Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Para ser el primer gobierno de izquierda de la historia de México, es de esperarse que la agenda de justicia social y equidad tendría que ser uno de sus pilares más fuertes. Por ello llama la atención que salud y educación, los mejores instrumentos comprobados por cualquier economía para lograr movilidad social, prácticamente no hayan ocupado espacio dentro del mensaje de toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En educación lo que destacó es que echará atrás la reforma educativa de su antecesor, y en salud lo que mencionó fue el severo problema de diabetes y que habrá medicamentos gratuitos para todos, pero por primera vez ya delimitó: específicamente en zonas rurales.
El primer mandatario no quiso comprometerse con ningún otro planteamiento concreto para mejorar la delicada situación del fragmentado sistema de salud y ya no mencionó la palabra cobertura universal ni algo parecido.
Seguramente el equipo de salud, encabezado por el doctor Jorge Alcocer, que se prevé este lunes recibirá ya su formal nombramiento como secretario de Salud, irá delineando con mayor claridad el rumbo del sector, los retos y las estrategias bajo las cuales planea alcanzarlos.
Por lo pronto, en las instituciones más grandes ya hay titular designado y sólo esperan la formalización de sus cargos.
En el IMSS, sabemos que la línea para el expresidente del PAN, Germán Martínez, quien fue de los primeros designados, es en principio buscar reducir costos, no tanto contrayendo salarios sino adelgazando la estructura. Varios directivos ya están designados -sólo falta que los apruebe el consejo técnico-; por ejemplo, en lugar de una dirección de Administración y otra de Finanzas ahora será una sola y estará dirigida por el médico homeópata Pedro Zenteno Santaella. El doctor Mauricio Hernández, exdirector del INSP estará a cargo de Prestaciones Médicas, y nos dicen que podrían fusionarse otras áreas.
Conforme se ven las cosas, viene una restructura completa del IMSS. Y ahora con más recursos, la que de por sí ya es uno de los organismos de desarrollo social más grandes del mundo será una institución megapoderosa. Por lo pronto agregará la millonaria bolsa del Seguro Popular a ser ejercida a través de IMSS Prospera que le cambiará el nombre a IMSS Bienestar, conforme ha vislumbrado el doctor Alcocer.
En el ISSSTE queda el priísta Luis Antonio Ramírez quien ya había sido director de finanzas de dicho instituto. En el Consejo General de Salubridad, no se mencionan nombres pero podría quedarse por un tiempo el doctor Jesús Ancer, al igual que Antonio Chemor en el Seguro Popular pues finalmente será para entregarle la operación del fondo al IMSS y cerrar la puerta al salir.
Cofepris, acéfala y entre incógnitas
Donde está la mayor interrogante es en la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Julio Sánchez y Tépoz, quien era mencionado para continuar como titular del organismo regulador, lo cual generaba optimismo en el sector, al final no fue y entregó su renuncia el viernes.
Tras el ruido derivado de las acusaciones de corrupción contra el excomisionado Juan Carlos Gallaga -quien nos dicen por lo mismo fue hecho a un lado junto con otras funcionarias de Cofepris como Rocío Alatorre y Armida Zúñiga Estrada quienes igualmente venían trabajando desde hace meses con el grupo del gobierno entrante- la institución al final quedó acéfala y, mientras, como encargado de despacho está Delfino Pérez Lara. Otro que igualmente parece haber quedado fuera es el que ya se vislumbraba como próximo titular de Cofepris que era el médico yucateco José Novelo Baeza, a quien tampoco incorporaron ya en las últimas reuniones de transición. Los nombres mencionados ahora para Cofepris son el senador perredista Elías Moreno Brizuela y Emilio Jacques Rivera, de la Secretaría de Salud de Nuevo León.