No se trata de verse bien, sino -igualmente o más- de oirse y olerse bien. Pero los "feos" de voz chillona y aromas bruscos tienen su oportunidad: si duermen más y mejor que los atractivos, y representan mejor al promedio físico de su grupo, darán pelea.
Parecería que ser atractivo o atractiva es simple: basta con mirar por la calle (y fijarse en la cantidad de cosméticos que se venden y gimnasios que existen) para entender que para gustar hay que verse bien: genética, indumentaria y socialmente.
Puede no ser tan así. No es que ser “bien” visto no importe si de desear y ser deseado se trata, sucede que resultar “bien oído”y “bien olido” resulta tanto o más importante.
"Recientemente, la mayoría de los exámenes se han centrado en el atractivo visual, por ejemplo, el atractivo del rostro o del cuerpo", dice Agata Groyecka, investigadora de la Universidad de Wroclaw en Polonia. "Sin embargo, la literatura sobre otros sentidos y su papel en las relaciones sociales ha crecido rápidamente y no debe ser descuidada".
Ya sea por un olor corporal desagradable o una voz astillada, es fácil entender cómo la nariz y las orejas son tan importantes como los ojos al notar lo atractivo que es alguien. No es particularmente sorprendente que el atractivo abarque más que sólo la apariencia física, pero la mayoría de las investigaciones se han centrado en las miradas, descuidando los factores vocales y olfativos.
"Percibir a los demás a través de los tres canales entrega una variedad más confiable y más amplia de información sobre ellos", dice Groyecka.
Groyecka y sus colaboradores recorrieron recientemente más de 30 años de literatura para proporcionar una breve visión general de los pocos estudios que han estudiado el papel de la voz y el olor. Aunque no es extenso, este campo de investigación ya ha dado una idea de la cantidad y variedad de información que pueden ser reunidos por estos otros sentidos que, resulta, puede ser bastante.
Algunos hallazgos son relativamente intuitivos. Por ejemplo, cómo las personas que adivinan el género y la edad basándose sólo en la voz. Pero los oyentes también han demostrado ser expertos en la detección de una gama inesperada de características de una voz, incluyendo la dominación, la cooperación, el estado emocional, e incluso el tamaño del cuerpo del hablante. Sí, el tamaño.
Aún más sorprendentemente, otros estudios han demostrado que la gente puede deducir correctamente tipos muy similares de información basados sólo en olor. Recientes estudios de imágenes cerebrales también sugieren que las combinaciones -la vista y el olfato, por ejemplo- parecen ser sinérgicas, produciendo reacciones aún más fuertes de lo que se esperaría de la suma de las respuestas individuales.
El atractivo percibido afecta la vida cotidiana de varias maneras, influyendo no sólo en las relaciones románticas, sino también en las amistades y las interacciones profesionales.
La revisión de Groyecka también resalta una variedad de explicaciones evolutivas propuestas para estos aspectos multisensoriales de la atracción, como la utilidad de tener rasgos que pueden ser detectados tanto a distancia (voz y apariencia), como de cerca (olor).
"Espero que esta revisión inspire a los investigadores a seguir explorando el papel de la audición y el olfato en las relaciones sociales", dice Groyecka.
Lo interesante de este acercamiento triple a las fuentes sensoriales de la atracción es que no muestran que el “atractivo” puede distribuirse de una manera más general: un aspecto físico promedio puede realzar de manera poderosa con un aroma “bello”. O un mal aliento inderrotable se puede compensar con una voz con el eco y la profundidad o agudeza sorprendentes.
El poder de la belleza "local"
Lo anterior no explica por completo cómo es que en el “mercado” o universo de la atracción “a nadie (o casi) le falta Dios”. Una investigación de la Universidad de St Andrews ha encontrado un ángulo más que suma complejidad al tema: las caras de las personas que nos rodean influyen en quiénes nos parece atractivo.
El estudio, publicado por la revista Human Nature, examinó cómo la apariencia de la población humana en que vive una persona influye en sus preferencias faciales.
Los investigadores Carlota Batres, Mallini Kannan y David Perrett encontraron que la gente tendía a preferir parejas con las mismas características que las que conocían.
El estudio implicó preguntar a los sujetos masculinos y femeninos en diferentes áreas que los hombres y mujeres que encontraron más atractivos a partir de pares de cara manipulados digitalmente. Los investigadores también recogieron fotografías de los sujetos que fueron clasificados en línea por diferentes participantes que residen en otro país.
El estudio encontró que las características faciales comunes a la población de cada persona fueron consideradas como las más atractivas.
Por ejemplo, las caras de las mujeres en las zonas rurales de Malasia y El Salvador fueron calificadas como más “pesadas” que las caras de las mujeres de las zonas urbanas. Pero los sujetos masculinos y femeninos de esas zonas rurales preferían caras femeninas de aspecto más “pesado”.
Carlota Batres, que dirigió la investigación, dijo: "En un mundo donde se dice que" la belleza está en el ojo del espectador ", podría ser que" la belleza está en los rostros de los que vemos”. El mensaje sería: crezcan y sean como los que nos rodean.
Se necesitarán más investigaciones para examinar hasta qué punto este efecto puede extenderse. ¿Podría la adicción a cierto tipo de series, films o espectáculos podría llevarnos a preferir personas que se parecen a esos actores y artistas?, ¿una alta exposición a los rostros de los políticos también podría influir en nuestras preferencias? Esto último explicaría alguna pareja “inexplicables”.
Quizá no se necesite tanta investigación, sino releer a Charles Darwin, quien fue el primero que reconoció que las elecciones de pareja, en el mundo humano, no siempre estaban determinadas por las características del más apto, sino por lo que entendió que eran valoraciones de caracteres sexuales secundarios: tipos de labios, narices, ojos, alturas, gorduras, formas de comportarse. De allí la sorpresa cuando miembros de culturas diferentes se conocen, respecto de lo que cada uno de ellos considera bello o deseable si de sexualidad y pareja se trata. Hay una presión social explícita, pero también inconsciente, si de modelos de belleza se trata. Y no hay que explorar la belleza en el mundo aborigen australiano para constatarlo. Basta con comparar los concursos de belleza o el físico de los atletas de EE.UU. en 1950 y en 2017.
Los atractivos biendurmientes
De todas maneras, para aquello maltratados o por la genética (quienes no tengan puntos fuertes visuales, audibles u olfatorios a favor) y la cultura (aquellos cuyo aspecto no sea valorado o, incluso, sea rechazado por su cultura o su época), hay una esperanza: ser “buenos para la pestaña”. Esto es, dormir siempre bien.
Un tercer estudio, esta vez de la Royal Society Open Science del Reino Unido, demostró que sólo dos noches consecutivas de sueño restringido pueden hacer que se aparezca claramente mucho menos atractivo para los demás y, hacer que terceros pierdan todo interés en los maldormidos.
"La gente parece ser capaz de decir cuando alguien necesita dormir más, y están más inclinados a dejarlos solos en ese caso", escribieron sus autores.
Para llegar a esta conclusión los investigadores reclutaron a 25 voluntarios que aceptaron deliberadamente limitar su sueño por el bien de la ciencia.
A los miembros de este grupo, denominados "sujetos" en el papel, les sacaron fotografías dos veces, una vez después de dos noches consecutivas de sueño normal (aproximadamente 7,5 horas) y de nuevo después de dos noches consecutivas de sueño pobre (alrededor de 4,25 horas).
En ambos conjuntos de imágenes, los sujetos fueron fotografiados con una camiseta gris, con el cabello recogido de la cara y se les dijo que no se pusieran maquillaje.
A continuación, los investigadores mostraron las fotos a un conjunto diferente de 122 voluntarios que llamaron "evaluadores". A estas personas se les pidió que calificaran los temas sobre el atractivo, la salud, la somnolencia y la confiabilidad.
También se les preguntó cuánto les gustaría socializar con la persona en la foto.
Los autores del estudio encontraron que, en general, los evaluadores estaban menos dispuestos a socializar con los sujetos de aspecto cansado en comparación con los que estaban bien descansados. Además, también consideraban que los sujetos mal descansados eran menos atractivos, menos saludables y más somníferos en comparación con cuando estaban bien descansados.
La intuición del "tío" Jacques
El estudio no abordó la razón por la que una falta de sueño hace que otros quieran evitar a los mal dormidos, pero los autores tienen una hipótesis. Y es interesante. El flujo de sangre a la piel es fuertemente promovido por el sueño. Tal vez cuando no se duerme lo suficiente, eso deriva en un flujo sanguíneo restringido a la piel, lo que -a su vez- haría parecer a las personas más pálidas y cansadas.
"Todavía no estamos seguros acerca de esto", dijo Tina Sundelin, un estudiante de post-doctorado en psicología en el Instituto Karolinska en Suecia y la Universidad de Nueva York que dirigió el trabajo. "Los párpados colgantes e hinchados probablemente se deben a algo que no sea el flujo sanguíneo, pero aún no hemos estudiado eso", agregó.
Ahora, no todo el mundo parece peor después de unas pocas noches de mal dormir. "Para algunos participantes estaba muy claro a qué condición de falta o no de sueño pertenecía la foto, y para otros, prácticamente no había diferencia entre los dos", dijo Sundelin. Incluso, "un par de participantes fueron calificados como más atractivos después de la restricción de sueño".
Para los que se afean por la falta de dormir suficiente hay una buena noticia: Sundelin dijo que el café y el maquillaje podrían ayudar a una persona a verse más despierta.
"Algo tan fácil como sonreír podría ayudar", indicó. "Un estudio de 2013 mostró que las personas con falta de sueño parecen un poco más tristes, por lo que sonreír más puede contrarrestar los efectos de parecer cansado".
Así, desde la genética, pasando por la moda, y llegando a la relación con la almohada, el tema del atractivo se complica para los mismos “atractivos”. Lo que les da la oportunidad a los feos, “raros” y mal dormidos de jugar sus cartas para descollar. Pero aún aquellos hartos o hartas de jugar esos juegos y perderlos, hay una esperanza: Jacques Lacan, el discípulo de Freud que genera tanto amor como aversión, refiriéndose a las relaciones de pareja en la vida lanzó una de sus tantas frases seudoenigmáticas: “Cualquiera puede ser (el amor o la pasión de la vida), pero para que lo sea no tienes que creer que cualquiera puede ser”.
Y es cierto. Si sólo hubiera una “media naranja” ideal en todo el mundo para cada persona, los trabajos más buscados serían los de cajera de supermercado y chofer de bus.