Con lo que gastan al mes pagando una cuota mensual de un carro, podrían empezar a pagar un apartamento o ahorrar para un posgrado.
Aunque no le parezca, montar en bus todos los días podría hacerlo rico en algunos años. ¿Por qué? Los primeros años de la vida profesional están plagados de trampas de pobreza, es decir, esos factores y comportamientos que podrían alejar a las personas de un futuro con estabilidad y solidez financiera. Es por esto que debe pensar dos veces antes de incurrir en gastos como un carro, aunque sea su sueño de toda la vida, pues podría conducirlo a un abismo del que no podría escapar. La incomodidad y los pocos lujos son una buena inversión.
Es por esto que en Economía de Bolsillo le mostramos algunas de las trampas de pobreza en las que pueden caer los jóvenes. Algunas parecen insignificantes, pero pueden ser granos de arena que poco a poco lo pueden enterrar. En la mayoría de los casos, son riesgos que se pueden evitar sin realizar mayor esfuerzo, solo es cuestión de tener fortaleza mental y apostar por un futuro mejor.
El carro y los otros gastos ostentosos
Algunas personas lo ven como inversión, pero la realidad es que el carro (o un vehículo) es un pasivo: solo genera gastos y costos. Aunque pague cumplido, y que no le afecte tanto sus finanzas, el daño de los gastos ostentosos es el costo de oportunidad. Es decir, en lo que podría estar usando este dinero para otras cosas que le permitan tener un mejor futuro.
Piense que si asume una carga de un crédito de vehículo, también podría asumir un crédito educativo para un posgrado, podría financiar un intercambio que le permita dominar una lengua extranjera, o incluso para la cuota inicial de un apartamento. Y tenga en cuenta que todas estas cosas mantienen o incrementan su valor, mientras que un carro (vehículo) se deprecia cada kilómetro.
Mucho arriendo
Puede que parezca rudo, sobre todo porque podría no ser una opción para algunos, pero estar demasiado tiempo pagando arriendo lo alejará de la estabilidad financiera futura. Carlos López, de comparabien.com, afirma que “el dinero que cada mes usa para pagar el arriendo, podría usarlo para las cuotas mensuales de un crédito hipotecario”.
López agrega que “se pueden aprovechar algunos de los subsidios del gobierno para realizar esta transición (del arriendo al crédito hipotecario), como el leasing habitacional si es que no tiene lo de la cuota inicial. Al hacer las cuentas, y la investigación en diferentes entidades bancarias, es probable que encuentre un préstamo con cuotas mensuales que sean equivalentes a lo que paga de arriendo. De esta manera no sentirá mucho el impacto económico”.
Por lo que en este momento sí existen factores y auxilios que permiten escapar de esta trampa de pobreza.
Calcular mal el posgrado
No hay que estudiar un posgrado porque sí, porque es lo que todos hacen. Pues se debe tener certeza de que sí lo beneficiará, si se reflejará en un incremento sustancial en su salario. Es por esto por lo que se debe hacer un cuidadoso análisis de costo y beneficio, en especial si tuvo que pedir un préstamo educativo.
Precisamente en ese préstamo educativo es en donde se encuentra la trampa de pobreza, pues al pedirlo está prácticamente apostando que se van a dar las condiciones necesarias para pagarlo. De manera que si piensa endeudarse, debe procurar asegurarse de que el mercado laboral demanda el posgrado que estudiará, y que el salario promedio le permitirá pagarlo en un tiempo prudente y sin sacrificar calidad de vida(no quedar peor de lo que estaba antes del posgrado).
Se debe intentar salir del crédito educativo antes de cinco años, pues más allá de esto podría impedirle incurrir en otros endeudamientos necesarios, como el crédito de vivienda.
No ahorrar
No ahorrar es síntoma de una mala salud financiera. Por un lado, puede significar que tiene malos hábitos financieros, como que compre compulsivamente (ropa, los nuevos celulares), salga en exceso, abuse de la tarjeta de crédito, o que ni siquiera tenga claro su presupuesto mensual. Son comportamientos que lo llevan a estar siempre al límite o que incluso tenga un saldo negativo (deudas), impidiendo el ahorro.
Por otro lado, puede que sea una persona moderada, pero simplemente sus ingresos no le dan para cubrir sus gastos fijos (los de vital importancia). Por ejemplo, que pague un arriendo que represente más del 30% de su salario. Se trata de una situación desafortunada que también lo hace estar siempre al límite, incluso renunciando a los gustos.
Luis Benítez, director de Insolvencia Colombia, indica que “el simple hecho de no ahorrar es una trampa de pobreza, por lo que si es alguien que vive siempre al límite, es momento de reflexionar. Puede que se requiera tan solo un cambio de comportamiento, para que sea más moderado en los gastos. Y en otros casos pueda que se requiera hacer cambios más estructurales, como mudarse a un lugar no tan cómodo, pero con un arriendo costeable”.
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