Estudio de la revista The Economist evaluó estabilidad; cuidado de la salud; cultura y medio ambiente; educación e infraestructura.
Un informe realizado por la revista británica The Economist –especializada en el análisis de relaciones internacionales y economía– situó a Buenos Aires y Caracas como la mejor y la peor ciudad para vivir en América Latina.
Entre las más destacadas, a la capital de Argentina le siguen Santiago de Chile, Montevideo, San Juan (Puerto Rico) y San José (Costa Rica). El top lo cierran Lima (puesto 6), Rio de Janeiro (7), Sao Paulo (8), Ciudad de Panamá (9), Asunción (10) y Quito (11).
En la vereda contraria, se hallan ciudades fuertemente convulsionadas y golpeadas por inestabilidad de orden político y social, así como por precarias condiciones de seguridad. Son ellas, en orden decreciente, Bogotá (12); México D.F. (puesto 13); Ciudad de Guatemala (14) y la que cierra el ranquin como peor vividero: Caracas, en el puesto 15.
Según el estudio, Melbourne en Australia es el centro urbano más habitable de las 140 ciudades evaluadas, seguida por Viena (Austria), Vancouver y Toronto (en Canadá). La ciudad de Calgary, también en Canadá, comparte el quinto puesto con Adelaide (Australia).
En el informe se advierte que muchos países en el mundo han caído varios puestos debido al aumento de las tensiones diplomáticas entre los países que pesan sobre la estabilidad. En el caso de Estados Unidos, The Economist llama la atención por una “creciente agitación civil” relacionada con movimientos supremacistas blancos y las políticas propuestas por el presidente Donald Trump.
La prestigiosa revista tuvo en cuenta cinco indicadores que permiten determinar qué tan buen vividero es la ciudad, según una calificación de confort relativo: estabilidad (que mide aspectos como la prevalencia de delitos, así como la amenaza de conflictos y disturbios); cuidado de la salud (calidad del servicio y disponibilidad de medicamentos); cultura y medio ambiente (nivel de corrupción, restricciones y bienes y servicios de consumo); educación (calidad y servicio público); y por último, la infraestructura (carreteras, calidad de transporte público, vivienda, entre otros).
En el caso particular de Bogotá, la ciudad se raja en el indicador estabilidad, logrando apenas 35 de 100 puntos, lo que indica –según The Economist– que “la mayoría de los aspectos de la vida están severamente restringidos”. En el caso de habitabilidad obtiene una nota de 59, 6 por lo que se concluye que “la capacidad de vida está sustancialmente limitada”.
La mejor nota la saca la ciudad en el indicador de cultura y medio ambiente, registrando 75,2 lo que indica que, en este aspecto, “el día a día está bien, en general, pero algunos aspectos de la vida pueden implicar problemas”.