ANUIES propone renovar la educación superior en México ante los cambios que exige la transformación tecnológica en el mundo.
En la actualidad, muchos factores han obligado a las universidades e instituciones de educación superior a cambiar la oferta curricular y las instituciones se han visto obligadas a analizar este proceso y generar nuevas carreras y formas de profesionalización.
El documento Visión y acción 2030, propuesta de la ANUIES para renovar la educación superior en México, recoge estos desafíos enmarcados por una cuarta revolución industrial o revolución 4.0, “Transformaciones marcadas por los efectos de la globalización, la ingeniería genética, las aplicaciones de la nanotecnología, la aparición de nuevos modelos de negocio, la automatización de procesos, la irrupción de las múltiples aplicaciones de la inteligencia artificial, la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas que modificarán fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos”, se lee.
“Todo esto tiene un enorme impacto en el proceso educativo, hay una presión muy fuerte en las universidades por innovar su oferta, métodos y modelos educativos; para que se reorganicen y diversifiquen”, aseguró el maestro José Aguirre Vázquez, director general de Planeación y Desarrollo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Enseñanza Superior (ANUIES), en entrevista para El Economista.
Agregó que dentro de ese proceso de diversificación, a la par hay un asunto inminente de desaparición de ciertas carreras. Por ejemplo, la actividad tradicional de un contador está en riesgo de desaparecer frente a la automatización y las grandes bases de datos con las que ahora se cuentan y probablemente se requiera de ingeniería fiscal, pero esto también es parte de una transformación.
Los perfiles se van modificando
Además del componente tecnológico, también se requiere gente con nuevas competencias. “Ante tan débil crecimiento del empleo y la precariedad del ya creado, también se requieren perfiles distintos en los egresados”.
En este contexto, hay un nuevo desafío social, requerimos especialistas, con un segundo idioma, capaces de trabajar interdisciplinariamente, con capacidades sociales y de trabajo con grupos interculturales (hoy los socios están por todo el mundo), “esas son presiones para las universidades, para modificar la currícula constantemente”. Hoy buscamos no solo empleados sino creadores de empleos.
Nuevos paradigmas generan incertidumbre
Esta revolución y uso de nuevos recursos tecnológicos trae también impactos sociales importantes. Cuando se rompen inercias y aparecen en nuestras vidas nuevos paradigmas se genera incertidumbre.
Sobre este punto el maestro Aguirre señaló que “hoy tenemos que formar jóvenes para la incertidumbre, no para la certeza, cuando una persona estudia derecho, por ejemplo, debe estar consciente de que ese derecho se va a transformar, por ello, en el proceso formativo debe enseñarse a aprender a lo largo de la vida”.
Agregó que es tan alta la incertidumbre y proceso de transformación que para muchas personas la reinvención será una constante, esto tiene que ver con la versatilidad, es decir, formación para la adaptación al cambio. “Las ofertas de trabajo requerirán cosas muy diversas, en ese sentido los nuevos estudiantes deben aprender a hacer cosas diferentes”.
Para ello, hablamos de universidades sumamente adaptativas y dinámicas. Pues, aunque tiene que haber una infraestructura tanto académica como física, de recursos materiales y de equipamiento, como columna vertebral en la formación de los estudiantes, todo lo demás debe ser muy flexible, incluso muchos recursos debieran obtenerse con herramientas como educación a distancia.
“No todo se podrá resolver con carreras largas, pues el conocimiento está en constante cambio, ese es el horizonte y en él se aprecia una posibilidad, aunque temeraria, pero probable. Podrían estar incluso en riesgo los títulos universitarios”. Esto responde a que probablemente hoy se requieren competencias muy puntuales que lleven meses o un año de aprendizaje, y no cuatro o cinco, tal como las carreras universitarias actuales lo plantean.
El funcionario también hizo hincapié en que la capacitación por parte de la industria será fundamental “tendrán que invertir en estos perfiles tan específicos”.
Visión de desarrollo regional y más allá
A través de los consejos regionales, la ANUIES siempre ha impulsado que haya una relación importante entre lo que ofrecen las universidades y lo que se necesita regionalmente, “siempre hay una preocupación por ver esta relación directa”.
Sin embargo, hoy también se viven métodos que no necesariamente obedecen a esta premisa, sino a procesos emergentes que tienen que ver con la innovación y la creatividad. Un ejemplo de ello es el estado de Querétaro, que ha impulsado la aeronáutica, “se volvió un modelo que se está replicando en otras entidades e incluso ya tienen una universidad tecnológica en aeronáutica y una industria. Esta es una nueva posibilidad de ampliar la oferta educativa y un polo de atracción de estudiantes de muchas otras entidades”.
Actividades de baja calificación
Este es un problema social, aseguró el maestro Aguirre; la reducción en el empleo se está dando en la menor calificación, sustituir esos empleos cada vez es más fácil, ante la pregunta ¿Qué hacer?, el funcionario aseguró que la inventiva, creatividad y la capacidad humana para imaginar, serán claves para el empleo.
Y explicó: Nuestro país tiene 38 de cada 100 jóvenes en las aulas, estamos 10 puntos por debajo del promedio de América Latina, si 38 están en las aulas, ¿dónde están los demás? Esta situación tiene consecuencias, no solo por el riesgo que corren esos jóvenes, pues hoy por hoy las aulas han sido un factor de protección para niños y jóvenes además de que gozan de un proyecto de vida, sino también tiene que ver con la capacidad de un país para ser competitivo y para propiciar su desarrollo.
Entonces, “no nada más es matricula, tiene que ver con desarrollo social y posibilidades de crecimiento económico, el dilema es que tenemos un gran rezago y el desafío es generar alternativas de desarrollo económico para todos los jóvenes”.
Aseguró que la alternativa tampoco es que todos vayan a las aulas por años, pues recordó que las capacidades en cada persona son distintas. Abogó por dignificar y valorar las carreras técnicas superiores: por ejemplo, sólo 170.000 de 4,2 millones de estudiantes siguen este tipo de estas carreras que además no se promueven y cargan con un prejuicio social, y sin embargo, tienen grandes áreas de desarrollo.
El maestro Aguirre concluyó que estamos en un tono turbulento, “quien lea este documento (Visión y acción 2030) tiene que comprender que no son aguas mansas, es cambio rápido, constante, con incertidumbre y en ese barco, tenemos que estar navegando y las instituciones tienen que estar preparadas para enfrentar una dinámica que se avecina, donde la innovación y el cambio social, deben ser fundamentales”.
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