegios públicos experimentaban sonidos y letras sorprendentes para los oídos locales.

Lo hecho por el trío en esos oscuros días es un acto de absoluta potencia creativa y habla de que el ser humano, aún en las peores condiciones, puede sacar lo mejor y que el contexto no puede ser excusa para no intentar- siquiera- hacer siempre lo más parecido a lo correcto.

Los diez temas de “La voz de los 80” resisten los treinta años que cumplen y son capaces de dar cuenta de una época y seguir removiendo espíritus aún hoy. 

“Nadando en alcohol y tabaco/ alegría de vivir ellos dicen” (“Brigada de negro”), “Para amar para amar / tu identidad debes falsear/ para amar para amar/ siendo estúpido serás feliz” (“Paramar”), “El mejor gancho comercial/ apela a tu imbecilidad/ te trata como un animal/ poniendo en claro tu brutalidad” (“Sexo”) o “Y la imaginación, si es que la tuvo ya la perdió/ y en su lugar instaló un videotape” (“Mentalidad televisiva”) constituyen pequeñas muestras de que la mirada crítica del grupo no era sólo sociopolítica. También era sociocultural.

Para qué decir “Contradices toda tu protesta famosa/ con tus armonías rebuscadas y hermosas” (“Nunca quedas mal con nadie”), “Mira nuestra juventud/ que alegría más triste y falsa” (“La voz de los 80”) o -por sobre todo- “Con toda honestidad y con la mente fría/ renegamos de cualquier patrón” (“No necesitamos banderas”).

El disco “La voz de los 80”, en rigor, le sigue hablando al Chile de hoy. Y es posible también que,  en general, a América Latina, en donde los ritmos de las sociedades se encuentran en entredicho con las miradas más pequeñas que vienen del poder.

Pasado tanto tiempo, el primer disco del trío nacido en un barrio popular de Santiago sigue siendo incómodo.

Sería bueno revisar con mayor atención este trabajo inquieto y con aires premonitorios. Para muchos no sólo se trata de lo mejor de Los Prisioneros, sino que uno de los buenos trabajos musicales de la región.

 

Autores

Claudio Pereda Madrid