Sucede con mayor frecuencia en zonas urbanas y en mujeres escolarizadas.
La maternidad es instintiva y posee una gran carga de decretos y expectativas sociales, económicas, religiosas, familiares y por ende, psicológicas. Es vista como sinónimo de realización. Económicamente fue concebida como la continuación de la empresa o el trabajo familiar. Y precisamente en la familia se define como el gran acontecimiento. No obstante, para muchas mujeres mexicanas lo anterior no aplica en su vida y cuando llega, no saben cómo asumirla. "La maternidad históricamente marcó a la mujer como la dadora de vida; no obstante, la realidad indica que para un grupo significativo de mujeres ha pasado a un segundo término, y cuando llega, les provoca diversos trastornos emocionales: desde depresión crónica, rechazo al hijo, mucha culpa e incapacidad para asumir su nuevo rol, lo cual les genera mucha frustración", explicó Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
"Este grupo de mujeres se quitó el yugo histórico que tuvo durante siglos y se dio cuenta que en la vida no todo es la maternidad. Al estar a la par del hombre se redefinió el paradigma que teníamos de la mujer - madre. La procreación se posterga hasta el límite y cuando llega el momento puede generar una crisis que tarda años en resolverse", dijo.
Según datos del Consejo Nacional de Población (CONAPO), en México la maternidad se ha postergado entrada la década de los treinta, sobre todo en las clases medias urbanas (Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara), donde la tasa de natalidad ha disminuido drásticamente; por ejemplo, el promedio de hijos por mujer es de 1.68 en esas ciudades. Sin embargo se ha observado un incremento significativo de mujeres que optan por postergar e incluso cancelar su maternidad, sobre todo en aquellas que son profesionistas y emprendedoras o que detentan o aspiran a tener altos puestos directivos.
Sotelo Arias sostuvo que a CEEPI acude un buen número de mujeres que literalmente les cuesta una "enormidad" asumir su nuevo rol: "Algunas vivieron episodios tristes en su infancia, donde todavía está latente el paradigma de la madre 'santa' y abnegada. Vieron que mamá sufrió constantes vejaciones y agresiones. Por ello, de forma inconsciente, perciben a la maternidad como un freno para sus aspiraciones. Del otro lado hay mujeres con alto grado de narcisismo, incapaces de dar su tiempo, su amor y dedicación a sus hijos", comentó.
Las mujeres que no pueden asumir su rol de madres tienen las siguientes características:
-Son mujeres exitosas o en vías de serlo.
-Tuvieron una infancia complicada y vivieron una mala relación entre sus padres, por lo que son incapaces de asumir su rol de madres.
No tuvieron oportunidad de identificarse positivamente con su propia madre y está bloqueado ese instinto desde el punto de vista psicológico.
"En CEEPI creemos que la maternidad es una opción gratificante para las mujeres. Si existe una incapacidad para ello, lo mejor es pedir ayuda profesional porque el problema no suele resolverse solo: tiene que haber una intervención que permite a la madre asumirse emocionalmente como tal, cuidar a sus hijos y al mismo tiempo continuar con su desarrollo profesional o laboral", concluyó.