Según estudios de Willis Towers Watson concluyeron que aquellas empresas que trabajan para mejorar la salud y el bienestar de sus empleados, superaron al Standar & Poor´s 500 en un 325% durante un período de 14 años, demostrando que una mejora de los hábitos de salud de los trabajadores puede reducir el ausentismo laboral hasta un 36%.
Está claro que la salud debería ser un valor estratégico como dimensión del bienestar sostenible y la calidad de vida de los trabajadores, dentro y fuera del ambiente de trabajo. Pero ¿cómo lograr esto en un mundo empresarial y laboral progresivamente más complejo?
Cada vez son más los sistemas de salud y los lugares de trabajo que ofrecen desafíos y oportunidades para mejorar la salud de los empleados y sus familias. Esto por la disminución de la calidad de salud en la población de estas últimas décadas, que afecta negativamente a la comunidad trabajadora y a los empleadores que buscan una fuerza laboral saludable y de alto rendimiento en una economía competitiva.
Los programas de bienestar en el lugar de trabajo, en función de su diseño, alcance y participación, han producido una mejora variable en los costos médicos y de salud. Los empleados saludables y comprometidos (incluyendo a sus familias) producen mejores resultados a nivel organizativo, traduciendo la atención médica en un servicio de alto valor a menor costo, generando mayor retención de antiguos y mejor reclutamiento de nuevos empleados talentosos que conllevan a una ventaja competitiva para las empresas en una era de escasez de personal laboral fidelizado.
En los últimos 30 años, se han desarrollado progresivamente mejores prácticas para elevar la salud de los empleados, la productividad y el desempeño organizacional. Los modelos integrados de salud y productividad están transformando la tendencia práctica de pensamiento aislado en “Silos” (“silo-ed” en inglés) hacia un modelo integrado, conocido como Organización Saludable, que cuenta con mejor y variada compensación, utilizando novedosos modelos de beneficios, políticas, medio ambiente, programas de bienestar, espacios que promueven estilos de vida saludables, además de la obligatoria identificación y control de peligros y riesgos, así como la promoción de la prevención en seguridad en el ambiente de trabajo. Por supuesto, se mantiene lo correspondiente a la atención básica médica curativa y de tratamientos.
Es evidente que la búsqueda del bienestar auténtico se aceleró. El poder de conexión social que subyace a los fenómenos de relación y contagio positivo y de motivadores intrínsecos que pueden ser muy personales y fuertes (propósito, pasión, misión) también se empezaron a desplegar. Ayudar a los empleados a ser competentes en la reducción del estrés y las técnicas de mejora del rendimiento cognitivo, como la atención plena, la meditación, el yoga y otras modalidades, son cada vez de uso y desarrollo más común y más solicitado. Además de esto, entornos diseñados con sistemas de apoyos humanos, comunitarios y saludables, así como modelos de elección en que se hace que “lo correcto sea lo fácil”, son cada vez más comunes en la creación y el mantenimiento de una cultura de salud (ej: nutrición saludable, ejercicio físico, espacios libres de humo, etc.).
La economía generada en el comportamiento preventivo y la alineación y aplicación cuidadosas de los incentivos financieros y psicológicos han demostrado su rentabilidad, informando cada vez más los mejores resultados del diseño y la implementación de sistemas integrales en beneficio del ambiente vida-trabajo.
En conclusión, la era de Organizaciones Saludables es esta y cuenta preponderantemente con intervención preventiva del abordaje completo del trabajador como ser integral. Los nuevos enfoques acelerados para prevenir condiciones y tratar de realmente revertir enfermedades crónicas costosas se están implementando a través de competencias de medicina de estilo de vida y modelos de administración. La expansión de las clínicas y sus funciones preventivas en el lugar de trabajo, el diseño arquitectónico con entornos que mejoran acciones en beneficio de la salud, la psicología social, las nuevas tecnologías, la economía del comportamiento y los mejores modelos integrados para incluir cada vez más a trabajadores y familiares se están implementando para aumentar su participación, desarrollo activo y empoderamiento, lo que sin duda dará lugar a cada vez mejores resultados.