Estos programas parecen ser más flexibles e igual de prestigiosos que los presenciales. Sin embargo, se pueden ver perjudicados por la escasa rigurosidad y el que los profesores no estén capacitados para operar en esta modalidad.
Son las 3.00 de la madrugada de un martes cualquiera. Probablemente la mayoría de los profesionales duerme, aunque para algunos esto no es así. Deben arreglárselas para salir de sus empleos, hacerse cargo de sus hogares y mantener sus puestos de trabajo. Se trata de los ejecutivos que se inscriben en un MBA online.
Es así como la IE Business School y Structuralia, ambas en España, y la London School of Business and Finance, en Inglaterra, tienen entre su oferta de posgrados cursos de este tipo.
Estas últimas han posicionado fuertemente los programas Blended, sistema que combina las clases virtuales con presenciales. Mientras la IE comenzó hace cinco años con el Global MBA, en Structuralia partieron hace diez años con este sistema y hoy cuentan con tres Executive MBA: en Construcción e Infraestructuras, Internacional en Construcción e Infraestructuras y otro para profesionales del sector Inmobiliario. Una vez que se concluyen estos programas, la Escuela entrega un título de la española Universidad Pontificia Comillas.
Mayor conectividad, junto con el que la totalidad de los profesionales posee computador, son algunas de las razones que impulsan estos MBA. Pero también se justifican porque los ejecutivos no están dispuestos a sacrificar sus puestos de trabajo, debido a que en varios casos se trata de profesionales jóvenes a los que les ha costado ascender a estos cargos.
Para Paris de l'Etraz, decano asociado de Programas Blended y profesor de Gestión Emprendedora de IE Business School, esta es una de las necesidades por la que surgieron en la escuela ese tipo de programas.
“Nos dimos cuenta que había mucha gente que quería sacar un MBA, pero no quería dejar su trabajo y las alternativas online estaban muy light, poco rigurososas. Fue por eso que la escuela decidió crear un programa Blended”, explica De l'Etraz.
¿La combinación perfecta?
Pero a diferencia de lo que se cree, no todos estos programas que dicen ser online lo son en su totalidad, ya que la mayoría combina las clases presenciales con aquellas desarrolladas a distancia.
Esto, a su vez, es visto por parte de las escuelas como algo favorable. Jesús García, director de Marketing de Structuralia, encuentra que entre los aspectos positivos está “la flexibilidad que tienen y el poder conciliarlo con la vida profesional y personal, sin olvidar las posibilidades de networking con el resto de alumnos provenientes de empresas representativas de su sector”.
Por estos resultados es que las instituciones se niegan, en parte, a dictar un curso netamente a distancia. “No queremos que sea sólo online. El sistema Blended es lo ideal, porque está combinado y no se pierde el contacto con los compañeros ni con los profesores. Por esto no queremos que sea cien por ciento online”, aclara De l'Etraz.
Y el camino que han seguido les ha dado la razón. Tanto en Structuralia como en IE la demanda ha sido constante, e incluso, en esta última el Global MBA crece más de un 20%.
A eso se suma que al ser un programa a distancia, los alumnos son más diversos y las clases más reducidas, lo que contribuye en el aprendizaje, en comparación con aquellos cursos más extensos y que son característicos de los presenciales.
“El 60% de los asistentes son latinos, asiáticos y estadounidenses. Cada uno acapara un 20%, respectivamente, mientras que el resto proviene de Europa”, dice De l'Etraz.
El efecto Facebook
Pocos han escapado a los encantos de esta red de trabajo con 500 millones de miembros. Sin ir más lejos, la London School of Business and Finance (LSBF) lanzó en noviembre pasado una versión on line para su MBA, nada menos que a través de Facebook.
Y la convocatoria ha sido increíble, explican en la escuela, con más de 80 mil seguidores en esa red social.
Se trata de un programa que cuenta con 80 horas de clases, que incluye videoconferencias, estudios de casos y mesas redondas del estilo de empresas como Deloitte y Accenture.
“Somos una escuela de negocios que abarca la tecnología para innovar en el negocio de la educación. Así que cuando Bill Gates predijo que en cinco años las mejores clases del mundo se encontrarían en la web, se entiende que se dio un paso más allá con la creación de redes sociales”, comentan en la LSBF.
La escuela de negocios aclara que el revolucionario curso se debe a que han puesto en marcha el "probar antes de comprar".
“Pensamos que puede atraer a personas sin experiencia de negocios interesados en habilidades de aprendizaje, por ejemplo, un propietario de un salón de belleza que tenga la necesidad de escribir un plan de negocios para un préstamo bancario, o personas interesadas en la realización de un MBA de calidad, como un empleado que desea avanzar o profesionales con conocimientos empresariales que necesitan hacer frente a una situación nueva”, dicen en LSBF.
Junto con la accesibilidad que tienen estos cursos, también se generan competencias que en la actualidad son bastante demandadas.
Se potencia la habilidad de administrar el tiempo, desarrolla la interdisciplinariedad y fomenta la participación de estudiantes de diversos lugares geográficos.
A su vez, “motiva el uso de distintos esquemas de comunicación y de colaboración que son necesarios en un mundo donde las distancias físicas ya no son importantes”, dice Sonia Zurita, directora académica de la ecuatoriana ESPAE Graduate School of Management.
Poca rigurosidad, su peor pecado
Pese a los beneficios, los cursos impartidos únicamente por internet tendrían algunas desventajas. Entre ellas están; el perder el contacto con pares y profesores, los que pueden ayudarlos a generar lazos y más tarde redes de apoyo y trabajo; y la falta de entrenamiento de los académicos para llevar a cabo esta clase de cursos, pues en ocasiones no existen criterios rigurosos para seleccionar a los profesores.
A esto se agrega “el ritmo de estudio concentrado en el alumno afecta la percepción de éste en cuanto a la utilidad del programa, pues perjudica el ritmo de trabajo en equipo (en el caso que se incluya tareas o proyectos bajo este esquema) y puede afectar el prestigio del programa o Escuela de Negocios que imparte esta modalidad de estudio”, explica Zurita.
Pero también es cierto que estos cursos no pueden compararse con los programa presenciales, puesto que son diferentes: su público objetivo es distinto. “Se debe buscar un punto de equilibrio adecuado a las circunstancias de los participantes, en cuanto a limitación de su tiempo de dedicación y el conocimiento que tienen del entorno online para lograr el mayor aprovechamiento posible”, dice García.
A su vez, agrega Zurita, “estos son válidos y de buen nivel en función del compromiso y seriedad de la escuela de negocios que lo ofrece. Se debe planificar la metodología de trabajo adecuada para esa modalidad, con profesores preparados para controlar y monitorear el desempeño de los estudiantes y sobre todo capaces de generar la motivación necesaria aun considerando la 'soledad' en que los participantes desarrollan su estudio”.
Es esta soledad la que a varios les hace dudar en encarar un MBA on line y provoca que a pocas semanas de estar cursándolo lo dejen inconcluso.
Para evitar desertar, García dice que “es importante adaptarse a la situación y no actuar intentando dar los mismos pasos que se haría estando cara a cara. Hay que comportarse como cuando se está en Facebook, Twitter o Linkedin, donde no se tienes ninguna limitación para chatear, intercambiar impresiones y contactos o colaborar en un proyecto común”.