Los nombres latinoamericanos y españoles volvieron a figurar en la extensa lista de diseñadores que mostraron sus propuestas otoño/invierno en la pasarela de la moda en Nueva York, una temporada gélida que estuvo enmarcada, muy a tono, en las bajas temperaturas y nevadas que caracterizaron el esperado evento.
El venezolano Angel Sánchez, los mexicanos César Galindo, Rolando Santana y Ricardo Seco, el hondureño Carlos Campos, la uruguaya Gabriela Perezutti o el colombiano Edwing D'Angelo ofrecieron una notable muestra de la creación de moda que habla español.
Narciso Rodríguez, de origen cubano, y los veteranos Oscar de la Renta y Carolina Herrera, así como los españoles Custo Barcelona y Josep Font para DelPozo y Desigual, también ofrecieron sus mejores propuestas para hombre y mujer que fueron variadas, al igual que lo son los países que Elegancia es la palabra para describir el trabajo de la mayoría de los diseñadores latinos, entre los que destacó Rolando Santana, uniendo su fuerza creativa a los que ya son referencia en el competido mundo de la moda como Narciso Rodríguez y Angel Sánchez, o los que son una institución, como Oscar de la Renta y Carolina Herrera, que han creado un imperio.
Sánchez, que se dio a conocer por sus glamurosos y románticos vestidos de noche que han desfilado por muchas alfombras rojas, y sus vestidos de novia que han llevado al altar algunas famosas, encontró su musa en esta ocasión en "esa mujer que todas llevan dentro". En su propuesta chocan la inocencia de una "beata", con vestidos de cuello redondo, manga larga y bajo la rodilla o pantalones con blusas holgadas, y la sexualidad de la "otra mujer", la dominadora, que no tiene reparos en llevar amplios escotes hasta la cintura o a los costados, de mostrar la piel bajo transparencias. Arquitecto de profesión que también le acompaña en la pasarela, esta colección, que propone vestir a la mujer de blanco y negro, se destacó también por los cortes asimétricos y su perfecta construcción "La inocencia siempre tiene dos caras", según Sánchez, que llamó su colección "Inocencia oscura" y que en sus últimas tres colecciones se ha inspirado en una nueva musa, que no reprime sus pasiones, que se viste para seducir.
César Galindo, otro veterano de las pasarelas, se inspiró en una mujer activa, que es profesional, esposa o madre: la mujer de hoy, y que mostró en piezas para su firma "Czar", que pueden ir a la oficina, un cóctel o una fiesta casual, pero también incluyó un elegante vestido de lentejuelas para una fiesta más formal, así como los prácticos leggins con impresos que no faltan en sus colecciones para llevar con túnicas o pantalones tipo falda sobre el tobillo. La colección se trata de vivir muchas vidas en una, según el modisto, que al igual que Sánchez, bajó el ruedo de los vestidos para llevarlos sobre o bajo la rodilla.
Santana, que se ha abierto paso en la industria de la moda con su trabajo depurado y cortes perfectos mostró, una vez más, que la mujer puede lucir elegante en cualquier temporada y ser sexy aún durante el invierno, al mostrar vestidos negros con transparencias, otros ceñidos al cuerpo, faldas cortas, ajustados pantalones con lentejuelas, en una colección inspirada en dos obras del artista mexicano Gabriel Orozco, para la que eligió el negro y el marfil.
La vida de Nueva York, donde se ve todo tipo de gustos al vestir, inspiran las creaciones de Gabriela Perezutti para la mujer y de Ricardo Seco para el hombre. Además, Perezutti no olvida sus orígenes para inspirarse también en Uruguay, donde nació y creció, para fusionar la vida campestre con la urbana, de modo que la mujer puede llevar una blusa de encajes o bordados y acompañarlos con unos vaqueros o una falda corta. O, igualmente lucir un elegante vestido largo en pedrerías y cambiar el zapato de tacón alto por unos botines. Y sin olvidar el invierno, los suéters gruesos de lana y con diseños para llevar con leggins, vaqueros o con una falda de encajes típicos de a temporada otoño/invierno no faltaron en esta colección.
Seco, influenciado por la vida en su vecindario de Williamsburg, es otro diseñador que busca darse a conocer en Nueva York, luego de que lo hiciera en México, con sus propuestas más juveniles y atrevidas para el hombre y que en esta pasarela se inspiró en la década de 1960 y la figura icónica Jacqueline Kennedy, y la su entonces pequeño hijo John John. A de los sesenta, pero traída al presente, caracterizó los elegantes abrigos, en azul pálido y negro, en una colección que en general se caracterizó por rendir tributo a la Kennedy, cuyo rostro imprimió en varios suéters y su hijo, cuya imagen saludando el féretro de su padre centró la atención en algunos jersey.
Otro que tiene presente su origen en sus colecciones para hombres es Carlos Campos que en esta ocasión se inspiró en el gaucho para crear piezas holgadas, dando un giro al perfecto entalle de su trabajo, pero sin olvidar las terminaciones tipo sastre que son su sello, en esta propuesta compuesta por suéters con la imagen de un caballo galopando, por americanas, chaquetas, holgados abrigos y pantalones. Mientras que el colombiano D'Angelo se remontó al Reino Unido para una colección inspirada en la exitosa serie exitosa serie inglesa "Downton Abbey", para vestir al hombre y la mujer con tejidos Príncipe de Gales. El modisto propone también vestir al hombre con chaqueta de lentejuelas, ajustados pantalones pitillo o pescador a la rodilla, para el "look" citadino que no falta en su trabajo, mientras que las piezas para la mujer se compusieron de suéters, faldas y vestidos palabra de honor.
Narciso Rodríguez sigue apostando por la elegancia y sencillez que caracteriza su trabajo, que en esta edición de la moda estuvo inspirada en la escultora inglesa Lynn Chadwicka, mientras que el clásico Oscar de la Renta sigue fiel a la belleza conservadora de su trabajo, con bordados y elegantes trajes de chaqueta con raya para lucir elegante durante el día y en la noche lucir glamorosa con sus espectaculares vestidos largos. Carolina Herrera, al igual que Seco, también diseñó para una mujer moderna, futurista, porque según la venezolana "la moda no tiene fin", siempre es un reto que en esta ocasión se tradujo en chaquetas y vestidos con hombros redondos, piezas holgadas en la parte superior y más ajustadas y formas arquitectónicas. La paleta de colores de los latinos incluyó de todo, desde el elegante negro, color preferido de los neoyorquinos, al marfil y blanco no tradicional de la temporada, al verde intenso, los tímidos colores tierra, tonalidades de azul, el naranja o rojo.