La reunión del G7, que se realiza en un contexto de temor ante una recesión económica mundial, tiene lugar además en un momento marcado por la disensión internacional en torno a una serie de asuntos.
Biarritz, Francia.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insistió este domingo en que mantiene buenas relaciones con los líderes del G7 reunidos en Francia, a pesar de las primeras divisiones que han aflorado en torno a frentes políticos que van desde su guerra comercial con China hasta Irán, Corea del Norte y Rusia.
La reunión del G7, que se realiza en un contexto de temor ante una recesión económica mundial, tiene lugar además en un momento marcado por la disensión internacional en torno a una serie de asuntos.
“Antes de llegar a Francia, noticias falsas y repugnantes dijeron que las relaciones con los otros seis países del G7 son muy tensas y que los dos días de reuniones serán un desastre”, escribió Trump en su cuenta de Twitter poco antes de reunirse con el nuevo primer ministro británico, Boris Johnson.
“Bueno, pues estamos teniendo reuniones muy positivas, los líderes se están llevando muy bien y nuestro país, económicamente, lo está haciendo muy bien. ¡Los rumores del mundo!”, escribió.
Sin embargo, las tensiones se pusieron de manifiesto pronto tras la primera jornada de conversaciones entre los líderes de Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos en la localidad vascofrancesa de Biarritz, en el suroeste de Francia.
Antes de salir de Washington, Trump elevó la tensión de su guerra comercial con Pekín al anunciar otro aumento arancelario, y pidió a las empresas estadounidenses que abandonen China.
Boris Johnson expresó el sábado su preocupación por un panorama internacional cada vez más proteccionista y dijo que quienes apoyan los aranceles “corren el riesgo de convertirse en culpables de la recesión de la economía mundial”.
Acentuando la discordia internacional incluso antes de que se iniciara la cumbre, Trump amenazó al anfitrión de la reunión diciendo que Washington gravaría el vino francés “como nunca antes se había visto” a menos que París renunciara a un impuesto digital sobre las empresas tecnológicas estadounidenses.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que participa en los debates del G7, advirtió que la UE respondería “con la misma moneda” si Trump ejecuta su amenaza.
Además, altos cargos de Estados Unidos han acusado a Macron de buscar “dividir el G7” centrándose en “cuestiones de nicho” más que en las principales preocupaciones globales, con una agenda que aborda asuntos sociales y medioambientales.
Francia lo negó, señalando que la sesión inicial del domingo se centra en la economía, el comercio y la seguridad, áreas de fácil consenso antaño, pero que ahora son fuente de grandes fricciones.
Trump también pareció desacreditar los esfuerzos franceses por mediar con Irán, diciendo que si bien estaba contento de que Macron se aproxime a Teherán para rebajar las tensiones, Estados Unidos seguirá adelante con sus propias iniciativas.
El presidente estadounidense también se mostró en desacuerdo con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en torno a la gravedad de la serie de lanzamientos de misiles de corto alcance de Corea del Norte, afirmando que no suponen una violación de las leyes internacionales y que están en línea con lo que otros están haciendo. Abe, de pie junto a él, dijo que violaron las resoluciones de la ONU.
Surgió un último frente de fricciones en torno a la readmisión de Rusia del grupo, por la que Trump aboga frente a las diferencias de los demás miembros. Rusia fue excluida en 2014 tras la anexión de la península ucraniana de Crimea y su apoyo a una rebelión contra el Gobierno de Kiev en la región industrial de Donbas, en Ucrania oriental.