Un estudio observacional llevado a cabo por universidades londinenses ha encontrado que estas condiciones laborales contribuyen a empeorar la salud mental en general, pero sobre todo la de las mujeres.
El auge de la globalización y de la economía 24/7 está demandando que la gente trabaje largas jornadas y fines de semana. Un estudio observacional llevado a cabo por universidades londinenses ha encontrado que estas condiciones laborales contribuyen a empeorar la salud mental en general, pero sobre todo la de las mujeres.
Según los datos que manejan los autores, esta tendencia de trabajo que denominan ‘antisocial’ se está expandiendo en todo el mundo. “En los países de Asia oriental ha aumentado el riesgo de muerte por exceso de trabajo. En Reino Unido, el estrés laboral se traduce en días de trabajo perdidos cada año. Y en el ámbito de la UE, casi una cuarta parte de la gente trabaja la mayoría de los sábados y una tercera parte, al menos un domingo al mes.
Estudios previos habían encontrado una relación entre estas fórmulas laborales y la depresión, pero la mayoría se habían centrado en hombres y en ciertos tipos de trabajo. La investigación actual, cuyos resultados se han publicado en la revista Journal of Epidemiology& Community Health, tiene por objetivo indagar cómo afectan este tipo de jornadas tanto a hombres como a mujeres.
Para averiguarlo, el equipo se basó en datos de un estudio longitudinal llamado Understanding Society (UKHLS), que ha estado haciendo un seguimiento de la salud y el bienestar de una muestra representativa de 40.000 hogares en todo Reino Unido desde 2009.
Mayor riesgo en fin de semana
Los investigadores se centraron en los datos de 11.215 hombres y 12.188 mujeres de la segunda ola del UKHLS, entre 2010 y 2012, que incluía información sobre el empleo. Tuvieron en cuenta la edad, los ingresos, la salud y las características del trabajo.
Las diferencias por género son evidentes: las mujeres que trabajan unas 55 horas semanales tienen un 7,3 % más síntomas de depresión que las que tienen una semana laboral estándar de 35 a 40 horas. Sin embargo, entre los hombres no hubo diferencias en el número de síntomas depresivos en función de las horas semanales trabajadas.
El estudio ha constatado diferencias de género en cuanto a los patrones laborales. Por ejemplo, los hombres trabajan más horas en empleos remunerados que las mujeres. Casi la mitad de los hombres, frente a menos de una de cada cuatro mujeres, sobrepasa el horario estándar.
Además, el estudio subraya que trabajar en fin de semana se relaciona con un mayor riesgo de depresión en ambos sexos, aunque es mayor en las mujeres.
“Este es un estudio observacional, por lo que, aunque no podemos establecer las causas exactas, sí sabemos que muchas mujeres se enfrentan a una doble carga porque asumen una mayor proporción de tareas domésticas que los hombres, lo que conduce a un total de horas extensivo, presiones de tiempo adicionales y responsabilidades abrumadoras”, destaca Gill Weston, investigadora del Instituto de Epidemiología y Atención de la Salud de la University College London y autora principal del trabajo.
“Si se tienen en cuenta estas tareas domésticas no remuneradas y el cuidado de otras personas, las mujeres trabajan más tiempo que los hombres, en promedio, lo que se ha relacionado en investigaciones anteriores con una salud física más deficiente”, agrega.
Vida laboral y maternidad
También se pone en evidencia que tener hijos afecta a la vida laboral de hombres y mujeres de diferente maneras. Los padres con hijos trabajan más horas que los que no los tienen. En cambio, casi la mitad de las madres del estudio trabajan a tiempo parcial, en comparación con solo uno de cada siete (15 %) hombres.
“También encontramos que los trabajadores con más síntomas de depresión son los de más edad, con ingresos más bajos, fumadores y con actividades físicamente exigentes –dice Weston–. Y esto se puede aplicar tanto a hombres como a mujeres”.
“Esperamos que nuestros hallazgos animen a los empleadores y a los responsables políticos a pensar en cómo reducir las cargas y aumentar el apoyo a las mujeres que trabajan muchas horas o de forma irregular, sin restringir su capacidad de trabajar cuando lo deseen”.
En su opinión, “unas prácticas de trabajo más justas podrían beneficiar tanto a los trabajadores como a los empleadores de ambos sexos”.
- Las mujeres que trabajan muchas horas están en minoría –solo el 4 % en la muestra trabajaban 55 horas o más a la semana–. Esto puede ponerlas bajo presión adicional.
- Las que trabajan más horas tienden a estar empleadas en ocupaciones dominadas por hombres, y esto también puede contribuir al estrés.
- Los fines de semana de trabajo de las mujeres tienden a concentrarse en trabajos del sector de servicios mal pagados, que se han relacionado con niveles más altos de depresión.
- Muchas mujeres se enfrentan a la carga adicional de realizar una mayor proporción de trabajo doméstico que los hombres.