Samuel González Guzmán, presidente ejecutivo de la Fundación E, define de un emprendedor “todo terreno”, algo que cualquier persona que realmente lo desee puede lograr.
Quienes saben lidiar con las problemáticas y cambios son innovadores; además, no buscan sólo dinero, son todo terreno. Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Bill Gates y Larry Page junto con Sergey Brin son emprendedores destacados de la era moderna con empresas líderes en el mundo por cambiar el mundo, pero ¿cómo lograron tanto teniendo pocos recursos?
Estos hombres no comenzaron su proyecto por retribución económica o pensando en la fama, sino por pasión de aportar algo de valor y resolver problemáticas, lo que los llevó a convertir el emprendimiento en un estilo de vida, algo en su ADN, que perdurará siempre y que difícilmente dejarán de amar.
Ellos son capaces de sembrar semillas y obtener grandes frutos, lidiar con las problemáticas, cambios y siempre son innovadores, cualidad que Samuel González Guzmán, presidente ejecutivo de la Fundación E, define de un emprendedor “todo terreno”, algo que cualquier persona que realmente lo desee puede lograr.
Para González, hay mucho talento emprendedor en México; sin embargo, no dan el salto por falta de información e investigación del tema.
Por ello, hizo una guía sobre lo que nadie dice de emprender a partir de experiencias y un sentido más humano, dejando en claro que no se trata de un negocio o de generar dinero, sino de un estilo de vida, una pasión sin fin. El objetivo es pasar de un contexto social, político, económico y tecnológico, a un generador de cambio basado en innovación y disrupción para crear empresas exponenciales.
“Busco contribuir para que el emprendimiento sea mucho más profesional. Debemos entender qué es el sistema, cómo funciona, qué hace, su interacción, cómo solicitar recursos financieros y aprender a afrontar las negativas de todo el proceso. También doy herramientas para emprender analizando las necesidades y tendencias, sin copiar”, dijo durante la presentación de su libro 4x4 Emprendedores todo terreno.
En las páginas de 4x4, González explica que se debe fomentar la cultura emprendedora desde un punto de vista no monetario, uno que permita ir más allá del modelo de negocios; transformar el estilo de vida de una sociedad y el mundo; mejorar la economía y al mismo tiempo cuidar el medio ambiente, con prácticas de comercio justo e impactar positivamente en el entorno social y familiar; transformar los valores y cultura donde desarrollen sus proyectos, y crear puentes institucionales.
En este sentido, Feher Ferenz, director de la consultoría Feher & Feher, señaló que si el país busca salir adelante, se requieren más personas haciendo lo que amen y que ello les permita emprender.
“Si hubiera más personas que amaran lo que hacen, el mundo sería mejor. Los mexicanos tenemos una creatividad maravillosa, pero carecemos de herramientas para salir o creemos que por no tener buena posición económica, no podemos emprender. Esto no es cierto”, destacó.
Feher quien escribió el prólogo de 4x4, enfatizó que emprender es una forma de ser, un estado que genera felicidad y bienestar, algo que todos pueden lograr porque no depende del nivel socioeconómico, basta con tener pasión, dedicación y una visión de generar cambios.
Ser todo terreno
Para ser un emprendedor todo terreno, González refiere que hay cuatro fases: elegir, empoderarse, comenzar donde se requiera la tracción 4x4 y emplear la magia de la evolución.
La primera consiste en definir las pasiones personales, cualidades que se poseen, modelo a implementar, investigación del sector, establecer equilibrio entre la empresa y vida social; además, es momento de las decisiones y tener la intención de comenzar y dar un salto al vacío donde hay riesgos, miedos e incertidumbre.
“Si decidiste emprender, entonces te sugiero establecer una intención clara; no es redactar un plan bonito de negocios y mandar a hacer tus tarjetas de presentación, sino es arremangarte y ponerte a vender”, destaca en el libro.
También se trata de recordar que emprender es divertido y una tarea de todos los días, porque a partir de ello surge la creatividad e innovación.
La segunda fase es potenciar la disciplina, liderazgo, proactividad, flexibilidad, creatividad, compromiso y entrega; conocer de todos los procesos de la empresa tanto lo administrativo como lo legal; diseñar la marca; comenzar a atraer clientes y dejar en claro por qué es la empresa.
Reflexiona: “¿para qué quiero esa empresa? ¿Cuánto ganaré con ella? ¿Para qué quiero esos ingresos? ¿Cuál es mi estilo de vida óptimo? Dedícate a redactar esos objetivos de forma clara, medible, en tiempo realista, pero que a su vez sea un reto”.
En la tercera fase, el enfoque es establecer el adecuado plan de negocios, comenzar con alianzas, relaciones y redes, tener los primeros clientes, conocer a la competencia y combatir a los tiburones y cangrejos que puedan presentarse.
En cuarta fase está saber elegir a los socios, acercarse con proveedores, gestionar pagos, contratar empleados, definir el esquema laboral, las prestaciones, ser atentos a los detalles y celebrar lo que se está haciendo a pesar de tener inconvenientes.
“Con frecuencia afrontamos cambios, que implican salir de la zona de confort, que suponen situaciones incómodas o no deseadas; sin embargo, el proceso de crecimiento de una empresa y el tuyo como empresario implican una evolución permanente. Si lo ves y aceptas como parte del camino y mejor aún lo puedes prever y planear, en verdad se vuelve algo mágico y divertido”, finalizó González.