Los procesos de transformación, además de ser eficientes, deben asegurar productos y servicios de calidad.
Las empresas tienen un impacto gravitante en el medioambiente. En ese sentido, los CEO y los colaboradores cumplen un papel fundamental en el cuidado del entorno, porque este se relaciona de manera directa con sus vidas. Puntos de vista Las organizaciones utilizan los recursos del medioambiente y son dependientes de él, ya sea de manera directa o indirecta. Si algo afecta al entorno, también perjudicará a las empresas. Por ejemplo, ¿qué podría ocurrir con un negocio que emplea la madera como materia prima para fabricar sus productos, si los bosques de donde las extrae son depredados? Otro aspecto que se debe considerar es que las personas que reciben los bienes y servicios de una organización se desenvuelven en el mismo ambiente. Cualquier daño al entorno los afecta y, por tanto, debilita su relación con la empresa. Un ejemplo son los efectos del cambio climático, como los desastres naturales, las inundaciones y los friajes.
Las empresas no solo operan en un determinado lugar, sino también viven en un medio ambiente. Si se afecta al entorno, pone en riesgo el futuro de los negocios y, en esencia, su subsistencia. Por eso, si no cuidamos el medioambiente, todos seremos víctimas. No olvidemos que la conciencia ambiental garantiza la sostenibilidad de una empresa.
Un crecimiento equitativo
La sostenibilidad de las empresas debe ser la finalidad de estas. ¿De qué sirve un éxito momentáneo o circunstancial, si afecta las relaciones con los stakeholders? Las organizaciones modernas y exitosas saben que más allá de la rentabilidad se debe lograr un estado de permanente creación de valor. Este se basa en el beneficio compartido, económico y social, que asegura su permanencia en el tiempo.
¿Qué se entienden por sostenibilidad? Es la satisfacción de las necesidades actuales, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas. Garantiza el equilibrio entre crecimiento económico, el cuidado del medioambiente y el bienestar social. En este contexto, las personas deben entender que sus actos individuales y colectivos afectan a los demás y a su destino.
La sostenibilidad implica lograr el desarrollo del presente, sin perder la capacidad de proyectar las implicancias en el futuro, así como ser conscientes de que el bienestar tiene diferentes aristas y pilares. Se trata de un logro integral, que es el resultado del equilibrio de diversos ámbitos y la administración equilibrada de lo ambiental, lo social y lo económico. Es un concepto que nos plantea la necesidad de mirarnos como sujetos y sociedad.
Reducción del impacto ambiental
Uno de los cambios urgentes en las empresas es analizar la cadena de valor para convertirla en una cadena de suministros sostenibles. Eso significa garantizar una adecuada gestión de materias primas y servicios, desde proveedores hasta fabricantes, y de proveedores de servicios hasta consumidores. El propósito es mejorar los impactos sociales y ambientales.
No solo se busca mejorar el uso de materias primas, sino también asegurar que estas no sean depredadas. Los procesos de transformación, además de ser eficientes, deben asegurar productos y servicios de calidad. Ello se logra mediante la práctica de las tres R:
- Reducir. Ser más eficientes.
- Reutilizar. Encontrar usos adicionales en el ciclo de vida de los materiales y los productos que los usan.
- Reciclar. Al terminar su uso, recuperar la mayor cantidad de recursos posible y volver al principio.
También es necesario promover un consumo responsable en los clientes, usuarios y colaboradores. De esta forma, debemos crear valor en prácticas concretas que incentiven el uso responsable de la electricidad, el agua, el papel e incluso la infraestructura. Las empresas deben contar con políticas de medioambiente y sociales, además de tener un compromiso con la innovación de productos y procesos con beneficios compartidos.
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