Para decirlo diplomáticamente, la expectativa de muchos de los países más exitosos es que la gente haga lo que se les dice.
Cuando se trata de las clasificaciones mundiales de educación, parece repetirse la misma historia. Las superpotencias educativos asiáticas toman todos los primeros puestos y el resto del mundo queda sumido en la duda y la recriminación.
La semana pasada Singapur clasificó como el mejor en el mundo en matemáticas y ciencia en el informe TIMSS, que compara el desempeño de estudiantes a nivel internacional.
Esta semana, la OCDE publicó sus clasificaciones internacionales de las pruebas PISA, que se realizan cada tres años y miden el desempeño en ciencias, lectura y matemáticas de más de 500.000 adolescentes de 15 años en 72 países. ¿Los mejores? Singapur, Japón y Estonia.
¿Qué tienen en común estos países?
1. Están en Asia oriental
No parece haber escape en la implacable geografía de las clasificaciones de educación.
Singapur está ahora en primer lugar, seguido por Corea del Sur, Hong Kong y Japón. Shanghái ha sido un gran contendiente, pero las pruebas PISA en esta ocasión incorporaron a la ciudad a otras partes de China. Y hay que añadir a Taiwán, Macao y Vietnam a esta lista.
2. Así es y ya está: obediencia total
Para decirlo diplomáticamente, la expectativa de muchos de los países más exitosos es que la gente haga lo que se les dice. Una cultura obediente, conformista y centrada, un sentido de propósito colectivo o incluso un Estado de un sólo partido de los tradicionales suelen ser elementos que dan mejores resultados. Pero hay excepciones: los finlandeses consiguen un alto rendimiento con un fuerte sentido de independencia liberal.
3. Conviene no tener recursos naturales
Hay un fenómeno en la educación llamado "la maldición de los recursos", pues las economías basadas en riquezas naturales -como las que dependen de sus vastas reservas de petróleo- tienden a rendir menos en la educación.
4. Apuesta por los maestros
Andreas Schleicher tiene un eslogan: "Ningún sistema de educación puede ser mejor que la calidad de sus profesores".
Y la clasificación del TIMSS de la semana pasada llevaba el mismo mensaje: el éxito está inseparablemente unido a la oferta de docentes de buena calidad. Todo se reduce a invertir en los maestros.
5. Ser nación joven
Si bien es cierto que los del selecto círculo de ganadores son culturas antiguas, una característica curiosa es cuántos son relativamente nuevos como Estados-nación o tienen fronteras recientemente reconstituidas.
6. Tener un vecino grande que te eclipse
Otra característica sorprendentemente de los principales países en la educación es cuántos tienen que competir con un vecino mucho más grande. En las historias de éxito de Europa en los últimos años -Finlandia, Polonia y Estonia- todos tuvieron que salir de la sombra del antiguo bloque soviético. Corea del Sur y Hong Kong están en contra de la China continental. Singapur es una pequeña ciudad Estado rodeada de grandes vecinos con poblaciones mucho mayores.
La educación les permite competir en las ligas mayores.
7. No es una competición eliminatoria
El secreto está en llevar a todos a triunfar, no en asumir que sólo unos pocos lo lograrán.
Las tablas de clasificación de la educación se basan en la proporción de jóvenes que llegan a algún punto de referencia de la capacidad. Los ganadores serán aquellos que asuman que todos deben cruzar la línea de llegada, incluidos los más pobres, lo que es una característica distintiva de los sistemas principales de Asia. Sus mejores profesores se dedican a los alumnos más débiles para asegurarse de que todo el mundo tiene un nivel básico. Por el contrario, Occidente tiende a abordar la educación como una carrera de caballos, con la expectativa de que muy pocos de los corceles que comiencen la carrera lleguen a la meta. Y las clasificaciones reflejan esa diferencia fundamental.
8. Escoger lo mejor
Es difícil separar los sistemas educativos de la política y la cultura en la que se desarrollan. Por mucho que a todos les gusta hablar de "innovación", hay un montón de presiones en contra del cambio. Pero muchos de los países con alto rendimiento no tienen ningún problema en apropiarse de las mejores ideas de otros países e incorporarlas en sus propias escuelas.
9. Planificar a largo plazo en un mundo que funciona a corto plazo
Puede tomar 10 años antes de que los cambios en un sistema de educación marquen alguna diferencia positiva en el ranking mundial. Eso no es un gran incentivo para la fugaz vida útil de la oficina ministerial. Pero el gran mensaje es que se necesita consistencia y continuidad.
10. Si todo te falla, no culpes a los demás
Las sociedades y los gobiernos pueden vanagloriarse de cualquier cosa que tenga éxito y culpar de lo que no hacen bien al legado anterior o a los agentes externos.
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